Sánchez entrega la cabeza de la directora del CNI a sus socios y enerva a la derecha

El presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, ha entregado la cabeza de la directora del Centro Nacional de Inteligencia (CNI) unos días después de asegurar que Paz Esteban había operado de forma escrupulosa en el espionaje con Pegasus a políticos y activistas independentistas, así como a abogados y periodistas. Moncloa trata así de apaciguar la doble bronca que le había generado el escándalo: con el socio de Gobierno, Unidas Podemos, y con los aliados parlamentarios, especialmente con ERC. La destitución ha calmado levemente las aguas, pero ha enardecido a las derechas, que acusan al Ejecutivo de coalición de “entregar el Estado” a los independentistas.

El cese de Esteban supone una mínima derrota para la ministra de Defensa. Margarita Robles había defendido las actuaciones de la ya exdirectora del CNI, pero ha tenido que ceder ante la presión procedente del propio Gobierno de coalición como de la mayoría que lo sustenta en el Congreso, que apuntaba directamente a ella como pieza a cobrarse por el escándalo del espionaje político. Sin embargo, Pedro Sánchez no se ha planteado en ningún momento dejar caer a Robles. Y la ministra de Defensa coloca al frente de los espías a una persona de su máxima confianza, como ella misma se ha encargado de repetir.

El cambio supone, por tanto, una escasa renovación política al frente de los servicios de inteligencia frente a la depuración de responsabilidades que exigían los aliados del PSOE. Pero ir más allá era un trago difícil de asumir para la ministra de Defensa y complicaba la situación en el propio CNI. Más allá de ser la número dos del Ministerio, Esperanza Casteleiro es una veterana conocida en la sede de los servicios secretos, donde ocupó la secretaría general durante cuatro años. 

En todo caso, Robles trató durante la rueda de prensa posterior al Consejo de Ministros de desvincular la destitución de la directora del CNI, que pidió llamar “sustitución”, del escándalo del espionaje. Moncloa se esforzó este martes por alejar la decisión de las intrusiones a los teléfonos de Sánchez, Robles y Fernando Grande-Marlaska y mucho más del espionaje a líderes independentistas, entre ellos Pere Aragonès cuando era vicepresidente de la Generalitat. De hecho la titular de Defensa llegó a justificarlo al asegurar que las autorizaciones judiciales que Paz Esteban mostró en el Congreso “estaban absolutamente motivadas”. Moncloa se había desvinculado de esa decisión, aunque sí sostiene que las actuaciones se han llevado a cabo en el marco de la legalidad. 

“No hace falta verbalizarlos”, justificó el martes una ministra sobre la ocultación de los argumentos que están detrás de la destitución de Esteban. ¿Los fallos que permitieron a Pegasus entrar en el teléfono del presidente y dos ministros? ¿El espionaje a personas vinculadas al independentismo que se produjo incluso cuando el PSOE negociaba con ERC la investidura de Sánchez? “La democracia tiene sus formas, plazos y sus tiempos”, agregó. 

Sánchez ha ido ganando tiempo desde que estalló el escándalo del espionaje a los independentistas. Y con la destitución de la directora del CNI pretende ganar oxígeno, al menos con sus socios. Unidas Podemos se da por satisfecho con la decisión de cesar a Esteban, aunque la ministra de Derechos Sociales y secretaria general de Podemos, Ione Belarra, ha asegurado que “para recuperar la confianza de la ciudadanía es necesario, también, dar garantías de que algo así no vuelva a ocurrir”.

“No está siendo fácil, pero estamos tranquilos”, señalan fuentes gubernamentales, que confían en recomponer pronto las relaciones con los aliados parlamentarios, especialmente con ERC. El presidente se ha visto obligado a aceptar una reunión con Aragonès que por ahora no tiene fecha. 

Por ahora el Govern ve insuficiente la cabeza de Esteban. “Si creen que servirá para cerrar el tema, se equivocan”, ha expresado la portavoz, Patricia Plaja: “El cese de la directora del CNI es consecuencia de este escándalo pero no es la única respuesta. Hacen falta muchas más explicaciones y toda la información”.

Es un marco asumible para el Gobierno. ERC deja, por tanto, de señalar directamente a la ministra de Defensa. Además, Oriol Junqueras y Gabriel Rufián sí han rebajado notablemente la presión. El primero, en una entrevista en El País en la que el presidente de ERC confirmaba que su partido no tiene intención de hacer caer a Pedro Sánchez. El segundo ha reconocido que la dimisión o destitución de Margarita Robles era más una quimera que una esperanza para los suyos. “La señora Robles representa también a la parte del PSOE más conservador, más rancio, más caoba”, dijo en una rueda de prensa, por lo que ve “bastante complicado que el presidente del Gobierno deje caer” a su ministra de Defensa.

Pero no todos los socios creen que con la salida de Paz Esteban se cierra el escándalo. El portavoz de Más País, Íñigo Errejón, aseguró que “hay que llegar hasta el final y tienen que rodar cabezas”. Pese a reconocer que el cese de la directora era “necesario”, apuntó. Eso sí, dijo, llega “tarde”, revela que es “la punta del iceberg” y que es necesario “saber quién espiaba, para qué”.

Las derechas señalan al Gobierno

Si la destitución de la directora del CNI sirve para calmar, siquiera levemente, a Unidas Podemos y a ERC, ha enardecido a las derechas, que han clamado contra la decisión del Consejo de Ministros.

El presidente del PP, Alberto Núñez Feijóo, se limitó el martes ha publicar un tuit donde calificaba el cese de “esperpento” y señalaba directamente a Sánchez por “debilitar al Estado para buscar su supervivencia”. “Es una auténtica afrenta a nuestro país. Injustificable”, concluía el mensaje del dirigente gallego, que ya no volvió a hablar del asunto.

Más dura estuvo su número dos, Cuca Gamarra, en una rueda de prensa en el Congreso. “¿Pedro Sánchez va a ir antes a Catalunya a pedir permiso, perdón y a arrodillarse para poder venir a dar explicaciones a los españoles?”, se ha cuestionado la secretaria general del PP. “Se avanza en la destrucción de las instituciones del Estado”, añadió. “Ha entregado el Estado para salvar el Gobierno”, apuntó. “¿Quién manda aquí, quién nos gobierna? Los independentistas catalanes y vascos. El presidente se ha convertido voluntariamente en un títere”, zanjó. 

Gamarra acusó al Gobierno de coalición de “entregar la cabeza” de Esteban “por hacer la tarea que le encomienda el Estado de Derecho y por seguir las indicaciones” del propio Ejecutivo. Y lamentó que no se hubiera consultado con el principal partido de la oposición el nombramiento de Casteleiro. 

El PP, eso sí, dice mantener los puentes tendidos al Gobierno para asuntos de Estado, como la renovación del Consejo General del Poder Judicial.

Desde Vox, su presidente también publicó un único tuit al respecto. “Sánchez ha decidido criminalizar a quienes nos protegen e indultar y asociarse con quienes nos atacan. Una autocracia al servicio de Su Persona”, dijo el líder de la extrema derecha.

En cuanto a Ciudadanos, su portavoz adjunto, Edmundo Bal, también se revolvió contra la deicisión del Gobierno: “No hay calificativos para la vergüenza. Mi apoyo a Paz Esteban. Sé perfectamente cómo se comporta Sánchez con los servidores públicos que anteponemos la lealtad a España a la obediencia al gobierno de turno”.