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Capio concentrará a sus pacientes psiquiátricos en un solo hospital

El hospital Rey Juan Carlos durante una visita oficial del Ejecutivo regional

Raúl Rejón

Capio, la empresa que gestiona los hospitales de la red de sanidad pública madrileña de Valdemoro y Móstoles, prepara una concentración más rentable de pacientes de Salud Mental. La compañía ha decidido trasladar el servicio de hospitalización de enfermos mentales del hospital de Valdemoro (el Infanta Elena) a su recientemente estrenado centro de Móstoles (el Rey Juan Carlos). Ambas localidades distan 30 kilómetros. Hasta ahora, la empresa tenía subcontratadas 10 camas de psiquiatría aguda a un hospital privado al que tenía que abonar el servicio. Ese centro está en Ciempozuelos a 11 kilómetros del Infanta Elena.

El dinero sigue al paciente… al centro privatizado

El dinero sigue al paciente, es la máxima que inspira esta organización sanitaria con gestión privada del sector público. Atender supone ganar dinero. Capio consigue con el movimiento entre hospitales optimizar la inversión en Móstoles cuyo hospital tiene 30 camas en la planta de hospitalización de enfermos mentales al tiempo que puede terminar con el gasto de subcontratar camas en otra entidad. Un portavoz de la empresa explicó a eldiario.es que “es muy normal que unos hospitales deriven pacientes a otros”. Y recontó que en Móstoles se ingresan enfermos mentales de “El Clínico, La Paz y el Gregorio Marañón”. Un psiquiatra del sector público confirmó esta práctica aunque con la siguiente salvedad: los traslados entre centros públicos no suponen gasto real añadido para el presupuesto sanitario global. Sin embargo, según el pliego de condiciones por las que se adjudicaron los hospitales de Torrejón o Móstoles a empresas privadas, cuando estos centros atienden a ciudadanos no asignados, la Consejería de Sanidad debe pagar a las empresas por esos tratamientos según la lista de precios públicos (menos un 10%). Precisamente en el mencionado hospital Gregorio Marañón (en el centro de la capital madrileña), en septiembre se evaporaron 25 camas de psiquiatría. En la zona en que se erigió el hospital Rey Juan Carlos gestionado por Capio, antes de su construcción ya existía una unidad de enfermedad mental en la Fundación Alcorcón con 24 camas y otras 20 en el Hospital Universitario de Móstoles lo que daba “una media de unas 10 camas por cada 100.000 habitantes que es una buena media”, explican en la Asociación Madrileña de Salud Mental.

Sin embargo, el Rey Juan Carlos necesita pacientes. Su rentabilidad depende de ellos y de ésta los beneficios de la empresa que lo sostiene. Es decir, si los pacientes de psiquiatría acuden a otro centro, su tratamiento se descuenta de la liquidación que Sanidad aporta a la sociedad gestora. La primavera pasada, el centro de salud mental 100% público de Navalcarnero (una localidad cercana a Móstoles pero ya alejada de la capital) vio cómo la Consejería de Sanidad planeaba su desmantelamiento para que sus consultas fueran asumidas por el servicio externo del hospital de Capio. Es decir, que los pacientes fueran directamente a este centro. El 25 de julio, en una reunión con los directivos de la consejería, el director general de Hospitales de Madrid, Antonio Burgueño, vinculó la supervivencia del centro de Navalcarnero a que demostrara que generaba una “demanda y actividad ”significativa“ , según cuentan los que estuvieron en el encuentro. Eso significa captar nuevos pacientes o competir por ellos con el hospital. Los profesionales de Navalcarnero denuncian que ”cuando un paciente de la zona es derivado a Salud Mental, el Centro de Atención Personalizada [un Call Center de citas previas] deriva siempre por defecto a las consultas externas del hospital de Capio y solo en caso de que el paciente lo solicite explícitamente puede ser remitido al de Navalcarnero“.

Acumulación de clientes

En febrero de 2006, Sanidad abrió un Centro de Salud Mental de gestión directa para la población de la localidad de Valdemoro que dependía funcionalmente del hospital 100% público 12 de Octubre. Dos años después, cuando se abre el hospital de gestión privatizada que Sanidad adjudica a Capio en esa localidad -el Infanta Elena-, ese centro cerró. El servicio de Salud Mental se subcontrató al centro de San Juan de Dios. En febrero de 2009 pudo asumir ese servicio de consultas externas en el hospital y eliminar el gasto de la subcontrata. La hospitalización no. Ese última pata del servicio es la que pasa a Móstoles.

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