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La campaña de los Bancos de Alimentos, amenazada por la falta de voluntarios y la inflación

Voluntarios clasificando alimentos en el Banco de Alimentos de San Fernando (Madrid)

Paula del Toro

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Los almacenes del Banco de Alimentos impresionan. No por esas estanterías metálicas de más de 5 metros repletas de cajas de paquetes de macarrones, de botes de tomate frito, conservas o leche en polvo para bebé. Esa podría ser la imagen de cualquier gran reserva de un hipermercado, pero el hecho de que esos productos vayan a ayudar a subsistir a las familias más desfavorecidas de toda España cambia la perspectiva.

A uno de estos grandes almacenes de Madrid acude habitualmente Elena. Se jubiló hace siete años y decidió participar como voluntaria fija en uno de los cuatro centros que la Federación Española de Bancos de Alimentos (FESBAL) tiene en la capital. Ella y sus 380 compañeros son una de las piezas clave de esta organización. “Cada año repartimos más de 170 millones de kilos de alimentos, lo que supone cerca de 635 millones de raciones de comida para más 620.000 familias y 220.000 niños a nivel nacional”, señala la voluntaria.

Estos datos sitúan a España como líder europeo en este tipo de solidaridad. Sin embargo, este año las donaciones están disminuyendo y el número de voluntarios se queda escaso para que las campañas sean exitosas. Porque, al mismo tiempo, fruto de la inflación y la consecuente subida del precio de la cesta de la compra, muchas más personas se acercan cada semana hasta las 7.500 entidades benéficas que funcionan como puntos de distribución de productos a los beneficiarios y cada vez hay menos productos para repartir. 

Es por ello por lo que la FESBAL se ha visto obligada a unificar la Operación Kilo este 2023 en todo el territorio nacional y se celebrará este fin de semana del 2, 3 y 4 de junio. “Desde la crisis de la pandemia y la reciente subida generalizada de los precios, las donaciones han disminuido un 25%. Nos hacen falta recursos porque es cierto que en ciertas épocas nos nutrimos de las donaciones de la ciudadanía y de las empresas, pero realmente más de la mitad de nuestro almacén se llena con la compra de productos excedentes de la industria, y para la organización también ha subido un 20% la compra. Por eso necesitamos esta ayuda de forma inmediata”, señala Elena. 

La donación de productos no es la única forma de participación solidaria que los bancos de alimentos necesitan. Al adelantar la Operación Kilo a la primavera –se suele hacer a finales de verano–, muchos voluntarios no se han apuntado como ha sido habitual en otras campañas. En la Gran Recogida de 2022 participaron 90.000 personas de manera altruista a nivel nacional en 12.500 puntos de recogida. Para la campaña de este fin de semana únicamente hay apuntadas unas 45.000 en toda España, la mitad de la ayuda necesaria para que una campaña de estas características resulte igual de fructífera. La figura del voluntario es fundamental, según explica Elena. “Tenemos estudios que comprueban que una tienda con voluntarios tiene el doble de donaciones que una que simplemente tiene un cartel. Su trabajo de información a los clientes, de recolecta y clasificación hace que la gente vea nuestro logo y se anime a coger un kilo de macarrones de más o un paquete de pañales que normalmente hubiese obviado”, resume. 

Desde la organización hacen un llamamiento para que los ciudadanos se animen y se apunten a formar parte del voluntariado durante cuatro horas para algún día de este fin de semana. “No hay ningún perfil concreto para ser voluntario. Siempre se apuntan desde chicos jóvenes, a familias enteras o grupos de empresas. Con que aporten ganas e ilusión es suficiente para llegar a nuestro objetivo. Ellos son clave para que todas aquellas personas en situación de pobreza puedan tener una comida diaria”, defiende Elena. Para apuntarse hay que acceder a la página web de la FESBAL o a la del Banco de Alimentos de cada provincia. 

Para colaborar con la donación de alimentos no perecederos o productos de primera necesidad, como pueden ser artículos de higiene femenina y de bebés, cada donante puede hacerlo a las puertas de su hipermercado habitual durante todo el fin de semana. La voluntaria madrileña Elena señala que existe cierto género especialmente demandado por los Bancos de Alimentos esta primavera: “Necesitamos sobre todo leche y aceite. Son alimentos básicos que están sufriendo una subida de precio muy elevada y permanente. También notamos escasez de productos que pueden resultar más asequibles como pasta, arroz y azúcar”. Estos se destinarán directamente a cubrir las necesidades básicas de las personas más desfavorecidas de cada provincia, ya sea en puntos de reparto directo de productos con la ayuda de Servicios Sociales o en puntos de consumo como comedores sociales, colegios o residencias. 

En el caso de que el punto de donación no sea un hipermercado sino una pequeña tienda más local, la aportación tendrá que ser económica. En la misma caja del supermercado se puede destinar la cantidad monetaria que el donante quiera para una colecta diferenciada de los beneficios de la tienda. De esta forma, los Bancos de Alimentos compran en ese mismo comercio los productos que más necesiten en cada momento y de forma progresiva para que no se caduquen. También se pueden hacer donaciones económicas directamente a la organización de manera online.

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