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El PSOE celebra su convención municipal con un ojo en la agenda social y el otro, en el ruido a su izquierda

José Luis Rodríguez Zapatero y María Jesús Montero, este sábado en la Convención Municipal del PSOE en Valencia

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Ni hoy empieza todo, que diría Yolanda Díaz, ni la Conferencia Municipal que el PSOE ha organizado en Valencia para exhibir músculo ante el 28M marcará un antes y un después en el camino hacia las municipales y autonómicas. Se cayó del cartel como “estrella invitada” Anne Hidalgo, que ya era un acto de generosidad tratarla de astro después de haber dejado al socialismo francés por debajo del 2% de los votos en las últimas presidenciales. 

Y luego, el encargado de inaugurar el cónclave, un José Luis Rodríguez Zapatero siempre dispuesto a acudir donde le llamen -aunque esta vez pidió él estar donde estuvo-  resucitó, para perplejidad de los presentes, la concesión de los indultos a los líderes del procés para reivindicar la “pacificación en Cataluña” y el “liderazgo de Pedro Sánchez”. No es un asunto que despierte especial entusiasmo entre los socialistas andaluces, castellano-manchegos, extremeños o madrileños, que están metidos de lleno en una voraz campaña electoral donde se juegan el todo o nada. 

“Para mí, la decisión que distingue a un presidente con liderazgo y con visión de futuro es la decisión que Pedro Sánchez, con valentía y gran acierto tomó a la hora de aplicar los indultos”, afirmó Zapatero. Fue su manera de llamar al partido a agradecer la política de Sánchez en Cataluña porque gracias a sus decisiones “la unidad de España se encuentra en un momento de estabilidad y tranquilidad” y estas elecciones son un ejemplo porque se concurrirá a ellas sin violencia en ningún territorio de España “ni en en el País Vasco ni en una Cataluña pacificada gracias a la postura y a la posición de diálogo de Sánchez”.

Si al aspirante a la alcaldía de Barcelona, Jaume Collboni, le sorprendió la mención explícita del ex presidente del Gobierno a los indultos, qué decir de lo que pasó en ese momento por la cabeza de otros alcaldes y candidatos a serlo del socialismo español al escucharle poner de nuevo en el foco un asunto que aún estando ya hoy amortizado dividió profundamente al PSOE. No estaban, claro, los más de 8.000 cabezas de lista. Es más, apenas hubo 600 acreditados, aunque este domingo con la clausura, que correrá por cuenta de Pedro Sánchez, se espera que al museo de las Ciencias y las Artes de Valencia acudan unos 2.500 militantes de toda España. 

Que el presidente del Gobierno contra programe la convención municipal con su asistencia y posterior mitin en el homenaje al histórico Rodolfo Arés en Bilbao tampoco es que ayudara mucho al lucimiento de una cita que el PSOE pretendía vender como el acto más importante entre congresos del partido y el arranque oficioso de una campaña que se librará a cara de perro en cada rincón de España. En Valencia, donde los bloques de la derecha y la izquierda están muy igualados, desde luego. 

El resultado final podría estar en unos pocos miles de votos, como ocurrió hace cuatro años. Pero los últimos datos que maneja el PSPV le dan ya la Alcaldía, aunque por la mínima, a su candidata al Ayuntamiento, Sandra Gómez, por delante de Compromís y de su candidato, Joan Ribó. De ser así, los socialistas recuperarían el bastón de mando de la ciudad después de 32 años. El PP seguiría siendo primera fuerza política pero no sumaría con VOX.

En Barcelona, la segunda ciudad más poblada de España, Jaume Collboni también dice disponer de sondeos que le sitúan a un puñado de votos para ser primera fuerza política, por delante de los Comuns de Ada Colau, en un ayuntamiento donde serán necesarios los pactos, muy posiblemente a tres bandas para llegar a los 21 concejales que suponen la llave de la mayoría en el Ayuntamiento de Barcelona. Y lo mismo el alcalde de Sevilla, Antonio Muñoz, quien asegura estar por delante del aspirante del PP, José Luis Sanz en una plaza en la que también los pactos a derecha e izquierda determinarán la composición final del Consistorio.

Mantener la Comunidad valenciana, la cuarta más poblada de España con cinco millones de habitantes, es sin duda  para el PSOE un objetivo prioritario, pero también preservar el resto de gobiernos autonómicos, si bien el responsable federal de Política Municipal, Alfonso Gómez de Celis, piensa más en una victoria incontestable en las municipales en las que los socialistas se impongan en número de votos y de concejales. Ese es el reto y esa la foto a la que aspira el partido de Sánchez para la noche del 28M, a sabiendas de que la que resulte un mes después con la constitución de los ayuntamientos, en función de las alianzas postelectorales, será otra muy distinta. 

El PP ya no habla de plebiscito

Las agitación que vive el bloque de la izquierda con el ruido de fondo entre Podemos y el espacio que lidera Yolanda Díaz tendrá una incidencia decisiva tanto en autonómicas como en municipales y el grado de movilización de ese electorado, siempre dispuesto a penalizar la división entre iguales -o parecidos- hace que la batalla de estas elecciones sea aún más incierta, a pesar de que el PP haya rebajado notablemente sus expectativas y ya no hable ni de plebiscito ni de moción de censura en las urnas a Sánchez.

De ahí que en Valencia este sábado hubiera algunos socialistas que vieran espacio para la convergencia entre Yolanda Díaz y el partido que oficialmente dirige Ione Belarra, después de que Pablo Iglesias llamase a la unidad en la Fiesta de la Primavera de su partido y dijera que “hay algo mucho más importante que la dignidad de la militancia, que es seguir transformando la realidad”. Otros, sin embargo, siguen viendo aún demasiado ruido y poca voluntad para esa candidatura de unidad de la izquierda a su izquierda. Tanto es así que en la dirección federal del PSOE no descartan que si finalmente Díaz no alcanza un acuerdo con Podemos después del verano, las ministras Belarra y Montero pudieran salir del gobierno de coalición, algo que, según fuentes socialistas, ya estuvieron a punto de hacer tras la crisis de la ley del sólo sí es sí, pero no consumaron finalmente al constatar que Yolanda Díaz y Alberto Garzón no tenían intención de seguirlas en su estrategia.

Si lo hacen o no en el horizonte medio es una pantalla para la que aún queda y que el PSOE gestionará, pase o no, en su momento. La de las municipales y autonómicas ya está aquí y los socialistas no piensan cejar en el empeño de reivindicar su agenda social como signo del “verdadero patriotismo” frente a un Feijóo que “quiera o no se la juega en esta campaña”, sentencian desde la dirección federal. 

Frente a un líder del PP que “no tiene equipo ni proyecto para España”, aseguran, María Jesús Montero, que inauguró junto a Zapatero la convención municipal, defiende que el PSOE tiene motivos de orgullo y una “exitosa” hoja de servicios como la subida del SMI, las pensiones o la ley de vivienda que se aprobará antes del 28M en el Congreso de los Diputados, después de que Sánchez haya logrado desbloquearla en plena precampaña tras meses de diferencias con sus aliados parlamentarios. Una bandera que usará sin duda en esta campaña, como el resto de la agenda social desplegada primero por la pandemia y luego por la crisis de Ucrania.

De momento, el optimismo es mayor que la movilización que se vislumbra. Al menos, en Valencia, donde Ximo Puig “no huele pulsión de cambio”.

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