Preparativos para la vuelta al mundo: mucho botiquín
Huelga decir que cada uno tiene sus alergias farmacológicas y sus enfermedades crónicas que hacen que esta lista no esté hecha para todos. Ante la duda, como siempre, pregunta a tu médico de familia.
Aquí tienes los elementos de nuestro botiquín...
Botiquín básico
– Más vale prevenir que curar: Antimosquitos potente (tipo relec, gobio, mosi-guard…). Mosquitera impregnada. Protección solar (del de verdad, factor de protección de 50 para arriba). Gorra. Bálsamo labial. Gel desinfectante de manos (¡que no quita que llevemos una pastilla de jabón en la mochila!).
– Analgésicos/ antitérmicos/ antiinflamatorios: Paracetamol, ibuprofeno, naproxeno… (aquí se me va un poco de las manos y llevamos una selección según intensidad del dolor, manía personal). Si hablamos de remedios para la fiebre, vamos a necesitar un termómetro para constatarla.
– Remedios contra el estreñimiento: En todos los viajes nos preocupamos por las diarreas y al final lo que más lata suele dar es el estreñimiento. Estar fuera de casa y no tomar siempre toda la fruta, verdura y agua necesaria hacen que acabemos molestos por una pesadez de tripa que impide que disfrutemos de las comidas típicas de la zona y de las actividades que tenemos por delante. Lo ideal, mantener una dieta rica en fibra durante todo el viaje. Si con esto no funciona, supositorios de glicerina de forma puntual o comprimidos de aloe vera para ayudar a nuestro tránsito intestinal. Mal asunto tener que pasar a remedios más agresivos como los laxantes osmóticos (lactitol o lactulosa) o los enemas…
– Antibióticos: Amoxicilina y ciprofloxacino cubren la mayoría de infecciones respiratorias y diarreas producidas por bacterias (que son las menos). Lo normal es que no los necesitemos. Ante alguna posible infección de orina he añadido un sobre de fosfomicina 2 gr que es mano de santo. En este punto tengo bastante claro que si con esto no nos apañamos la visita a un médico local va a estar asegurada.
– Antihistamínicos: Hidroxicina. Picaduras de insectos poco adorables o reacciones alérgicas por algo que no nos siente bien. Si no fuera suficiente, ya pasaríamos al nivel pro.
– Corticoide tópico: Beclometasona. El mismo insecto simpático cuya picadura te hace una reacción local de esas que no puedes parar de rascarte.
– Antiácido: Almagato. Tras comidas copiosas de las que uno se arrepiente…
– ¿Antidiarréicos?: Mejor no. Me paso el día explicándole a quien lo quiera oír que las diarreas infecciosas no hay que cortarlas, que lo que el cuerpo desea expulsar por algo será. En casos de necesidad imperiosa, racecadotrilo (tiorfan), que no corta las diarrea pero si las hace menos acuosas. Lo más importante, rehidratación con suero oral y si aparece fiebre alta que no cede, sangre o moco, visita al médico local.
– Material de curas: guantes, desinfectante, gasas, tiritas, puntos de esparadrapo, tijeritas, pinzas de depilar… Y nuestras propias agujas y jeringas, que nunca se sabe (eso me han dicho varios viajeros y he de reconocer que me ha angustiado).
Botiquín algo más profesional:
Botiquín algo más profesional:Este apartado lo limito a personal cualificado o gente muy valiente. En las últimas semanas hablando con viajeros con mala suerte o con compañeros de trabajo, han surgido varias sugerencias que si caben probablemente acaben en el botiquín también.
– Antiemético (para los vómitos): Si hay algo peor que una diarrea inoportuna es que venga acompañada de unos vómitos incontrolables. Al igual que las diarreas, mejor fuera que dentro, pero si llega un momento que hay riesgo de deshidratación y nos pilla retirado el centro sanitario más cercano, un primperan a tiempo nos puede aliviar los síntomas.
– Malarone: Como es más que probable que entremos y salgamos en zonas endémicas de malaria no vamos a realizar la profilaxis tooooodo el tiempo, así que por consejo de nuestra médica de vacunación internacional llevamos una caja de malarone para cada uno por si nos pillara lejos lejísimos de un centro sanitario, al que iremos sin lugar a dudas porque de enfermedades tropicales no manejo demasiado.
– Corticoide inyectable: Por si se nos va de las manos alguna reacción alérgica/alimenticia…
– Adrenalina precargada: Esto me da respeto llevarlo, pero después de alguna charla con avispas asesinas de por medio, me he planteado que igual no está de más…
Hasta aquí lo que se me viene a la cabeza. Si se te ocurre algo que creas que pueda ser interesante, hazme el favor de escribirlo por aquí abajo, especialmente tú, compañera/o del gremio