CurArte: historias que sanan

El pasado 7 de julio, sin embargo, una novedad rompía su rutina. Provistos de papel, bolígrafos y lápices, asistían por primera vez a un taller de escritura creativa. “Han participado con muchas ganas, respondido a todas las propuestas. Les ha gustado jugar con las palabras, compartir lo que creaban. Se han reído, se han alabado y ayudado entre ellos, y todos han querido conservar sus producciones”, cuenta la profesora, escritora y poeta Elisa Velasco.
Esa fue la primera de cuatro sesiones celebradas a lo largo del mes. En cada una, Elisa Velasco y Mercedes González, coordinadoras de la Escuela de Literatura Aplicada Función Lenguaje, les plantearon actividades lúdicas que suponían retos con el lenguaje (juegos de mímica, hacer versiones cómicas de sus canciones favoritas o inventar seres inexistentes, describirlos y ponerles nombre), así como ejercicios de escritura para canalizar sus sentimientos.
Estos menores pasan una media de un mes ingresados, y muchos sufren varias hospitalizaciones a lo largo del tiempo. “Algunos hanganado confianza; chicos que al principio no querían leer sus cosas, o no se mostraban muy receptivos, han terminado exponiendo todo lo que hacían y entusiasmados con las actividades. También hemos visto un cambio de actitud, de manera que en muchos casos sus perspectivas han girado hacia la búsqueda de soluciones positivas”.

Unos cuentos muy especiales
Detrás de estos talleres está la Fundación CurArte, una ONG que busca mejorar la calidad de vida de los niños ingresados y con la que, por primera vez, colabora la Fundación Coca-Cola. “El objetivo es que se entretengan, desarrollen sus capacidades y habilidades, potencien su creatividad y olviden durante un rato su enfermedad”, afirma la directora de la Fundación CurArte, Pilar García-Valdés.
Cada una de las sesiones tuvo un capítulo especialmente emotivo, cuando los chicos leyeron primero y trabajaron después con unos relatos muy especiales, añadiendo su propio final o incluso reduciéndolos a los 140 caracteres de Twitter. Se trata de los relatos cargados de esperanza, ánimos y humor que habían escrito para ellos otros chicos: los ganadores de la 56ª Edición del Concurso Coca-Cola Jóvenes Talentos de Relato Corto.