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“¿Qué fue de los cantautores?”: la poesía de Luis Pastor para combatir estos tiempos extremos

El Rastreador

El 10 de noviembre de 2011, a diez días de las elecciones que darían lugar a la mayoría absoluta del Partido Popular, el cantautor Luis Pastor recitaba un poema en el Círculo de Bellas Artes de Madrid en la presentación del libro José Saramago, un retrato apasionado, de Armando Baptista-Bastos, en el Círculo de Bellas Artes. Se trataba del poema ¿Qué fue de los cantautores?, que con sus estrofas repletas de Memoria Histórica reivindicaba la lucha por sobrevivir de los poetas olvidados.

El año 2011 fue un momento de cambio de Gobierno, de pesimismo y de una profunda crisis económica de la que todavía no nos hemos recuperado. Y por aquel entonces, el cantautor recitó ante la viuda de José Saramago, la escritora y periodista Pilar del Río, el exministro de Cultura César Antonio Molina, la abogada y editora Lourdes Lucía y todos los allí presentes los versos de esta poesía, que recuperaba la trayectoria de nuestro país.

Ahora, ocho años más tarde, en este momento en el que el color verde significa muchas cosas; en el que términos como la 'ideología de género' o la 'violencia intrafamiliar' están a la orden del día; en el que la Memoria Histórica pretende ser soterrada y las pancartas reivindicativas son silenciadas, recordamos estas estrofas que reivindican que, precisamente en los momentos más difíciles, “de fascistas de pelo en pecho, curas y monjas serviles y grises y guardias civiles”, los cantautores 'siembran canciones' para que en la 'tierra baldía florezca la poesía' y 'llene las fiestas de barrio'.

Como diría Luis Pastor: “Hay cantautor para rato”.

--

Éramos tan libertarios,

casi revolucionarios,

ingenuos como valientes,

barbilampiños sonrientes

—lo mejor de cada casa—

oveja negra que pasa

de seguir la tradición

balando a contracorriente

de la isla al continente

era la nueva canción.

Éramos buena gente,

paletos e inteligentes,

barbudos estrafalarios,

obreros, chicos de barrio,

progres universitarios,

soñando en una canción

y viviendo la utopía

convencidos de que un día

vendría la Revolución.

Aprendiendo a compartir

la vida en una sonrisa,

el cielo en una caricia,

el beso en un calentón.

Fuimos sembrando canciones

y en esta tierra baldía

floreció la poesía

y llenamos los estadios

y en muchas fiestas de barrio

sonó nuestra melodía.

Tardes y noches de gloria

que cambiaron nuestra historia.

Y este país de catetos,

fascistas de pelo en pecho,

curas y monjas serviles,

grises y guardias civiles,

funcionarios con bigote

y chusqueros de galón,

al servicio de una casta

que controlaban tu pasta

tu miedo y tu corazón.

Patriotas de bandera,

españoles de primera,

de la España verdadera

aquella tan noble y fiera

que a otra media asesinó

brazo en alto y cara al sol

leales al Movimiento

a la altura y al talento

del pequeño dictador

que fue Caudillo de España

por obra y gracia de Dios.

Toreando en plaza ajena

todo cambió de repente

los políticos al frente

de comparsa al trovador.

Se cambiaron las verdades:

“tanto vendes tanto vales”.

Y llegó la transición:

la democracia es la pera.

Cantautor a tus trincheras

con coronas de laureles

y distintivos de honor

pero no des más la lata

que tu verso no arrebata

y tu tiempo ya pasó.

¿Qué fue de los cantautores?

preguntan con aire extraño

cada cuatro o cinco años

despistados periodistas

que nos perdieron la pista

y enterraron nuestra voz.

Y así vamos para mas de treinta

con la pregunta de marras

tocándome los bemoles.

Me tomen nota señores

que no lo repito más:

algunos son diputados,

presidentes, concejales,

médicos y profesores,

o ejerciendo asesoría

en la Sociedad de Autores.

Otros están y no cantan,

otros cantan y no están.

Los hay que se retiraron,

algunos que ya murieron

y otros que están por nacer.

Jóvenes que son ahora

también universitarios,

obreros, chicos de barrio

que recorren la ciudad.

Un CD debajo el brazo,

la guitarra en bandolera,

diez euros en la cartera,

cantando de bar en bar.

O esos raperos poetas

que es su panfletos denuncian

otra realidad social.

¿Y mujeres? ni se sabe.

Y sobre todo si hablamos

de las primeras gloriosas

que tuvieron los ovarios

y el coraje necesarios

de subirse a un escenario

de aquella España casposa.

¿Qué fue de los cantautores?

aquí me tienen señores

como en mis tiempos mejores

dando al cante que es lo mío.

Y aunque en invierno haga frío

me queda la primavera,

un abril para la espera

y un grandola en el corazón.

¿Qué fue de los cantautores?

aquí me tienen señores

aún vivito y coleando

y en estos versos cantando

nuestras verdades de ayer

que salpican el presente

y la mierda pestilente

que trepa por nuestros pies.

¿Qué fue de los cantautores?

De los muchos que empezamos,

de los pocos que quedamos,

de los que aún resistimos,

de los que no claudicamos:

aquí seguimos.

Cada uno en sus trincheras

haciendo de la poesía

nuestro pan de cada día.

Siete vidas tiene el gato

aunque no cace ratones.

Hay cantautor para rato.

Cantautor a tus canciones.

Zapatero a tus zapatos.

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