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Vox cierra más de dos meses después el candidato para una moción de censura sin apoyos ni programa

Ramón Tamames conversa con Santiago Abascal

Carmen Moraga

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Santiago Abascal ya tiene la confirmación de Ramón Tamames para liderar la moción de censura contra Pedro Sánchez, que la formación de extrema derecha anunció hace ahora dos meses y medio ante “la grave situación” a la que, en su opinión, el presidente del Gobierno está llevando a España. El próximo lunes Vox formalizará en el registro del Congreso la iniciativa una vez que este miércoles Abascal y Tamames, en una reunión mantenida en la sede nacional del partido, ultimaban “los flecos” que les quedaban para sellar su pacto. El objetivo que persiguen, según dicen, es el adelanto de las elecciones generales y hacerlas coincidir con las autonómicas y municipales del próximo 28 de mayo.

Abascal cierra así el candidato a su moción más de dos meses después de anunciarla, tras algunas negativas de algunas figuras a las que se lo habían propuesto, y sin haber cerrado aún un programa para presentar en el debate. Además, la moción nace muerta porque Vox no ha conseguido recabar ningún apoyo fuera de su bancada.

El 'sí' definitivo de Tamames llega después de varias semanas de intriga y de dudas por parte del profesor, que está a punto de cumplir noventa años. El acuerdo está hecho pero falta por concretar cuál será el discurso que desgranará en la tribuna del Congreso el candidato, con el que el propio Abascal y los dirigentes de Vox han estado todos estos días negociando junto con el equipo de Tamames. El temor a que el exdirigente del PCE se salga por la tangente persiste en la formación de extrema derecha y eso es lo que ha provocado el retraso de unas negociaciones que en un principio parecían mucho más fáciles de lo que han sido, ya que el economista hace tiempo que mantiene unas posiciones ideológicas muy cercanas a Vox, partido al que ha defendido en diversas ocasiones.

Uno de los escollos que encontraron con el nonagenario profesor es que discrepa con Abascal en que Sánchez sea un presidente “ilegítimo”, al entender que ha sido elegido constitucionalmente, por “más de 175 diputados”, según desveló en una entrevista con la agencia EFE. Otra de sus discrepancias es que apoya el Estado autonómico en el que la extrema derecha no cree. Aunque Tamames reconoció que “con la descentralización competencial en la Constitución nos pasamos un pelín de rosca”, considera que esa arquitectura del Estado “ya es para siempre”. Otra de las aristas con las que han tropezado es por el rechazo visceral de Vox hacia la inmigración, un colectivo que para Tamames no supone un peligro.

El economista, no obstante, ha ido restando importancia a esas diferencias con Vox y en la citada entrevista aseguró que ve en el partido de ultraderecha “una adhesión a la Constitución, a la monarquía parlamentaria, a la unidad de España, casi por encima de todo, y en esos factores coincidimos plenamente, aunque a veces no en la forma”.

Después de varias semanas meditando la oferta y calculando los tiempos, Tamames por fin adelantó el martes su decisión. Lo hizo durante una reunión en la Real Academia de Ciencias Morales y Políticas, según ratificaron miembros de la institución a diversos medios de comunicación.

“Abascal me ha dado libertad absoluta y no me ha vetado nada”

Este jueves concedía su primera entrevista a TVE, recogida por Europa Press, en la que ha insistido en que Abascal le ha dado “absoluta libertad” para redactar el discurso que dará desde la tribuna del Congreso, “sin vetar nada” aunque ha evitado dar pistas sobre su intervención cuando se le ha cuestionado si Abascal le ha pedido que no hable de feminismo, del aborto o del modelo autonómico, entre otros temas. Según ha dicho, desvelar lo que pronunciará en el Congreso sería “defraudar” a Vox, a los españoles y a los diputados del Congreso que representan “la soberanía nacional”.

Lo único que ha querido adelantar ha sido que con su discurso se referirá a la situación económica y social, y a las relaciones exteriores de España, asunto que le interesa “mucho”. “Y eso es una función para mí muy importante”, ha resaltado. En este sentido, ha reiterado que Vox no le va a dictar su discurso, que estará basado en la “experiencia y sapiencia” que haya podido adquirir a lo largo de su vida. “Me han dejado absoluta libertad para lo que yo diga, no podía ser menos”, ha subrayado.

Tamames ha comentado que quiere que su intervención sea “bonita, con buen sonido”, desvelando luego que aunque hablará de los “incumplimientos” del Gobierno también reconocerá “algunas cosas que puede haber interesantes y positivas”, en referencia al AVE, que ha dicho que fue un “gran proyecto” del gobierno socialista de Felipe González, pero ha considerando una “pena” lo ocurrido con los errores en las medidas de los trenes en Asturias y Cantabria.

