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La crisis entre Vox y Olona remueve la piñata ideológica de la ultraderecha

Foto de archivo del líder de Vox, Santiago Abascal, junto a Macarena Olona, durante un acto electoral de Vox en Sevilla.

Alberto Ortiz

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Las peleas fratricidas no son patrimonio exclusivo de la izquierda. Cuando hace una década los conservadores en Europa lamentaban el crecimiento de formaciones extremistas a su derecha, en España la amplitud ideológica, el discurso ambiguo y el control del poder del PP de Mariano Rajoy sujetaban todas las sensibilidades a la derecha del PSOE. La aparición de Ciudadanos primero y, después, la de Vox, rompieron ese espejismo y el espacio político de la derecha se ha ido fragmentando paulatinamente.

El último capítulo consiste en una batalla entre la dirección del partido de Santiago Abascal y su exdiputada y candidata la Presidencia de la Junta de Andalucía, Macarena Olona, que ha desenvuelto una miríada ideológica en la que toman posiciones neoliberales, franquistas, neonazis, antivacunas, ultracatólicos o agitadores de bulos. La guerra se cobró esta misma semana la cabeza del hasta ahora secretario de Organización del partido, Javier Ortega Smith, al que se atribuye internamente el descontrol de los territorios y que ha mantenido discrepancias con la propia Olona.

El aterrizaje de Olona en Andalucía para las elecciones autonómicas de junio fue el disparador de una crisis inopinada en Vox que ha terminado apenas dos meses después con su salida del partido. La campaña andaluza de la candidata, natural de Alicante, fue errática. Comenzó con la polémica por su empadronamiento en Salobreña, un pueblo granadino en el que no ha vivido nunca. No acertó con el tono ni consiguió escapar de los clichés andaluces en sus discursos y actos. Apenas mejoró el resultado en escaños logrado en los anteriores comicios y, peor aún para Vox, no consiguió evitar la mayoría absoluta de Juanma Moreno, por lo que su partido no fue decisivo para la gobernabilidad de la comunidad. Un mes y trece días después de las elecciones anunció que dejaba la política por motivos de salud y que volvería a ocupar su plaza en la Abogacía del Estado. 

Su siguiente movimiento fue una llamada a sus seguidores para hacer juntos el Camino de Santiago. Ella arguyó una epifanía. “Es algo que queda en la intimidad del Santo Apóstol y la mía”, dijo, para justificar su decisión de hacer la ruta a pie hasta Santiago de Compostela, que luego utilizó como plataforma para relanzar su carrera política: “Estoy deseando sudar la camiseta pública”, dijo. 

El lobby ultracatólico

Más allá de las razones místicas, el contexto religioso elegido no parece casual. Hace pocos meses, la organización ultracatólica HazteOír anunció su ruptura con Vox al entender que la formación había abandonado los valores que hasta entonces compartían. Esta semana, su director, Ignacio Arsuaga, publicó una carta con el título ‘Macarena, no dejes de ser el azote de la izquierda’, que ya supera las 13.000 firmas en su web.

La ruptura del lobby ultracatólico con el partido se produjo en el contexto de las elecciones a la Junta de Castilla y León. HazteOír envió un cuestionario a Vox para que mostrase su compromiso con valores que considera irrenunciables: “La vida, la familia y la libertad”. “En este cuestionario les pedíamos que se comprometieran por escrito ante sus votantes a defender la vida, la familia, a frenar las leyes totalitarias LGTBI y liberar a los ciudadanos del yugo del adoctrinamiento de la izquierda”, decía una carta publicada en su web en la que lamentaban que Vox ni siquiera les hubiese respondido. 

“Vox, como el PP, comienza a dar señales de no querer comprometerse con los valores que dicen defender [...]. Desde HazteOir.org le recordamos a Vox su compromiso electoral. Aquello de que pelearían hasta el final por derogar las leyes ideológicas de la izquierda; lo de que ellos venían a hacer lo que la ”derechita cobarde“ no se atrevería a hacer jamás”, continuaba la carta titulada ‘Abascal: no dé la espalda a los ciudadanos’. 

La misiva lanzada esta semana por Arsuaga, el director de esta ONG católica ultraconservadora, tenía un tono muy diferente hacia Olona del mostrado contra Abascal en febrero: “Desde que entró en la vida pública en España hace tres años, Olona se ha enfrentado a las fuerzas que quieren destruir la familia, hacer desaparecer la Fe en España, y conceder al Estado todo el poder para controlar nuestras vidas”. 

En la carta pide apoyo a la exdiputada y traza una comparación: “Por eso animo a Macarena a que siga luchando como lo ha hecho siempre, como luchas tú, como lo hacemos en HazteOir.org y como lo hace [Giorgia] Meloni”. “Cada uno con su lucha, pero con el mismo objetivo en común: acabar con el aborto, la eutanasia, la ideología de género, pelear por la familia natural, impedir las restricciones a nuestra libertad con la excusa del COVID-19 y defender la unidad de nuestro país”, prosigue, para cerrar: “Y a ello animo a Macarena, a que luche, como ella quiera, pero sin hacer caso a los ataques y difamaciones que buscan amedrentarla y callarla”. 

