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Zapatero da por encarrilada la Legislatura tras el acuerdo europeo y reclama a Felipe González un apoyo sin fisuras al Gobierno

El vicepresidente segundo, Pablo Iglesias,  con el expresidente del Gobierno José Luis Rodríguez Zapatero, en El Escorial

Esther Palomera

22 de julio de 2020 18:11 h

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Entre intervención e intervención, “canutazo”. Siempre fue el ex presidente José Luis Zapatero un político declarativo. Mucho. Cuando estaba en activo y ahora, retirado ya de la primera línea. Hoy no ha sido una excepción. Llegó a la Universidad Complutense como invitado de Unidas Podemos para clausurar su curso de verano y no eludió asunto de actualidad. Ha hablado del Rey emérito y sus problemas con las Justicia, del acuerdo histórico de la UE para la reconstrucción económica tras la COVID-19, del Gobierno, de la paz en el mundo, de los objetivos de desarrollo sostenible, de Unidas Podemos y hasta de Felipe González y sus críticas al Ejecutivo. No se dejó un solo asunto en el tintero.

Sobre Europa dijo que, tras el acuerdo de esta semana en Bruselas, habrá un antes y un después en la historia de la UE y que siente una gran tranquilidad por el futuro de los jóvenes y de los pensionistas después de que los estados miembros hayan sido capaces de ponerse de acuerdo en avanzar en una “sociedad de bienestar construida con el esfuerzo de todos los europeos”. Europa, a su juicio, se jugaba el “ser o no ser” en el contexto de esta crisis y si hubiera fracasado, la unión “hubiera languidecido” para siempre. “Europa resurge con fuerza. Y siempre que pasa esto a España y a la comunidad internacional les acompaña un destino mejor”, afirmó antes de impartir una conferencia bajo el título “Paz y Prosperidad” en el marco de los cursos de verano de la Universidad Complutense organizados por Unidas Podemos.

Zapatero, que fue invitado personalmente por Pablo Iglesias a la clausura de las jornadas de su partido, defendió que cuando las sociedades son capaces de compartir la deuda, “comparten un proyecto común y comparten el futuro”. Recordó que desde la crisis financiera de 2008, había dudas sobre Europa y su capacidad de entendimiento común y que, ahora, con el COVID.19, la incertidumbre se ha despejado “favorablemente”.

El ex presidente llevó sus diferencias con Felipe González -sobradamente conocidas por todos- al marco de su visita a la Complutense y aprovechó una pregunta de la prensa sobre las críticas del otrora también jefe de Gobierno socialista para declarar su “apoyo cerrado” al Gobierno: “Primero, por convencimiento. Después, porque ha sido una expresión de las urnas. Y por último, porque tiene un programa social y progresista con el que me siento identificado plenamente”. Así, pidió a todos los líderes o ex líderes progresistas un “apoyo cerrado para un Gobierno al que por cierto están respaldando personas no muy cercanas al PSOE”

“Hay una coalición que está funcionando con lo que se demuestra que el diálogo entre las izquierdas lo puede todo. Nos debe adornar a todos la paciencia”, insistió antes de que recordar que es tradición en la vida “no reconocer las cosas a los demás, aunque ello nos haga grandes como país”. Y si es uno, afirmó en alusión velada a Felipe González, quien ha ejercido antes la responsabilidad institucional, “pues aún cuesta más admitir los aciertos” de los que vienen detrás. En contra de la dinámica que atribuyó al ex presidente de Gobierno, él sí quiso explícitamente poner en valor la gestión de Pedro Sánchez en la cumbre europea, que calificó de “excelente” al tiempo que animó a poner el nivel de la medición y la valoración en “sus justos términos”.

Por sí no hubiera marcado suficientes distancias con el primer presidente de gobierno socialista de la democracia, aún subrayó que “le descompone la crítica fatua mientras le estimula y motiva la actitud constructiva” y que un país que cree en el progreso, “ha de creer también en que quienes vendrán detrás de nosotros, lo harán mejor porque eso quiere decir que nosotros lo hicimos bien y que abrimos el camino a mejores gobernantes”.

Luego, habló de momentos históricos y líderes políticos para negar la capacidad de algunos para ver las circunstancias y la envergadura de los tiempos y se detuvo en un PP que, en su opinión, “no se ha enterado de nada” y “se arrepentirá por no haber arrimado el hombro” ni estado a la altura que merecía el país ante la pandemia. Esto, después de dar por “encarrilada la Legislatura”, tras el acuerdo europeo de esta semana y, a pesar de la actitud de los de Pablo Casado, que “han intentado que durara poco” con una estrategia que tachó de “torpe”: “Nada une más que la adversidad y la crítica exagerada. Y como critican exageradamente a Podemos y Pablo Iglesias, no funcionará. Las estrategias no muy brillantes se descubren fácilmente”.

Lo fácil en política, según la “doctrina Zapatero”, es criticar y descalificar mientras que lo complicado “es hacerse cargo del país, construir, arrimar el hombro y que la gente vea que quieres que las cosas le vayan bien a España para que a ti te pueda ir bien después”.

Tampoco eludió los escándalos del rey emérito y la investigación sobre el presunto cobro de comisiones ilegales, pero sí pidió en este sentido “apegarse a la ley y al sistema sin perder la confianza en jueces y fiscales”. No cree que el debate político deba ir más allá del estricto cumplimiento de la ley como para cualquier ciudadano, pero sí dijo sentirse, como todos, “disgustado” con las informaciones que aparecen cada día sobre Juan Carlos I.

Ya en el transcurso de su conferencia, y tras ironizar con quienes le sitúan más cerca de Podemos que del PSOE -“me afilié a los 16 y así seguirá siendo hasta el resto de mis días”-, se centró en los objetivos de desarrollo sostenible y en la paz, como el alfa y el omega de todo proyecto civilizatorio y del avance de la humanidad.

“El destino de este siglo XXI, después de la crisis financiera de 2008 y de la COVID-19, nos va a interpelar de modo decisivo. Ante la primera, puedes equivocarte. Si te equivocas en la segunda, el fracaso del siglo será inevitable”, concluyó.

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