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La Fiscalía mantiene su petición de 3 años de cárcel para Cifuentes por el máster

La Fiscalía mantiene su petición de 3 años de cárcel para Cifuentes por el máster
Madrid —

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Madrid, 29 ene (EFE).- La Fiscalía ha mantenido este viernes su petición de tres años y tres meses de cárcel para la expresidenta de Madrid Cristina Cifuentes por la falsificación del acta de su Trabajo Fin de Máster (TFM), así como para la profesora María Teresa Feito, mientras ha solicitado que se aplique la atenuante muy cualificada de confesión a la docente Cecilia Rosado.

La Audiencia Provincial de Madrid ha celebrado este viernes la cuarta jornada del juicio por el caso Máster, que finalmente no será la última ya que, al alargarse las testificales y periciales de esta jornada, el presidente ha consensuado con la partes acabar la semana que viene, en principio el viernes.

Al adelantar sus conclusiones finales de cara a la última sesión, la fiscal Pilar Santos ha explicado que mantiene la petición de penas de tres años y tres meses de cárcel para Cifuentes y para la profesora de la Universidad Rey Juan Carlos (URJC) y asesora de la Comunidad de Madrid Teresa Feito.

Sin embargo ha pedido que a la profesora Cecilia Rosado, para la que solicitaba 21 meses de cárcel, se le aplique de manera subsidiaria una atenuante muy cualificada por su colaboración con la justicia.

La acusación particular, ejercida por la URJC, también ha mantenido sus peticiones iniciales salvo para Rosado, a la que pide aplicar la misma atenuante muy cualificada. También se han adherido a esta petición la defensa de la propia Cecilia Rosado, que ha solicitado que su pena se quede en nueve meses de cárcel y dos de multa.

Durante la sesión de este viernes han declarado tres alumnos del mismo máster de Cifuentes en 2011-2012, que han reconocido que aunque entonces no sospecharon de irregularidades, luego han constatado que las hubo, así como una profesora de ese posgrado y la que era en aquel curso la subdirectora del Instituto de Derecho Público de la URJC, Laura Nuño.

Nuño ha asegurado que nunca fue nombrada oficialmente para ese cargo y ha confirmado, como dijo en instrucción, que ella nunca firmó las actas de convalidación de tres alumnos, entre ellos Cifuentes, en las que aparece su rúbrica, ni autorizó a nadie para ello.

Ha relatado que tuvo conocimiento de estas actas cuando fueron publicadas en los medios y que en un primer momento creyó la versión del catedrático Enrique Álvarez Conde, que era el director del Instituto, pero después comenzó a desconfiar y finalmente presentó su dimisión.

La que era la número dos de Álvarez Conde ha confirmado que nunca fue profesora del máster, pero su firma aparece porque sí realizó suplencias para el TFM en el caso de tres alumnas, como favor a dos profesoras. En dos de estos casos las alumnas no llegaron a defender el trabajo porque “tenían dispendias”.

En relación a las transferencias recibidas durante varios años por parte de la universidad, ha alegado que es una práctica habitual: “adelantas el pago y luego presentas la factura y el centro docente lo devuelve”.

Coral del Mar Carvajal, exalumna del máster en la misma promoción que Cristina Cifuentes, ha declarado que Enrique Álvarez Conde fue su tutor de TFM y la única persona con la que trató sobre este asunto, además fue quien decidió que no llevara a cabo la defensa de este trabajo.

Carvajal ha relatado que tuvo conocimiento de este máster por Teresa Feito, ya que era amiga de su madre, y ha asegurado que la firma que aparece en su solicitud de matriculación para el TFM es falsa.

Otro alumno de máster, Jose Ignacio Sanz de Cerezuela, ha sostenido, como ya hizo en instrucción, que sí presentó un TFM, que envió al catedrático que se lo dirigía pero que no defendió. Ese trabajo lo entregó su esposa en persona en la universidad, tras las indicaciones que le dio Cecilia Rosado para ello.

Sobre otro acta de TFM que aparece en el sumario, que el tribunal le ha mostrado, Sanz de Cerezuela ha asegurado que solo hizo un trabajo de fin de grado, pero si presentó otros trabajos del curso, durante el que solía acudir a clase presencialmente con una veintena de alumnos.

Tras acabar las clases y enviar el TFM le comunicaron “que estaba aprobado”, y él dio por hecho que había aprobado todo.

Por su parte Ricardo Medina, que también cuenta con el máster superado en el mismo año, ha asegurado que se matriculó en el posgrado pero dejó de ir a clase al poco tiempo por motivos personales y no presentó el TFM ni por supuesto lo defendió.

Sí envió al Instituto un currículum porque él había sido profesor en la URJC y “se contaba por ahí” que si eras docente te convalidaban. Finalmente recibió el título y supo que tenía un 9,5 en el TFM, lo que le sorprendió aunque no indagó.

Por su parte la profesora del máster Esther González Hernández ha asegurado que tras saltar el escándalo se ha visto que pudo haber irregularidades que ella no conocía pero que no le han sorprendido debido a la manera de trabajar del catedrático Enrique Álvarez Conde.

“Más que carácter complejo era un catedrático chapado a la antigua. Él tenía un sistema de semivasallaje, nos llamaba mis niñas... Era un trato dificilísimo”, ha añadido, subrayando que el catedrático solo le pidió “que fuera flexible con los alumnos que no iban a clase”, y ella estableció un sistema para ello.

Recuerda el 21 de marzo de 2018 porque tras trabajar, a la hora de comer, vio que tenía muchos mensajes de Whatsapp y la polémica del máster, e “instintivamente” llamó a Álvarez Conde, que para ella el director de ese máster, quien le dijo: “No te preocupes niña, que tengo el trabajo aquí delante”.

Luego ya no le cogía el teléfono y ella no le llamó más porque pensó: “Como es un liante, esto va a acabar mal”.

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