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Podemos se consolida en el primer test electoral de 2015

Teresa Rodríguez, en la noche electoral.

Aitor Riveiro

Podemos comenzó 2015 con el vaticinio de que sería el año del cambio y en la primera de las cinco citas electorales que afrontará España hasta diciembre, el partido que lidera Pablo Iglesias ha irrumpido con fuerza en el Parlamento andaluz y se ha consolidado como tercera fuerza política. Pero los 15 diputados que ha logrado Teresa Rodríguez en las autonómicas de este domingo no le permitirán, como reconoció la candidata en su comparecencia tras los resultados, poner en marcha su programa ni interferir directamente en las decisiones de la Junta de Andalucía. Si la política es en parte una cuestión de expectativas, Podemos no ha colmado la de aquellos que tienen prisa por lograr el cambio, aunque ha solventado con nota el primer test electoral de un año que se cerrará con unas generales.

Podemos recibió con nerviosismo el adelanto electoral anunciado por Susana Díaz. En sus planes no aparecían los comicios del 22 de marzo. En el “partido a partido” que propugna el secretario general en todos sus mítines, las andaluzas eran una piedra en el camino imprevista, un test de una importancia clave que les cogía en pleno proceso de extensión autonómico y municipal, sin liderazgo regional en Andalucía y con una pugna interna soterrada desde la asamblea de Vistalegre.

“Es la primera decisión inteligente que ha tomado el Régimen contra nosotros”. Esta frase de uno de los principales líderes del partido resume el sentir de Podemos en las semanas previas a los comicios. Por un lado, intentar que unas elecciones para las que el partido no se veía preparado y en un territorio muy complicado no lastraran la imagen rupturista que Podemos tiene desde las europeas de mayo del 2014. Por otro, que no decayera el desánimo de sus bases, menos preocupadas por la estrategia y más por salir a ganar y a dar la batalla con todo.

Esta doble mentalidad ha marcado la campaña de Podemos. “Andalucía no es una Comunidad Autónoma en la que tengamos expectativas de acceder al Gobierno en estas elecciones”, aseguraba en una entrevista en la cadena SER el secretario de Participación Interna, Luis Alegre, el pasado mes de febrero. La idea, matizada, se ha repetido desde entonces en distintos escenarios y con otros protagonistas, aunque en la recta final los mensajes han entrado en la dinámica electoral triunfalista habitual. Las encuestas, que con una amplia horquilla confirmaban a Podemos como tercera fuerza, también han contribuido a elevar las expectativas.

Con todo, en Podemos se impuso una campaña con una presencia limitada de líderes nacionales. Pablo Iglesias participó en dos mítines: el de Málaga y el cierre, en el velódromo de Dos Hermanas, uno de los lugares icónicos para el PSOE.

El resultado, los 15 diputados y el 14,84% de los votos, reafirman el liderazgo en la región de Teresa Rodríguez, una de las principales rivales internas de Pablo Iglesias casi desde la fundación del partido. En las próximas semanas, la diputada electa tendrá que revalidarlo en primarias. De lograrlo, obtendrá además un asiento en el Consejo Ciudadano estatal, el principal órgano entre asambleas del partido.

A nivel nacional, Podemos se ha confirmado como tercera fuerza y ha superado ampliamente al que había surgido como su gran rival: Ciudadanos. El partido, sin embargo, sigue lejos de cumplir las expectativas que Pablo Iglesias marcó en la noche de las europeas del año pasado, cuando pidió no lanzar las campanas al vuelo por unos resultados casi increíbles: “Podemos no nació para ser testimonial. Vamos a por todas. No nos conformamos”. El bipartidismo, de momento, sigue ahí, pese al hundimiento del PP.

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