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Los trabajos antiincendios que Madrid paga con madera acaban en talas indiscriminadas

Los forestales han detectado talas irregulares en la Sierra Oeste de Madrid / UGT-Forestales

Raúl Rejón

Cuanto más se tala más se gana. La falta de supervisión sobre el terreno de los trabajos de prevención de incendios que la Comunidad de Madrid ha contratado en los montes de la Sierra Oeste se está traduciendo en talas descontroladas. Se trata de un área de 83.900 hectáreas en la que las empresas adjudicatarias de la limpieza del monte reciben el pago por sus tareas en especie. Es decir, las contratistas se llevan la madera de los árboles que sierran.

“Son contratos menores de repaso por si ha quedado algún árbol dentro de un cortafuegos”, explica un portavoz del Gobierno regional. “No se les asigna una partida económica para no detraerlo del contrato grande de mantenimiento de montes que es el que realiza la mayoría de labores, y son los ingenieros los que dicen qué se puede cortar”, insiste el portavoz. Pero, al no haber vigilancia in situ de esta limpieza, la contratista ha acabado arrasando con cientos de árboles verdes que están talados en zonas reconocidas a nivel europeo como de interés medioambiental. Sólo la semana pasada más de 200 ejemplares fueron apeados por Explotaciones Fraile, una sociedad limitada que, según el Código Nacional de Actividades Empresariales (CNAE), se dedica a “la venta al por mayor de madera”.

Así lo atestiguan las dos denuncias que los agentes forestales levantaron a finales del pasado enero en sendas talas masivas en los municipios de Valdemaqueda y San Martín de Valdeiglesias. Ambos están incrustados en una de las mayores áreas protegidas de Madrid, el LIC y ZEPA de las Cuencas de los ríos Alberche y Cofio. En Valdemaqueda, los forestales llegaron a tiempo para decomisar la madera pero no para detener la corta que, en principio, contaba con la autorización oficial de los bomberos.

De esta manera, los trabajos de desbroce para prevenir incendios están siendo aprovechados por, al menos, una empresa asignada por el Gobierno de la Comunidad de Madrid para cortar sin mucho control. “En el campo no ha habido esa vigilancia, desde luego. No había nada marcado, por eso se les ha paralizado y denunciado”, revelan fuentes de la policía medioambiental.

Al comenzar la última semana de enero, la contrata empleada por Madrid, Explotaciones Fraile, metió sus sierras al lado de un cortafuegos en el cerro San Pablo en Valdemaqueda. La empresa taló en ese paraje 118 ejemplares en buen estado: 29 encinas –la más grande con un tronco de 24 centímetros de diámetro–; 18 enebros –con un ejemplar de 34 centímetros de tronco– y 71 pinos –el mayor tenía un tronco de un metro de ancho–, según el parte oficial levantado en la denuncia a Medio Ambiente. “Lo que se ha cortado está fuera, en las lindes del cortafuegos”, cuenta desde el paraje un concejal del Ayuntamiento, Ángel Casado. “Eran pinos centenarios, encinas sanas y enebros perfectos”, continúa este vecino.

Un ingeniero de la Consejería de Medio Ambiente fue alertado por los vecinos y él, a su vez, dio aviso a los agentes forestales sobre la magnitud de la tala. Los agentes inmovilizaron la madera ante el temor de que pudiera ser retirada por la empresa. La limpieza del cortafuegos ha quedado paralizada: de 11.000 metros se talaron 600. “La empresa se puso a cortar en otro punto de la comarca”, explican los forestales.

El concejal Casado explica que “Valdemaqueda es un sitio peligroso para el fuego” –de hecho, en ese término ardieron unas 2.000 hectáreas en agosto de 2012 en un incendio intencionado con seis focos distintos– pero justo esa es la zona menos problemática. Según su registro, “es la primera vez que se ha hecho una cosa así aquí”, y luego añade: “El pueblo podría haberlo hecho así gratis. Nos ponen muchísimos problemas para que los vecinos corten árboles secos para alimentar estufas, ahora que en muchas casas han dejado el gasoil porque es caro”, cuenta.

Una portavoz de la Consejería de Presidencia –de la que dependen los bomberos– contó a eldiario.es que “los vecinos saben que se pueden llevar esa madera”. Sin embargo, el tipo de contrato usado por Prevención de Incendios y las dimensiones de algunos de los pinos apeados hacen que el traslado de material no sea sencillo.

Expediente en marcha

Una vez precintada la madera serrada y levantados los partes, ahora esperan el expediente administrativo, las alegaciones de la empresa y la resolución. “Medio Ambiente debe decidir qué pasará con el material. Si se lo llevan los vecinos o si, tras pagar una multa, la contratista puede recogerla, que sería irónico porque pagaría la infracción con el resultado de la misma”, cuentan en la seción sindical de Agentes de UGT.

Sin embargo, la Consejería de Presidencia contestó a eldiario.es que “estas denuncias no tienen sentido”. Y argumenta que “quizá hubo un malentendido entre los operarios y los agentes forestales” a pesar de que, en el caso de Valdemaqueda, no hubo encuentro entre la empresa y los agentes. Después ha insistido en que “esas labores están supervisadas por ingenieros forestales que indican dónde tienen que realizarse según unas previsiones. Al llegar al lugar, las circunstancias pueden haber cambiado porque haya llovido y haya más vegetación”.

Las labores para la prevención de incendios están a cargo de los bomberos de la Comunidad de Madrid aunque “en los montes públicos hay una comunicación al cuerpo de Agentes Forestales para supervisar desde el punto de vista medioambiental”, cuentan fuentes del cuerpo. De igual manera, relatan que “para estas talas, se nos ha hecho llegar una autorización general pero no un aviso de dónde y cuándo iba a entrar la empresa así que si llegamos es por alertas en la zona”. De esta manera, “la empresa se ha puesto a cortar sin supervisión ninguna”. En UGT se preguntan por qué “para cualquier tala en fincas privadas estamos presentes para comprobar que no hay desmanes, pero cuando se trata de la administración, no. Con una coordinación se solventarían estos problemas”.

Con el episodio de la tala en Valdemaqueda y un plan de trabajo de “12 o 13 tajos donde esta empresa está asignada”, según la autorización oficial, Explotaciones Fraile se dispuso a cortar ejemplares en un municipio cercano: San Martín de Valdeiglesias. Se repitió la fórmula de tala sin supervisión y numerosos ejemplares abatidos. “La cantidad fue similiar a la de Valdequemada”, apuntan esta vez los agentes que sí llegaron al tiempo que se cortaba.

Mientras se producía la intervención, cuentan los testigos, se presentó un ingeniero del Servicio de Prevención de Incendios –el departamento que autoriza los trabajos– al que se le cuestionó sobre el pago en madera a las empresas sin obtener una respuesta clara. La madera de las plantas serradas en San Martín también fue decomisada pero los árboles, talados a ras de suelo, no crecerán más.

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