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PERFIL

Josep Vendrell: el hombre tranquilo de Yolanda Díaz para la negociación de Sumar

La vicepresidenta segunda del Gobierno y ministra de Trabajo y Economía Social, Yolanda Díaz, y  el director de Gabinete de la vicepresidenta, Josep Vendrell (izda.)

Aitor Riveiro

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Dicen de él que es tranquilo, concienzudo, que necesita tiempo para tomar decisiones. Pensar mucho y a largo plazo. Incluso, que le cuesta improvisar. Le califican de discreto, de preferir el segundo plano en el que casi siempre se ha movido. Con cargos relevantes, pero fuera del foco. Son cualidades todas ellas que parecieran chocar con su jefa desde hace dos años. Es Josep Vendrell (Camarasa, Lleida, 1968), la persona que eligió la vicepresidenta segunda del Gobierno, Yolanda Díaz, para dirigir su Gabinete cuando asumió en 2021 el liderazgo del espacio político que abandonó Pablo Iglesias y que con el paso del tiempo se ha convertido en su principal hombre en la construcción de Sumar. Es, de hecho, el negociador en jefe que busca contrarreloj el acuerdo con los partidos que quieren integrarse en las listas para las elecciones del 23 de julio.

Pese a las apariencias, Díaz y Vendrell tienen muchas cosas en común. Una de las más características en sus personalidades, según destacan quienes les conocen, es que son “estajanovistas”. Un calificativo que, en su caso, adquiere todo el sentido porque ambos beben de la misma tradición política, la del PCE por un lado y la del histórico PSUC, reconvertido luego en ICV, por el otro.

Vendrell volvió a Madrid, donde ya estuvo como diputado entre 2016 y 2019, para ayudar a Díaz en el tránsito de ser una ministra técnica al frente de Trabajo a liderar Unidas Podemos y lanzar Sumar. La elección, que sorprendió a muchos por inesperada, no tuvo nada que ver con supuestos guiños a la por entonces alcaldesa de Barcelona, Ada Colau, ni con equilibrios de poder dentro del grupo confederal.

Quienes conocen a Díaz dicen que la vicepresidenta no toma así las decisiones. Lo que sí ha pesado, y mucho, es la amistad que ambos fraguaron en los pasillos del Congreso junto a otros diputados de aquella primera legislatura. Gallegos y catalanes tenían sus despachos pared con pared. Fuera de su casa toda la semana, empezaban pronto a trabajar y algunos terminaban muy tarde, por devoción o por estar en una ciudad ajena. El estajanovismo une mucho, y esa sí es una cualidad compartida.

Josep Vendrell ha hecho política siempre en el mismo espacio político. Primero como PSUC, vía su asociación juvenil; luego en ICV, con la primera refundación del espacio heredero de la izquierda antifranquista catalana. Y hasta 2021 en Catalunya en Comú, donde desembocaron el partido ecosocialista y su tradición.

Cuando todavía era ICV, Vendrell fue estrecho colaborador de Joan Saura en los dos gobiernos tripartitos que estrenaron el milenio en Catalunya. Primero, como jefe de Gabinete en la consejería de Relaciones Institucionales y Participación, entre 2003 y 2006. Y hasta 2010, como secretario de Relaciones Institucionales y Participación del Departamento de Interior que dirigió el exlíder de ICV.

En 2011 se estrenó como diputado en el Parlament en sustitución de Laia Ortiz, quien dejó su escaño para ir al Congreso. Fue candidato autonómico en 2015 en la lista de Catalunya Sí que es Pot. Y en 2016 tomó posesión como diputado estatal tras acudir a las elecciones generales de diciembre de 2015 como número tres por Barcelona de En Comú Podem. En 2019, al finalizar la legislatura, dejó el Congreso. No repitió en las listas electorales de ese mes de abril, pero en junio fue nombrado coordinador del grupo en el Parlament.

La experiencia institucional adquirida en la última década han hecho de Vendrell una pieza clave para Díaz, pero la amistad que forjaron fue el detonante de una elección que sorprendió a muchos en el espacio de Unidas Podemos. “Llega más para ordenar la casa y llevar el ministerio”, apuntaba en 2021 una persona que conoce los entresijos de la Vicepresidencia segunda. Su tarea pasará por coordinar las actividades políticas de Díaz con las más técnicas que desempeña como ministra de Trabajo y por enlazar con el grupo parlamentario.

Su aterrizaje de vuelta en Madrid coincidió con la primera arenga de Díaz a un grupo parlamentario que, entonces, no podía imaginar la deriva interna del espacio político. Las palabras de la vicepresidenta querían insuflar optimismo y pedir un esfuerzo a los diputados. “Soy muy exigente y os quiero pedir cosas. Trabajemos mucho y bien. Hay que trabajar más. Tenemos que redoblar las energías porque vamos a seguir haciendo historia”, dijo. Certificaba lo que aseguró a elDiario.es sobre Díaz alguien que trabajó con ambos en el Congreso: “Si te pide trabajar con ella, hay que pensárselo dos veces. Es hardcore”.

Quienes le conocen destacan que, por su pasado, Vendrell conoce la administración y que sabe trabajar con funcionarios, algo fundamental para ayudar a Díaz en su labor institucional, a la que tuvo que sumar su nueva responsabilidad política. Es un perfil que muchos echaron en falta a partir de 2015, desde las candidaturas municipalistas auspiciadas por Podemos y que lograron muchas alcaldías, hasta su entrada en gobiernos autonómicos en 2019, o en el central, en 2020.

Tras dos años en el cargo, no se le ha visto mucho en público. En 2021 acompañó a Díaz, por ejemplo, en la presentación del libro de Xavier Domènech en Madrid el mismo día en el que BOE publicaba su designación como director de Gabinete. También suele acompañar a la ministra en algunos actos. Siempre intentando escapar de los objetivos de la prensa. A cierta distancia.

Vendrell ha seguido así en el discreto segundo plano en el que ha venido desarrollando su actividad política. Y ahí se mantiene ahora que encabeza la delegación que ha recibido el mandato de Yolanda Díaz para articular la complejísima coalición electoral con la que se quiere presentar a las elecciones del 23 de julio y que busca aglutinar por primera vez en democracia a partidos que nunca se han entendido hasta ahora. No está solo en una tarea para la que cuenta con la ayuda de algún viejo conocido en Catalunya, y con otros incorporados en los últimos años.

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