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Descubren el segundo exoplaneta más cercano a la Tierra

Representación artística de un atardecer de la estrella Barnard

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Un equipo internacional de investigadores, entre los que se encuentran científicos del Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC), han descubierto el segundo exoplaneta más cercano a la Tierra –a solo seis años luz– orbitando alrededor de la estrella Barnard. Esta misma que ha dado su nombre al cuerpo celeste: Barnard b.

Así lo recoge una investigación publicada por la revista 'Nature', que ha utilizado los datos recabados por decenas de telescopios de distintas partes del mundo. Según los datos publicados, Barnard b podría ser una supertierra con una masa al menos 3,2 veces la de nuestro planeta, con un tiempo de rotación en torno a su estrella de 233 días. La luz que emite el astro Barbard, una enana roja, fría y con poca masa, es muy débil: el exoplaneta recibe solo el 2% de energía que la Tierra obtiene del Sol.

“Tras un análisis meticuloso, estamos seguros al 99% de que el planeta está ahí, puesto que este es el modelo que mejor encaja en nuestras observaciones”, ha asegurado el director del estudio, Ignasi Ribas, investigador del CSIC en el Instituto de Ciencias del Espacio y en el Instituto de Estudios Espaciales de Cataluña. “Sin embargo, debemos ser cautos y recoger más datos para confirmar el hallazgo, porque las variaciones naturales en el brillo estelar causadas por manchas solares podrían producir efectos similares a los detectados”, ha matizado.

A pesar de estar relativamente cerca de su estrella, a algo menos de la mitad de la distancia que separa al Sol de la Tierra, el exoplaneta se encuentra cerca de la línea de nieve, la región donde compuestos volátiles como el agua pueden condensarse en hielo sólido. Se estima que Barnard podría tener una temperatura cercana a -170 grados centígrados, haciéndolo inhóspito para la vida.

Las supertierras son el tipo más común de planeta de los que se forman alrededor de las estrellas de baja masa, como es el caso de Barnard, otorgando credibilidad a este candidato planetario recién descubierto. Por otra parte, las teorías actuales de formación planetaria predicen que la línea de nieve es el lugar ideal para la formación de estos planetas.

Una macrocampaña de observación

El descubrimiento ha sido posible gracias a una de las campañas de observación más grande realizada hasta la fecha, en la que científicos han utilizado datos de una decena de telescopios de todo el mundo. También es resultado de los proyectos Red Dots y CARMENES, instrumento del Observatorio de Calar Alto, en Almería. Su proyecto de búsqueda de planetas rocosos locales ya descubrió a Próxima b orbitando a la estrella vecina más cercana, Próxima Centauri.

Entre los instrumentos utilizados están el cazador de planetas HARPS y el espectrógrafo UVES, ambos del Observatorio Europeo Austral (ESO). “HARPS desempeñó un papel vital en este proyecto. Se combinaron datos de archivo de otros equipos con medidas nuevas y superpuestas de la estrella de Barnard de diferentes instalaciones”, comenta Guillem Anglada Escudé, de la Universidad Queen Mary de Londres, científico que colidera el equipo que ha obtenido estos resultados y que es, además, quien dirigió el equipo de astrónomos que descubrió el sistema Alfa Centauri (la estrella Próxima Centauri y el planeta Próxima b).

Los astrónomos utilizaron el 'efecto Doppler' para detectar al candidato a exoplaneta. Mientras el planeta orbita a la estrella, su atracción gravitatoria hace que la estrella sufra un bamboleo. Cuando la estrella se aleja de la Tierra, su espectro se desplaza al rojo (hacia longitudes de onda más largas). Del mismo modo, la luz de la estrella se desplaza hacia longitudes de onda más cortas, más azules, cuando la estrella se mueve hacia la Tierra.

Los astrónomos aprovechan este efecto para medir con exactitud los cambios en la velocidad de una estrella debidos a un exoplaneta que orbita. HARPS puede detectar cambios en la velocidad de la estrella tan pequeño como 3,5 kilómetros por hora. Esta técnica de búsqueda de exoplanetas se conoce como el método de velocidad radial y nunca antes se había utilizado para detectar un exoplaneta –tipo supertierra– en una órbita tan grande alrededor de su estrella.

“Hemos utilizado observaciones de siete instrumentos diferentes, que abarcan 20 años de mediciones, haciendo de este uno de los conjuntos de datos más grande y más extenso usado para estudios precisos de velocidad radial”, explica Ribas. Se hicieron hasta 771 mediciones y ya se han puesto en marcha observaciones de seguimiento en distintos observatorios de todo el mundo, según concluye Anglada-Escudé.

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