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Sergio Gamón, el escolta de Aguirre que se ocupó de su seguridad política

Esperanza Aguirre, en su etapa como ministra de Cultura, junto a Sergio Gamón.

Marcos Pinheiro

Sergio Gamón ha desarrollado gran parte de su carrera como Policía Nacional en labores de escolta. Durante años fue el guardaespaldas de Esperanza Aguirre, que le fichó durante su etapa como ministra de Educación y luego se lo llevó al Senado cuando fue elegida presidenta de la Cámara Alta. Cuando se hizo con el Gobierno de la Comunidad de Madrid volvió a recurrir a su escolta, aunque en esta ocasión le confió mucho más que eso: también su seguridad política.

El pasado jueves Gamón se sentó en una sala de la Audiencia Provincial de Madrid como principal acusado del caso sobre el espionaje político, la gestapillo de Aguirre como la bautizó uno de sus principales enemigos internos, el vicealcalde y mano derecha de Alberto Ruiz Gallardón, Manuel Cobo. Las acusaciones sitúan al viejo guardaespaldas de Aguirre como la persona que ordenó a varios agentes de policía y guardia civil que trabajaban para él que siguiesen a los rivales políticos de la presidenta. Los seguimientos se produjeron en los meses previos al Congreso del PP de 2008, para el que la entonces presidenta regional sopesaba presentarse para destronar a Mariano Rajoy, dentro de una campaña en la que el aguirrismo no estaba solo, le amparaba parte de la derecha mediática de la capital.

Aguirre sabía que tenía algunos rivales en el partido bien posicionados que podían suponer un problema a la hora de derrocar a Rajoy. Entre ellos estaban Manuel Cobo y Alfredo Prada, este último consejero de su Gobierno. En el sumario constan partes de seguimiento con sus movimientos en sus lugares de trabajo y en los domicilios de estos dos dirigentes del PP. Los posicionamientos de los teléfonos de los agentes que trabajaban para Gamón los sitúan en los mismos sitios que aparecen reflejados en los partes.

Gamón, hoy acusado por malversación de fondos públicos durante aquella etapa en la Comunidad de Madrid, es un policía que hizo de su cercanía al PP su modo de prosperar más allá del Cuerpo. Comenzó como escolta en la Casa del Rey en 1987 hasta que Aguirre se lo llevó al Ministerio de Educación y Cultura en 1996. Después lo coloca también como responsable de su seguridad en el Senado cuando es elegida presidenta. Entre las secretarias de Aguirre estaba Yolanda Laviana, mujer de Gamón, e Isabel González, hermana de quien fue su sucesor al frente de la Comunidad, Ignacio González, mano derecha durante muchos años en el partido.

El saltó para Gamón en todo caso llegó tres años después de que Aguirre se hiciera con la presidencia de la Comunidad de Madrid tras las elecciones que el 'Tamayazo' obligó a repetir. La presidenta lo colocó en 2006 al frente de la Dirección General de Seguridad con un sueldo de 90.000 euros, más de lo que percibían sus consejeros. Dos agentes que trabajaban para él han declarado en el juicio que en febrero de 2008 los citó en su despacho para darles una órdenes que se alejaban mucho de sus encargos habituales.

Según la versión de los guardias civiles José Oreja y Antonio Coronado, Gamón les dijo que debían hacer “seguimientos” a Cobo, Prada, Cristina Cifuentes y otros cargos políticos del PP. Ambos le contaron a la jueza que el escolta de Aguirre les dijo que el encargo era fruto del “especial interés” que tenía Ignacio González. Los dos agentes declararon que se habían negado a aceptar esas órdenes “ilegales” y que acudieron a contarle todo a Francisco Granados, por lo que nunca hicieron la labor de espionaje. Las acusaciones -y los informes policiales incorporados a la causa- creen que los partes y el posicionamiento de sus teléfonos demuestran que mienten en este punto.

Gamón no se limitó a dar órdenes, en una ocasión decidió implicarse personalmente. En junio de 2008, Prada dimite como consejero de Justicia y, por tanto, como responsable del proyecto de la Ciudad de la Justicia. Ese mismo mes, el policía de confianza de Aguirre reúne a un grupo de agentes y acude al despacho que Juan Carlos Fernández, el número dos de Prada, tenía en la Ciudad de la Justicia. Según varios testigos, se llevan su ordenador y varios documentos. Prada se quejó y Gamón acabó destituido de la Dirección de Seguridad, aunque no tardó en recolocarse como asesor en el mismo Gobierno de Aguirre con un sueldo similar.

En 2009, El País destapa los seguimientos y el episodio en la Ciudad de la Justicia. Los implicados, incluido Gamón, lo niegan todo. Una comisión parlamentaria controlada por el PP despacha el asunto rápido mientras altos cargos de la Comunidad y algunos medios afines acusan al periódico de inventarse el escándalo.

Pero el 21 de junio entra en escena la ya exmujer de Gamón. Laviana había sido secretaria de Aguirre y luego pasó a serlo del director general de Telemadrid, Manuel Soriano. En una entrevista con El País, confirma que su marido seguía a rivales políticos de Aguirre: “Ignacio González era con quien hablaba mi exmarido de sus averiguaciones sobre Prada. Y le decía que [él y su grupo] tenían que cambiar de tarjeta [de móvil] cada 15 días, que necesitaban un segundo teléfono porque podían escuchar sus conversaciones. También le decía que tenía que infiltrarlo en el PP para conseguir más información”.

El 23 de junio Gamón presenta su renuncia. Un día más tarde Telemadrid despide a Laviana. El policía ha afirmado durante el juicio que las palabras de su exmujer responden a que la Justicia había fallado contra ella en un litigio sobre la pensión que Gamón debía pasarle. La jueza le corta la argumentación en seco. Laviana fue citada a comparecer en la Asamblea de Madrid por este caso en 2016 y dijo que se negaba a declarar por miedo: “He vivido un horror. Esto ha destrozado mi vida. Me acojo al derecho a no declarar”.

Gamón ha vuelto a negarlo todo en el juicio por el espionaje, que ha tardado una década en celebrarse entre multitud de trabas judiciales. Aseguró que él no ordenó a sus hombres que siguieran a los rivales políticos de Aguirre. Dijo también que apenas conocía al expresidente Ignacio González, solo de haber coincidido con él en algún acto. De la entonces presidenta Aguirre, la misma que lo había llevado de escolta a varios de sus cargos y que había colocado a su esposa como secretaria,  dijo que apenas habían hablado un par de meses.

Ya jubilado, Gamón sabe que el juicio al que se enfrenta no le supone una gran amenaza. La Fiscalía no le acusa y otros dos agentes acusados niegan los seguimientos. Durante su declaración tuvo varios episodios en los que habló más de lo debido, hasta casi llegar a cargar contra los abogados de los acusados que sí le implican. Su letrado tuvo que cortarle: “Sergio, Sergio, calla, escúchame”. Al terminar pidió perdón a la jueza porque su cliente era dado a hablar más de lo debido: “Si le doy pie, se me desboca”.

Este lunes están citado como testigo Ignacio González, quien según los dos agentes dio la orden de seguir a los rivales de Aguirre para medir sus movimientos y tenerlos controlados antes del Congreso de 2008. Ese mismo día acudirá la expresidenta, a quien Gamón debía guardar las espaldas políticas después de haber sido su escolta durante una década.

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