Los nuevos líderes entran en Moncloa
En camisa o en traje. Con coleta o con corbata. Remangado o con chaqueta. Con barba o afeitado. Con pulseras o sin pulseras. Con libreta o sin libreta. Con zapatillas negras o con zapatos negros. Los dos con cordones. Los dos nuevos. Los dos con cinco puntos para Rajoy. Los dos, intentando reforzar su perfil como candidatos a la presidencia.
Así han entrado el uno y el otro, Pablo Iglesias y Albert Rivera, a Moncloa. Y los dos por primera vez. Y los dos puntuales.
Iglesias y Rivera, los líderes de Podemos y Ciudadanos, encarnan las aspiraciones de romper el bipartidismo en las próximas elecciones. Ninguno de los dos partidos tiene representación en el Parlamento saliente. Pero las encuestas y la evolución de las dos formaciones en este año electoral les han situado en una posición destacada. Y les ha llevado a recibir la llamada del presidente del Gobierno, Mariano Rajoy, para abordar la situación política tras el anuncio de la moción independentista de Junts pel Sí y la CUP.
Rajoy les ha llamado después de haber recibido al secretario general del PSOE, Pedro Sánchez, a petición de este último. No estaba previsto, lo ha improvisado Moncloa, hasta el punto de que a Sánchez lo recibió en secreto y se supo después, con nota de prensa pactada entre el Gobierno y Ferraz. Hasta el punto de que Rajoy dijo al principio que no vería a Iglesias porque Podemos se ha manifestado a favor del derecho a decidir en Catalunya.
Tampoco serán los últimos: el lunes recibe al candidato de IU a la presidencia del Gobierno, Alberto Garzón; el martes, al de UPyD, Andrés Herzog, y al líder de Unió, Josep Antoni Duran i Lleida. Rajoy se verá con seis dirigentes políticos después de haber visto a Sánchez.
Tanto Iglesias como Rivera han llegado acompañados. Iglesias, de su secretario político, Íñigo Errejón; la coordinadora de su equipo, Irene Montero; la responsable de Prensa y la de Redes. Rivera, de su jefe de prensa, Daniel Bardavío; el secretario de Comunicación de Ciudadanos, Fernando de Páramo; y el vicesecretario general del partido, José Manuel Villegas.
Iglesias, tras entrar en Moncloa a las 16.30 en punto, hizo salir a Rajoy del palacio para saludar a sus colaboradores... y, ya que estaba ahí, le entregó un ejemplar de Juan de Mairena, de Antonio Machado, y una nota, una dedicatoria. El momento fue fotografiado y difundido en redes rápidamente.
Las redes fueron utilizadas profusamente por Podemos antes de la reunión: foto de Iglesias en el coche camino de Moncloa, foto de Iglesias entrando en Moncloa, foto de Iglesias entregando el libro, fotos de Iglesias sentado con Rajoy, fotos de los dirigentes de Podemos en la sede del Ejecutivo. Y el streaming. Podemos ha retransmitido por su canal de YouTube la rueda de prensa de Iglesias tras la reunión de una hora con el presidente del Gobierno, en la que, a diferencia de las que se mantienen en la sede de Podemos y en contra de lo que el propio Iglesias pidió antes del verano, los periodistas se dirigieron de usted a Iglesias en Moncloa.
¿Por qué Iglesias regaló ese libro a Rajoy? “Por el momento trascendental en el que nos jugamos el futuro de España. Única receta posible: escuchar y dialogar. Democracia, no inmovilismo. Machado siempre decía que la regeneración es imprescindible en ciertos momentos históricos”, explicó Iglesias, quien reconoció: “A mí me gusta siempre hacer regalos”. Al rey Felipe le regaló la serie Juego de Tronos cuando se encontraron en la sede del Parlamento Europeo.
¿Y cuál era la dedicatoria?
Rivera no hizo ningún regalo, pero también fue puntual. Llegó a las 13.00, se vio con Rajoy durante una hora y se prolongó en la sala de prensa hasta que nadie quiso preguntar más. Al igual que Iglesias, le entregó cinco puntos. Rivera le llama Pacto por España. Iglesias, cinco acuerdos para un nuevo país, parafraseando la iniciativa Por un Nuevo País, que lanzó Alberto Garzón en febrero y detalló en julio.
Rivera lo centra en la unidad de España:
Iglesias, por su parte, en “los problemas y retos de España”.
Los dos se estrenaron en el teatro político. Los dos llevaron cinco puntos. Los dos fueron escuchados. Y los dos se marcharon con buenas palabras de Rajoy, pero sin ningún acuerdo. Y, también, sin ninguna propuesta concreta por parte del presidente.