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Los propósitos de Casado para 2019: apuntalar el giro a la derecha, lograr el aval de las urnas y gobernar con Cs y Vox

El presidente del Partido Popular, Pablo Casado.

Iñigo Aduriz

El presidente del Partido Popular, Pablo Casado, trabaja para que el nuevo año sea el de la “recuperación” para su formación política. Lo primero que hará el líder del PP en 2019 será apuntalar el giro a la derecha que emprendió en julio, nada más ganar las primarias, poniendo negro sobre blanco la renovación ideológica del partido en la Convención Nacional que tendrá lugar el tercer fin de semana de enero. Después buscará el aval de las urnas a su proyecto político en las elecciones de mayo para, a continuación, intentar reeditar el pacto con Ciudadanos y Vox que el PP está fraguando en Andalucía en el resto de territorios, incluso en la Moncloa.

En 2018, el PP se vio expulsado del Gobierno por el triunfo de la moción de censura presentada contra Mariano Rajoy por Pedro Sánchez que, sumado a la pérdida de comunidades y ayuntamientos tras las elecciones de 2015, dejaron a los populares con la menor cuota de poder territorial de la última década.

Para revertir esa situación, el líder del PP pretende escenificar el viraje ideológico y la unidad entorno a su presidencia –el célebre “el PP ha vuelto” que repite una y otra vez desde el verano– en la Convención Nacional que tendrá lugar en Madrid entre el 18 y el 20 de enero.

A pesar de que la fragmentación de la derecha se ha acentuado desde su llegada a la presidencia de los populares, con la división del voto entre el PP, Ciudadanos y Vox, Casado quiere erigirse como el líder del “centro derecha español” y como el único capaz de convertirse en alternativa de gobierno a la izquierda. 

El cónclave pretende aunar las esencias liberal-conservadoras que han llevado a Casado a rodearse de algunas de las figuras más polémicas del aznarismo y el aguirrismo –como su jefe de Gabinete, el exconsejero de Sanidad madrileño, Javier Fernández-Lasquetty o el propio expresidente José María Aznar– y a situar entre sus objetivos políticos la lucha contra los inmigrantes y la pugna con Ciudadanos y Vox por el discurso más derechista entorno a Catalunya, los símbolos nacionales, los toros, las tradiciones religiosas o la caza.

El “laboratorio” andaluz

La Convención Nacional que tendrá lugar en la Feria de Madrid IFEMA servirá también de carta de presentación de todos los candidatos autonómicos y municipales del PP para las elecciones de mayo. Casado dejará para apenas una semana antes del cónclave la publicación de los nombres de las plazas más importantes como Madrid o Valencia, lugares donde más se juega el líder de los populares por tratarse de feudos tradicionalmente populares que le fueron arrebatados hace cuatro años por la izquierda.

En la Convención se debatirá asimismo acerca de asuntos que generan un importante debate interno en el PP como el derecho al aborto o la eutanasia y que la nueva línea dura de la dirección de Casado aboga por abolir de forma tajante. 

Apenas unos días antes del congreso ideológico del PP está previsto que tenga lugar la sesión de investidura de Juanma Moreno en el Parlamento de Andalucía. El andaluz es el “laboratorio” en el que según fuentes de la dirección nacional de los populares el partido “ensaya” la forma en la que gobernará las instituciones en las que los números se lo permitan ante el ciclo electoral que se abre en primavera. Esa opción de lograr llegar a la Junta sumando con Ciudadanos y Vox a pesar de haber perdido más de 300.000 votos respecto a 2015 satisface a la cúpula del PP.

Génova lleva insistiendo en las últimas semanas en que en el nuevo escenario multipartidista se conformará con poder gobernar y que no verá como un fracaso perder votos si puede sumar con los de Albert Rivera y Santiago Abascal en lo que llaman el “bloque de centro derecha” para expulsar a la izquierda del poder. Los tres primeros meses del nuevo gobierno andaluz serán “claves” según las fuentes consultadas, porque “si salen bien”, la derecha podría tener garantizada la mayoría para los próximos años, incluso si se produce un adelanto de las generales por parte de Sánchez.

“La primera piedra”

“Si hay un acuerdo entre los constitucionalistas en Andalucía por qué no va a haberlo en Navarra y en tantas autonomías, ciudades y provincias de España que lo que quieren es tener mejores políticas y, sobre todo, un partido al frente que respete la creación de empleo, la unidad de España y nuestro prestigio internacional”, apuntaba el líder del PP la pasada semana durante una visita a Pamplona. Si en la próxima cita electoral “hacemos un buen trabajo y nos volcamos como partido, será la primera piedra para volver a recuperar el Gobierno de España”, zanjaba.

“El resultado de las elecciones del mes de mayo será el primer paso para la recuperación del Gobierno de España”, añadía Casado en otra visita a La Rioja. Los comicios, a su juicio, “pueden poner fin a esa mala pesadilla de un Gobierno de izquierda radical, rehén de socios independentistas y batasunos”. “Podrán ser un reflejo de lo que ha pasado en Andalucía, donde nadie daba un duro por nosotros”.

El PP es consciente de lo que se juega en 2019, un año electoral que llega en plena fragmentación de la derecha y con sus expectativas de voto en caída libre. Las elecciones municipales, autonómicas y europeas supondrán así el examen de las urnas tanto al proyecto político de Casado como a su liderazgo interno. 

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