La comparación con la líder de la formación neofascista Hermanos de Italia, que ha ganado las recientes elecciones en el país, se ajusta a la oportunidad y a dos hechos recientes. El primero, la participación de la más que probable futura primera ministra italiana en un mitin de Vox durante la campaña de Olona en Andalucía. “Sí a la familia natural, no a los lobbies LGBT [sic], sí a la identidad sexual, no a la ideología de género, sí a la cultura de la vida, no al abismo de la muerte, sí a la universalidad de la cruz [cristiana], no a la violencia islamista…”, arengó ese 12 de junio en Marbella. 

La segunda, un sentido homenaje de la alicantina a Meloni tras su victoria electoral en el diario El Independiente con el título ‘Giorgia, sei inspirazione’. En el texto, escribe que se siente inspirada por esta mujer “madre, italiana y cristiana”, que defiende la “identidad”, la “familia”, la “religión” y la “patria”, pero que sobre todo ha llevado a su fuerza política del “4% electoral de 2008” al “25%” en las pasadas elecciones. Meloni, aunque esto no figura en la dedicatoria de Olona, ha reemplazado en poco tiempo al hasta ahora líder de la extrema derecha italiana, el exministro del Interior y líder de La Liga, Matteo Salvini.

Alvise, Federico y los “bebelejías”

Después de hacer la ruta a pie hasta la catedral de Santiago de Compostela, Olona emprendió una gira por diferentes puntos de España y Latinoamérica, con varios actos en universidades. Entre medias, dio dos entrevistas en las que deslizó la posibilidad de emprender un camino político alternativo a Vox, pidió al mismo tiempo una reunión con Abascal para aclarar las cosas y criticó la democracia interna dentro del partido.

El 15 de septiembre, entre todo el revuelo en la extrema derecha a costa de las declaraciones controladamente ambiguas de Olona, Abascal acudió a la emisora de Federico Jiménez Losantos, quien le preguntó por su salida del partido y por una reciente foto con el exbanquero Mario Conde. “Una abogada del Estado con un ladrón de bancos. ¡Nuestra Macarena! ¿Qué pasa?”, le preguntó el locutor. Abascal guardó silencio unos segundos, dijo no saber explicar “muchas cosas”, confirmó que había abandonado Vox y le trasladó que era libre de hacer lo que considerase. 

A pesar del “¡Nuestra Macarena!”, Jimenez Losantos había criticado de forma muy dura la campaña de la alicantina en Andalucía: “Está tan equivocada que muchos piensan que está voluntariamente equivocada, que había que acabar como la Ayuso de Vox. Yo en esto creo más en la estupidez humana y en la capacidad para meter la pata que tienen los partidos, sobre todo nuevos”. 

Losantos no forma parte lógicamente del espectro mediático de la izquierda, pero tampoco es la primera vez que vierte críticas a miembros o a pensamientos de Vox. Hace justo un año, recibió una campaña de acoso desde sectores de la ultraderecha y movimientos antivacunas por calificar de “irresponsable” la negativa de Abascal a responder si se había vacunado o no contra el coronavirus. El periodista les respondió: “Ultracarcas bebedores de lejía, que dicen que con cloruro sódico te limpias el cuerpo y no tienes que vacunarte o que el COVID es falso”. También los describió como “extremistas descerebrados” o “cuatro nazis en paro”.

Curiosamente, en ese nicho antivacunas y conspiranoico Olona ha encontrado seguidores como los agitadores de bulos Javier Negre y Alvise Pérez. Alvise, un exasesor de Toni Cantó conocido por escrachar en redes a políticos con la difusión de información mayoritariamente falsa sobre sus vidas privadas, se prodiga en su canal de Telegram con militancia negacionista sobre el coronavirus y bulos de distinto tipo. Algunas de estas campañas son contra miembros de Vox. El año pasado, por ejemplo, cargó contra el diputado médico de la formación de extrema derecha Juan Luis Steegmann por defender las vacunas y lo acusó de cobrar “sumas millonarias” de empresas como Pfizer, algo que desmintió el partido. 

Alvise presume de su desvinculación partidista en su canal de Telegram, en el que vuelca todo su contenido después de que Twitter suspendiera su cuenta en mayo de este año por difundir en ella información falsa. A pesar de esa supuesta neutralidad, en el historial de su chat proliferan mensajes de apoyo a la exdiputada. “Podría militar en cualquier otro partido y la seguiría apoyando. Aquí no nos importan las siglas; nos importa la prez y honra de quienes luchan con principios contra la MAFIA que lleva décadas sometiendo a nuestro país. Felicidades, Macarena”, decía en mayo de 2021. 

