Ocho segundos para hablar de Ucrania y luego vamos a lo que nos importa
Cuca Gamarra comenzó su intervención en el debate del Congreso con una referencia a la guerra y su solidaridad con el pueblo de Ucrania. Unos ocho segundos. Y ahí se acabó todo el interés de la portavoz del Partido Popular por el conflicto bélico que sacude y atemoriza a Europa y que tiene una influencia esencial en la situación económica del mundo. No tenía más que decir. Hizo más críticas a Marruecos (una) que a Rusia (cero).
Después de la mención a Ucrania, pasó a lo que de verdad le importa. Los ERE, claro, con un aviso a Pedro Sánchez sobre los condenados en el juicio: “Diga que no les indultará”.
Sus diputados la aplaudieron con ganas. Qué me estás contando de la guerra. Pásame una dosis de lo que me interesa.
Fue otra demostración del espíritu localista, por no decir algo peor, de una buena parte de la clase política que tiene un escaso interés por lo que pasa más allá de los Pirineos o de Ceuta y Melilla. Al menos, por lo que refleja en sus intervenciones públicas. Eso es especialmente cierto en el caso del PP, que incluso utiliza a su grupo en el Parlamento Europeo para sus peleas nacionales con el Gobierno.
Era una comparecencia de Pedro Sánchez para informar sobre la última cumbre europea, monopolizada por la invasión de Ucrania, y las medidas que se han tomado por el impacto económico causado por la guerra y la inflación. Tampoco se puede afirmar que su discurso fuera una gran oportunidad para los interesados en lo que se había hablado en la cumbre. La información que facilitó no fue muy distinta a la disponible para los lectores de los medios de comunicación.
Su primera intervención fue de una hora y no hubo ahí una explicación detallada de los debates que tuvieron lugar en el Consejo Europeo. Ni siquiera habló del tema más complicado que están negociando los gobiernos europeos y el de Estados Unidos, la posible imposición de un precio máximo a las importaciones de gas y petróleo ruso. La medida que pretende ser una de las sanciones más fuertes contra Rusia cuenta con claros problemas prácticos para que sea efectiva.
Si estás interesado en enterarte de cómo va ese tema, es mejor que leas lo que escriben los corresponsales, porque el Gobierno no te va a contar mucho. Debe de ser una especie de apoyo indirecto al trabajo de los periodistas.
“Nunca vamos a poner paños calientes” al escenario económico, dijo Sánchez, pero no va a dejar de dar “un mensaje de esperanza”. Eso no está mal, pero tampoco se puede ignorar la realidad. El ministro alemán de Economía dijo el miércoles que Alemania caerá en recesión en 2023 –con un 0,4% de descenso del PIB que podría ser mayor– y eso tendrá consecuencias evidentes en los demás países de la UE.
El presidente anunció más medidas de apoyo a la población vulnerable. Prometió solucionar el problema en que se encuentran las comunidades de vecinos con calefacción central que no podían acceder a la tarifa regulada, algo que afecta a millones de personas en España.
Ahora que el PP reclama descensos de todos los impuestos existentes y al mismo tiempo se queja de la “desorbitada deuda”, Sánchez hizo una defensa inteligente del Estado. Es decir, explicó que de ahí salen las ayudas para los más perjudicados por la inflación o los precios de la energía, y además dio las gracias a todos los trabajadores de los servicios públicos, lo que permitió a los escaños del PSOE y Unidas Podemos levantarse para tributar una gran ovación.
Los diputados del PP se picaron. Se les escucharon unos cuantos murmullos y algunos gritos. “Señorías, piden muchas comparecencias, pero luego no escuchan nada”, les dijo Sánchez.
Esta vez, el PP no se atrevió a criticar a fondo al Gobierno por la gran subida del 8,5% concedida a las pensiones en el proyecto de presupuestos. Alberto Núñez Feijóo dijo en septiembre que estaba en contra por no verlo viable. Llegó a decir que ni siquiera la quieren los pensionistas, una especulación muy osada. Es un asunto que el partido maneja con cuidado, como si estuviera dudando entre cortar el cable rojo o el cable azul de un explosivo, no sea que le estalle en la cara.
En el pleno, Inés Arrimadas bajó algunos grados el nivel de las críticas a esa subida. “Claro que estoy contenta” de que suban, aunque continuó denunciando que el Gobierno está atizando “una brecha generacional”.
También se podría decir lo mismo de ella, porque comparó los 19.000 millones previstos para financiarlas el próximo año con los 390 millones destinados a becas. Son partidas difícilmente comparables. Las pensiones son el mayor apartado de gasto público en los presupuestos de todos los Estados europeos.
Sánchez sí habló en extenso de las pensiones para atacar a la oposición: “Confrontar generaciones, enfrentar abuelos y nietas no conduce a ninguna parte. Y a menudo es un pretexto para oponerse a la revalorización de las pensiones”. Afirmó que, con el sistema aplicado por el Gobierno de Rajoy, las pensiones de 800 euros –por debajo de esa cifra están la mitad– habrían disfrutado de una subida de dos euros.
Hablaba con la seguridad de haber recibido el día anterior el comodín del FMI, una carta que está apareciendo en esta crisis más veces de las que se podía esperar. El Fondo declaró esta semana que no cree que el gasto en pensiones sea “especialmente preocupante” en España por ser similar al de otros países europeos ahora y de cara a 2050.
La derecha lleva años alertando de que las pensiones están inmersas en un rumbo que pronto será insostenible. El gasto en pensiones en España se encuentra en el 12,5% del PIB y está en la media de la UE.
El Partido Popular no tenía un gran interés por la guerra que absorbe el interés de Europa, pero eso no quiere decir que no haya asuntos que se producen fuera de España que no estén en su radar. El presidente de la Xunta, Alfonso Rueda, inició este jueves su primer viaje al extranjero, que le llevará a Argentina y Uruguay. Feijóo pasará una semana en noviembre en Latinoamérica con paradas en Uruguay, Argentina, Chile y Ecuador.
Como bien saben en Génova, el Congreso acaba de poner fin al sistema de voto rogado que se había convertido en un obstáculo infranqueable para los emigrantes españoles a la hora de participar en las elecciones. Hay que volver a rentabilizar todas esas redes sociales alimentadas durante años con dinero de la Xunta.
Es curioso que haya sido la izquierda la que más haya presionado estos años, por ejemplo en redes sociales, para acabar con la injusticia del voto rogado y que ahora sea el PP, y en menor medida el PSOE, quien se aproveche de su eliminación. Esa es una política exterior que siempre ha interesado mucho a la derecha.
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