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Opinión - Vivir sobre un polvorín. Por Rosa María Artal

Toda la presión recae sobre Pedro Sánchez

Pedro Sánchez antes de una comparecencia de prensa en el Congreso.

Aitor Riveiro / Irene Castro

Pedro Sánchez sostiene que seguirá en el 'no' a Mariano Rajoy independientemente de que llegue a la votación de investidura del próximo 31 de agosto con 170 síes. En Ferraz consideran “extraña” la fecha anunciada por Ana Pastor porque podría llevar a un tercer paso por las urnas el 25 de diciembre si el presidente del PP fracasa, pero aseguran que no vislumbran un cambio en su negativa.

El líder socialista tampoco cree que la suma de Albert Rivera al proyecto de Rajoy le afecte: “Si ya ha fijado esa fecha, será porque tiene los apoyos para conseguirlo”, señalan fuentes del PSOE. Sin embargo, los conservadores ya están como arma esa hipotética convocatoria electoral para el día de Navidad.

Todos los partidos, incluso desde dentro de las filas socialistas, presionan a Sánchez: Ciudadanos apela a su responsabilidad y Pablo Iglesias retoma la idea del Gobierno “progresista”, que levanta ampollas en el sector más crítico con el secretario general, pero que Sánchez no ha descartado completamente.

La elección de la fecha para someterse a la investidura no es baladí, según reconocen varios parlamentarios. De hecho, el PP ya ha iniciado una campaña para trasladar la presión sobre Sánchez, que el líder catalán, Xavier García Albiol, expresó a través de Twitter minutos después del anuncio de la presidenta del Congreso.

Los conservadores insisten en que necesitan al menos la abstención de algunos socialistas para que el Gobierno en minoría de Rajoy pueda empezar a trabajar. También Ciudadanos incide en ese mismo argumento.

En su rueda de prensa tras la aceptación por parte de Rajoy de sus condiciones para que arranque la negociación, Rivera apeló a la responsabilidad de los socialistas: “Ojalá el PSOE pase a una actitud activa y estadista. El PSOE es el partido que puede hacer posible una gobernabilidad y reformas en este país”.

El PNV, la esperanza del PSOE

La posibilidad de que el PSOE cambie su rechazo a Rajoy por una abstención es un debate soterrado pero real en el PSOE. Destacados dirigentes, entre ellos el expresidente José Luis Rodríguez Zapatero, admiten que podría replantearse la posición en caso de que Rajoy se quede a once abstenciones de conseguir mantenerse en Moncloa. El último que lo ha admitido ha sido el presidente aragonés, Javier Lambán. Eso sí, ha dado por hecho que tendría que ser tras un intento fallido del presidente en funciones.

La alternativa que barajan los socialistas es que, tras ese fracaso, pero una vez abierto el periodo de dos meses que otorga la Constitución para que un candidato logre recabar los apoyos suficientes para formar Gobierno y tras las elecciones vascas del 25S, sea el PNV quien facilite a Rajoy los votos necesarios. Pero incluso si los nacionalistas vascos votan a favor, sería imprescindible la abstención de otro diputado en esa hipotética segunda sesión de investidura.

Iglesias enfada al PSOE

La presión sobre Sánchez también llega por su flanco izquierdo. La vuelta de vacaciones de Pablo Iglesias ha traído un cambio en el discurso de Unidos Podemos y en su relación con el PSOE. A finales de julio, el partido de Iglesias y sus aliados daban casi por perdida la opción de intentar con los socialistas un Gobierno alternativo. Tres semanas después, vuelven los mensajes, con cruce de declaraciones incluido, que piden a Sánchez que intente una mayoría “progresista” si Rajoy no logra la investidura.

A primera hora del jueves, el líder de Podemos aseguró ante los medios de comunicación que en los últimos días había hablado por teléfono con Sánchez sobre el proceso de investidura y las opciones que se presentan en el futuro. Apenas un mes antes, los líderes ni siquiera se comunicaban vía mensajes.

Ambos, según Iglesias, coincidieron en que es el turno del candidato del PP. Y añadió: “Estamos de acuerdo los dos en que habrá que dialogar y que un Gobierno progresista es lo que necesita España”. La frase intentó poner a Sánchez frente a sus contradicciones y que aumente la presión sobre él, como reconocen fuentes de Podemos a eldiario.es.

El líder del PSOE confirmó poco después que habla con Pablo Iglesias “regularmente”. “Como hago con otros líderes políticos”, matizó. Tres horas después, el PSOE emitió un comunicado en el que negaba que Sánchez haya “abordado con ninguna otra formación política la negociación”. No obstante, dejaba de nuevo en el aire que pueda volver a intentarlo.

Las declaraciones de Iglesias han provocado un profundo malestar entre los dirigentes socialistas más críticos con Sánchez ante la posibilidad de que pueda dar un paso al frente, uno de sus principales temores, pese a que le han exigido que se quede en la oposición. Dirigentes próximos a Sánchez también descartan que pueda intentarlo: “Ya lo intentamos hace seis meses y no salió. Ahora es más complicado”, reconocen desde la dirección del grupo parlamentario.

La de Iglesias no es la única voz desde la izquierda parlamentaria que intenta empujar a Pedro Sánchez y el grupo socialista para que se mantengan en el no a Mariano Rajoy tanto en la primera como en la segunda votación. “Me voy a fiar de que Pedro Sánchez va a decir las dos veces que no”, aseguró este mismo jueves el portavoz de Compromís en el Congreso, Joan Baldoví, en El País. El diputado valenciano cree que “Pedro Sánchez y el PSOE estarían obligados a dar un paso al frente” para buscar “un cambio de Gobierno”.

Recomponer las relaciones

El fracaso de las negociaciones entre Unidos Podemos y el PSOE para arrebatar al PP la Presidencia del Congreso, o más bien su ausencia, parecía cerrar del todo la posibilidad de un entendimiento. A los socialistas les molestó, y mucho, que Podemos promoviera al diputado catalán Xavi Domènech para el cargo y negociaran con ERC y Convergència su apoyo en la votación. El grupo que lidera Iglesias, por su parte, reprochó al PSOE que ni siquiera cogieran el teléfono para pactar una estrategia común en la formación de la Mesa.

Iglesias aseguró entonces en TVE que la posibilidad de un entendimiento con el PSOE “no existe y no es viable”. En el mismo sentido se pronunció la portavoz adjunta en el Congreso, Irene Montero, en eldiario.es: “El PSOE le va a regalar el Gobierno al PP”.

En menos de un mes la situación se ha normalizado, según confirman fuentes de Podemos y del PSOE a eldiario.es. “Hay una relación más regular con ellos”, reconocen desde Unidos Podemos.

Esa mejora de las relaciones se traduce, por ejemplo, en el acuerdo alcanzado para apoyarse mutuamente en las votaciones del jueves para elegir a los miembros de la Mesa de la Diputación Permanente del Congreso. Esa votación en la pasada legislatura terminó en un enfrentamiento entre ambos partidos. “Estas pequeñas cosas ayudan. Construyen confianza o la desgastan”, reconocen fuentes parlamentarias de Podemos.

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