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El juez imputa a la madre superiora del convento de clausura de Santiago

Monjas dentro del convento de las Mercedarias de Santiago.

Pedro Águeda

La madre superiora de las Mercedarias de Santiago de Compostela, Luisa Tato Gil, ha sido imputada en el caso que investiga el juez Andrés Lago Louro. El magistrado indaga en la denuncia presentada por tres religiosas del convento de clausura acerca de las presuntas amenazas y coacciones que habría ejercido sobre ellas Tato Gil con el fin de que no colgaran los hábitos. Asimismo, el juez cita como testigos a otras dos monjas que permanecen en el convento, de origen mexicano, según fuentes jurídicas.

El Tribunal Superior de Justicia de Galicia (TSJG) hizo pública una nota en la tarde del miércoles asegurando que el juez citaba a declarar a una persona en calidad de investigada -la figura que ha sustituido a la de imputado en la nueva Ley de Enjuiciamiento Criminal- y otras dos como testigos. Se trataba “de formarse un mejor criterio sobre la existencia de indicios de responsabilidad penal en el asunto incoado”, recogía la nota, tras la denuncia presentada ante la Policía por una exmonja del convento y la mujer española que le ha dado trabajo en su domicilio de Madrid. No ofrecía más detalles.

A las 11 horas del miércoles, la madre superiora; una monja mexicana llamada Juana Corona Madín; y el capellán Andrés Fernández Farto; se presentaron en el control de entrada de los juzgados de Santiago, informaron a eldiario.es fuentes del caso. Estuvieron allí dos horas y siete minutos, según el registro del control de entrada. En el acceso comentaron que iban a declarar ante el juez Lago Louro.

Sin embargo, al día siguiente, el magistrado negó haber tomado declaración a ninguna de las monjas, otra vez a través del gabinete de prensa del TSJG. El citado gabinete dijo desconocer si las monjas se habían desplazado hasta los juzgados. Eldiario.es es informó a última hora de la noche de que las monjas habían declarado ante el juez y que la madre superiora había negado que retuviera a las monjas contra su voluntad, achacando todo a un malentendido.

El caso ha recaído en el magistrado Andrés Lago Louro por reparto. Fue su compañera Ana López-Suevos, en funciones de guardia, la que, alertada por un presunto delito de detención ilegal, ordenó a funcionarios del juzgado y policías de la UCRIF presentarse en el convento el pasado 23 de enero con una misión: sacar de allí a las monjas indias, provistas de su documentación, y trasladarlas al juzgado. Las cinco confirmaron los indicios expresados en la denuncia ante la Policía de su excompañera, pero tres pidieron a continuación dejar el convento y otras dos, regresar.

Con la declaración de las dos monjas mexicanas, el magistrado puede ampliar los testimonios acerca del engaño principal que ejercía presuntamente la madre superiora, quien hacía creer a las jóvenes que si dejaban el convento, serían deportadas de inmediato a su país de origen. Algunas de ellas han denunciado también que la madre superiora les retenía la documentación. Y las cinco apuntaron ante la jueza López-Suevos que dos religiosas que dejaron el convento en 2011 fueron enviadas a India.

La jueza apreciaba en su auto indicios de detención ilegal, delito contra la integridad moral, coacciones y amenazas. Las tres monjas que han dejado el convento llegaron a finales de los noventa a Santiago, pensando que se ordenarían y prestarían servicio a la comunidad. Ninguna sabía lo que era un convento de clausura. Tras más de 15 años con las Madres Mercedarias de Santiago decidieron colgar los hábitos, pero la madre superiora, según su testimonio, se resistía.

Solo la denuncia de otra exmonja india del convento y de la mujer española que la contrató ha logrado, con ayuda de la Policía y la jueza, que acaben de inaugurar una nueva vida fuera de los muros del covento de clausura.

Tras el caso de las monjas indias, revelado en exclusiva por eldiario.es, el Papa Francisco se ha expresado en contra de la “inseminación artificial” de los conventos. Lo hizo el martes durante un encuentro en el Vaticano con monjas y frailes, en el que expuso que “algunas congregaciones hacen el experimento de la inseminación artificial”. “¿Qué hacen? Acoger. Y vienen, vienen, vienen... Y después, los problemas que hay allí dentro. No. ¡Se debe acoger con seriedad!”, dijo el Papa tras anunciar que se iba a apartar del discurso previsto.

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