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El Ejército intenta atajar la fuga de pilotos a empresas privadas tras alcanzar el récord de excedencias en 2019

Ocean Sky 2019

Laura Galaup

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Al Ministerio de Defensa le preocupa la fuga de sus pilotos. Durante los dos últimos años el Ejército del Aire ha registrado cerca de la mitad (119) de las salidas de efectivos que han sufrido a lo largo de la última década. Ante esta situación, las Fuerzas Armadas han decidido reaccionar tras alcanzar en 2019 el récord de excedencias anuales, con 64 tripulantes de aeronaves abandonando la disciplina castrense en doce meses. En una reciente respuesta parlamentaria, el departamento militar encargado de la operativa aérea reconocía que han “iniciado un proceso para determinar el motivo o motivos por los que los pilotos” militares “solicitan la excedencia”. 

Fuentes oficiales del Ejército del Aire explican a elDiario.es que como estos profesionales cuentan con una formación “normalmente larga y costosa”, para esta institución es una “prioridad” que sus pilotos “permanezcan prestando servicio en ella el mayor tiempo posible”. “Por ello se ha iniciado un estudio para determinar qué otras medidas, aparte de las que ya estaban en marcha, podrían adaptarse para conseguir aquel fin”, inciden estas mismas fuentes.

Las peticiones de excedencia se han disparado en los últimos años. Durante la última década, Defensa ha registrado 233 salidas voluntarias de pilotos militares desde 2010. La tendencia en los últimos cuatro años ha ido aumentado, en 2016 se concedieron once excedencias, en 2017 ascendieron a 27, un año después a 55 y en 2019 llegó a su pico, con la marcha de 64 pilotos castrenses. De esta forma, en el último cuatrienio se ha marcado una tendencia distinta a la mantenida al comienzo de la década: en 2010 se marcharon ocho profesionales de forma voluntaria; en 2011, quince y en 2013, diez, como informó elDiario.es en marzo.



A raíz de esta publicación, el grupo parlamentario de Vox consultó al Gobierno qué medidas preveía tomar para “revertir el número de excedencias de los pilotos de las fuerzas aéreas españolas”, a través de una pregunta parlamentaria. El Ejecutivo central argumenta en su contestación, publicada el 9 de septiembre en el boletín del Congreso, que para el Ejército del Aire “es una prioridad contar con el personal suficiente para poder desarrollar sus misiones y cometidos”. 

Además, explica que existe un documento “clasificado”, la Directiva 12/18 sobre las necesidades de pilotos, que identifica “medidas a corto y medio plazo para incrementar su número”. “Periódicamente se analiza la situación, se revisan las medidas y se actualizan”, inciden, para concluir que “se ha iniciado un proceso para determinar el motivo o motivos por los que los pilotos del Ejército del Aire solicitan la excedencia”.

Defensa modificó la normativa sin éxito

En febrero de 2019, el Gobierno central ya dio el primer paso para endurecer las medidas que regulan la concesión de las bajas voluntarias. Defensa modificó el Real Decreto que concreta esta situación, optando por ampliar el periodo que estos profesionales deben quedarse en el Ejército, de esta forma este plazo pasó de diez a doce años. En caso de que se marchen antes, deben resarcir económicamente al Estado. 

La formación adquirida por estos profesionales — que se prolonga durante cinco años—  y su experiencia laboral son muy valoradas en compañías aéreas y empresas aeronáuticas. Varios expilotos militares explicaron a elDiario.es que el sueldo no es el único motivo por el que saltaron al sector privado, también tuvieron en cuenta la situación en la que se encontraba el mercado laboral o la vida útil que tiene un piloto militar.

La carrera del tripulante de un caza es parecida a la de un deportista de élite. En las Fuerzas Armadas pueden pilotar una aeronave de combate hasta los 35 años, generalmente a partir de esa edad se tienen que alejar de los ejercicios de vuelo y centrar su futuro laboral en la promoción de la carrera militar y la realización de labores de administración. Ante esta situación, una vez cumplido el periodo obligatorio que tienen que permanecer en el Ejército, un porcentaje cada vez más elevado opta por irse a compañías privadas.

A la competencia de las empresas privadas, también hay que sumar que durante los meses previos a la pandemia la Academia General del Aire registró tres dramáticos accidentes, saldados con la muerte de tres pilotos y una alumna en La Manga del Mar Menor (Murcia), cerca del centro de formación militar. 

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