En otro momento, ha rechazado que con esta moción de censura parezca que hay mucho en juego, ya que a su juicio no hay “nada de nada”, sino solo “la claridad y la transparencia”. Además, ha señalado que no se ha reunido ni tiene previsto hacerlo de nuevo con el líder del PP, Alberto Núñez Feijóo, tras la comida que tuvieron hace semanas, antes de que su nombre sonara para la moción de censura, pero que si le llama o necesitan hablar, lo hará con “toda tranquilidad”, porque le parece una persona “muy notable” que “está haciendo un gran esfuerzo por su partido”, ha apostillado.

Un debate que podría celebrarse en víspera de la campaña electoral

En Vox, desde el principio, se han tomado con calma y sin prisa alguna la presentación de esta iniciativa que saben que no va a prosperar. Antes de ofrecérselo a Tamames tantearon a una larga lista de exdirigentes de otros partidos, en su mayoría jubilados de la política. Como la exlíder de UPyD, Rosa Díez, o los ex dirigentes del PSOE, Joaquín Leguina y Nicolás Redondo Terreros, todos ellos muy críticos con el Gobierno de coalición y muy cercanos ahora a los postulados de Vox. Ninguno aceptó.

La intención de Abascal siempre ha sido que ese debate se produzca lo más cercano posible a la fecha de las elecciones autonómicas y municipales del próximo mes de mayo, como un acto más de precampaña con el objetivo de colocar contra las cuerdas al PP. De hecho, creen que ese Pleno servirá a Abascal y a su grupo para dejar en evidencia a los de Feijóo e intentar demostrar que Vox es “el único y verdadero partido de la oposición” al Gobierno “criminal” de Sánchez, al que acusan de haber llevado a nuestro país al desastre económico y social con ayuda de los “separatistas”, a los que creen que está dejando “campar a sus anchas” para volver a dar otro “golpe de Estado” en Catalunya.

Desde el principio, la propuesta ha sido rechazada por el Partido Popular, en donde consideran que es “un gran error” que lo único que se conseguirá con ello será “reforzar” al presidente en Moncloa y solo lo servirá para “blanquear” la “agenda de barbaridades” de Pedro Sánchez. Por ello el partido de Feijóo no quiere quemarse en un debate que considera estéril y que le encasillaría en la foto con Vox. También rechazan que el candidato sea Tamames al que el propio Feijóó recomendó que no aceptara: “En ningún caso le hubiéramos pedido a alguien con la trayectoria y el prestigio de Tamames que hubiera pasado por este trago”, aseguró hace días el portavoz de campaña del PP, Borja Sémper.

Esa decisión también ha sido ampliamente criticada por formaciones de izquierda, que lo califican de “broma” y no entienden que el economista se quiera prestar a esta “pantomima”. Los socialistas y sus socios están convencidos de que Vox saldrá escaldado por haber dado este paso.

Sin embargo, los dirigentes del partido de extrema derecha se muestran encantados con que el exdirigente del PCE vaya a ser el protagonista de ese debate. Consideran que es un candidato “inatacable desde la izquierda” dado su currículo de “luchador antifranquista” y su pasado como dirigente comunista.

Vox buscará el apoyo de otros diputados para la moción

El reglamento de la Cámara (artículo 175) establece que la moción deberá ser propuesta, al menos, por la décima parte de los Diputados en un escrito motivado dirigido a la Mesa del Congreso y habrá de incluir un candidato a la Presidencia del Gobierno que haya aceptado la candidatura. En Vox pretenden lograr que algún diputado externo al grupo firme la iniciativa, aunque no parece que lo vaya a conseguir.

Una vez que la Mesa del Congreso la admita trámite, si está todo en orden, Batet comunicará su presentación al Presidente del Gobierno y a los portavoces de los Grupos Parlamentarios. Entonces se abre dos días de plazo para la presentación de mociones alternativas, que deberán reunir los mismos requisitos y estarán sometidas a los mismos trámites de admisión. La mesa del Congreso fijará entonces el día del debate.

Si la registran el lunes, ya no se calificaría por la Mesa hasta la semana siguiente, la del 7 de marzo. La presidenta de la Cámara tiene potestad para fijar la fecha, y dado que hay dos semanas sin pleno en abril el debate podría ser justo después de Semana Santa, es decir, aún en plena precampaña de las autonómicas y municipales.

Para que salga adelante, la moción de censura debe contar con la mayoría absoluta, algo que en Vox saben que es imposible.

El PP se decanta por la abstención, según adelantó hace días Nuñez Feijóo. En la primera moción de Vox celebrada en octubre de 2020, el defenestrado líder del PP, Pablo Casado, votó 'no'. Abascal utilizó entonces como candidato alternativo al que ahora es secretario general del partido, Ignacio Garriga. Pero solo consiguió el apoyo de los propios diputados de su grupo. Ni uno solo más.

Esta segunda moción nace igualmente muerta dado que ni siquiera Ciudadanos, cuya portavoz parlamentaria, Inés Arrimadas, la alentó desde el principio, va a apoyarla. Según anunció hace varias semanas la portavoz nacional de la nueva dirección, Patricia Guasp, y este miércoles ha ratificado, el grupo en el Congreso votará 'no' a la iniciativa porque ahora les parece “inútil”.

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