Desde la salida de Olona de Vox, su militancia es mucho más activa. “El Ministro Marlaska retira la seguridad a la Conferencia de Macarena Olona de este Jueves 15 en Granada y a ella misma alegando que ”ya no es cargo público. Se solicitó mayor seguridad por las amenazas de grupos organizados de ultra-izquierda para sabotear la charla. Allí os veo mañana en persona“, anunciaba el 11 de septiembre, antes del acto en el que Olona fue finalmente escoltada por agentes antidisturbios, que sacaron a manifestantes a rastras fuera del recinto en momentos de tensión entre detractores y seguidores de la exdiputada. 

Alvise se dedicó en los días siguientes a difundir información personal sobre algunos de los militantes de izquierda que protestaron contra la presencia de Olona en la Universidad. También aprovechó para cargar contra Losantos por pedir a la exdirigente que se quedase en casa.

Meses antes, tras las elecciones andaluzas, Alvise había hecho un análisis del resultado en su canal: “La campaña de VOX ha provocado, como advertí, que el ”efecto Olona“ no supere los +2 escaños por la mala conceptualización estratégica de la campaña. Aunque mi titular es otro: El 41,6% de los andaluces han decidido NO participar en este sistema partitocrático corrupto. ¿Y si aglutináramos a toda esa abstención en el mayor movimiento civil de la Historia de España?”.

Las dos “almas económicas”

Una forma de responder a esa pregunta al aire de Alvise la propuso esa semana el portal Electomanía con una simulación electoral de dudoso valor estadístico de la que extraía que una formación liderada por Olona permitiría al bloque de derecha sumar escaños suficientes para formar gobierno. La exdiputada, que podría haber optado por no pronunciarse, publicó un tuit con la encuesta y el siguiente comentario:“ Yo, ahora, me limito a caminar como española. Sin más pretensión que luchar a vuestro lado. El lugar donde quiero estar”. 

Olona, mientras tanto, trata de dibujar una línea política propia. Esta semana se reunió con una asociación de trabajadoras sexuales para posicionarse en un tema, la prostitución, sobre el que Vox no tiene una postura demasiado definida. The Objective, uno de los medios cuyas informaciones ha distribuido en su perfil en las redes Olona estos días, titulaba así este miércoles: “Olona se verá con prostitutas para marcar perfil propio frente a la indefinición de Vox”. En ese medio, la escritora Lucía Etxebarría publicó una columna en su defensa a finales de septiembre. También ha buscado rentabilizar su cercanía con sindicatos ultra de Policía como Jusapol, junto a los que se manifestó a finales de mes.

También ha esbozado una división interna en la formación de extrema derecha entre una rama económica neoliberal y otra de corte falangista, más inclinada a la participación del Estado en la economía, una discusión ideológica común por otro lado en todos los grandes movimientos de extrema derecha en la actualidad. Olona apuntó a la existencia de esta pugna el fin de semana, apoyándose en una columna del director de VozPópuli, Jesús Cacho, en la que se colocaba a Jorge Buxadé, vicepresidente político del partido, en el lado “falangista” y a Víctor González, hasta esta semana vicepresidente económico, y Rubén Manso, dentro del sector más liberal. 

El texto estaba lleno de entrecomillados anónimos de dentro del partido con duras críticas a Olona (“¿Cómo a una mujer tan inteligente se le puede haber ido la olla de esta manera”). Ella publicó un tuit con una captura del artículo y respondió: “Dos Vicepresidentes con almas económicas opuestas pueden convivir. Salvo que se entre en el juego sucio de filtrar (hoy en @voz_populi) para atacar al otro sin dar la cara. Así se destruyen los proyectos. Cuando el ego se antepone al interés común. Y esto no es lo que toca ahora”. Es difícil saber por qué alma económica se decanta una política que se inspira en Meloni y en Mario Conde al mismo tiempo.

El viaje en solitario de Olona tiene un devenir incierto, pero con su ruptura se ha llevado por delante una característica hasta ahora inmutable de Vox, su unidad monolítica bajo la batuta intocable de Abascal. El líder de Vox, para atajar mayores sangrías, ha cortado la cabeza de Javier Ortega Smith que este jueves era sustituido al frente de la secretaría general y en Organización por Ignacio Garriga, candidato a la Generalitat en las últimas elecciones catalanas, quien tendrá la misión de poner orden en los territorios a las puertas de las autonómicas y municipales de mayo. Ortega Smith sustituirá dentro del partido a González como vicepresidente económico, en lo que parece una decantación de la dirección por una de esas dos almas económicas.

Una vez abierta la veda de la discusión interna por la vía de la fuerza, el diverso mundo ideológico de ese espacio político comienza a posicionarse, a la espera de comprobar si el fenómeno de la abogada del Estado puede devorar a su padre e imitar al de su inspiración italiana. 

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