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Urkullu reabre el debate al plantear unas elecciones vascas en julio y sacude la política gallega

El lehendakari Urkullu, con mascarilla, en una visita a Tknika

Iker Rioja Andueza / Gonzalo Cortizo

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Un dirigente de los socialistas vascos confesaba en privado hace unos días que, por algunos movimientos políticos del Gobierno de Iñigo Urkullu, intuía que el PNV quería celebrar cuanto antes las elecciones autonómicas que se tuvieron que posponer. Y, en efecto, el lehendakari ha reabierto este viernes un debate enterrado por las estadísticas de pandemia ahora que constata una “tendencia positiva” de los datos en Euskadi.

Su propuesta es que los vascos vayan a las urnas en julio por un doble motivo, por un posible rebrote del coronavirus en otoño y por dar estabilidad institucional a una comunidad con el Parlamento bajo mínimos y con la necesidad de contar con unos nuevos presupuestos acordes con una caída de los ingresos de 3.000 millones, exactamente lo que cuesta cada año el Servicio Vasco de Salud (Osakidetza). En paralelo, el anuncio de Urkullu ha sacudido el tablero político en Galicia, que también aplazó su cita con las urnas y donde este asunto estaba latente. El lehendakari había trasladado sus planes telefónicamente a Alberto Núñez Feijóo.

“Según las hipótesis que manejan las autoridades sanitarias, el riesgo de contagio puede estar en sus tasas más bajas en el mes de julio. Por el contrario, el inicio del otoño podría coincidir con un rebrote de la epidemia y, en ningún caso, contaremos con una vacuna. Esta previsión aconseja estudiar la opción de una convocatoria electoral en el mes de julio”, ha argumentado Urkullu en el Parlamento Vasco en la que ha sido su primera comparecencia presencial ante la Cámara durante la crisis sanitaria, una sesión muy peculiar de la diputación permanente con mascarillas, desinfectante, guantes y muchas distancias.

Si la suspensión del 5 de abril llegó tras una reunión con todos los partidos vascos y de forma consensuada, Urkullu plantea repetir la fórmula para retomar el calendario electoral y ya ha citado a las fuerzas políticas para el 30 de abril. De no mediar ajustes, la normativa marca un plazo de 54 días entre la convocatoria y la votación. Si se convocasen justo levantado el estado de alarma a mediados de mayo (siempre que no haya prórrogas), la fecha del domingo 5 de julio obligaría a una decisión política muy rápida. Más holgado se llegaría a los días 12 y 19 de julio. La opción del 26 de julio, en boca del inicio de las vacaciones de agosto, se antoja más complicado -más en Galicia, después de Santiago-.

La oposición vasca, en todo caso, no lo ve claro. Coinciden en el diagnóstico EH Bildu -que ha convocado este lunes una reunión interna de la coalición para fijar postura-, Elkarrekin Podemos-IU y el PP (que concurrirá con Ciudadanos). Entienden que hay otras prioridades y detectan prisas en Urkullu, que insiste que adoptar medidas de relajación para la población como permitir el 'running' y el ciclismo, abrir peluquerías y el pequeño comercio e incluso teatros y otros eventos con aforos limitados. Lo que sí ha logrado el lehendakari es tomar la iniciativa tras unas semanas complicada con polémicas sobre las aparentes discrepancias en el seno del equipo del Departamento de Salud, las contrataciones de suministros o de test de COVID-19 o incluso por las desavenencias en la coalición con los socialistas tras algunas críticas a la gestión de Pedro Sánchez.

“No están en la agenda” de Galicia

El anuncio lanzado por Urkullu ha tenido su eco inmediato en la política gallega, en donde todos dan por hecho que el candidato del PP, Alberto Núñez Feijóo, volverá a ampararse en la convocatoria vasca para justificar la suya propia. Feijóo se ha mostrado cauto y ha evitado confirmar su intención de convocar elecciones para julio: “Las elecciones no están en la agenda”, ha señalado este viernes tras la reunión de su gobierno. La oposición gallega no se fía y ha salido en tromba para denunciar preventivamente cualquier tentación de acelerar la ‘desescalada electoral’ con una convocatoria para el mes de julio. Los candidatos de PSOE, BNG y Galicia en Común llevan semanas acusando al presidente gallego de estar usando la crisis de la COVID-19 para mejorar su posición de partida de cara a unas elecciones que la pandemia ha dejado en suspenso.

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