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Educación flexibiliza el curso escolar: da más libertad a los centros para evaluar a los alumnos y a las comunidades para modificar los criterios de promoción y titulación

Inicio del curso escolar

Daniel Sánchez Caballero

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Novedades en el curso escolar casi un mes después de que comenzara. Adiós a los estándares de aprendizaje (este año) y portazo definitivo a las reválidas de Wert, aunque nunca se llegaron a implantar. También se flexibilizarán los criterios para promocionar de curso y titular, que quedarán en manos de las comunidades. Esta medida provocó discusiones entre Madrid y algunos gobiernos autónomicos, al punto de que rechazaron firmar los acuerdos de las conferencia sectoriales. Además, las autonomías ya tienen la normativa que les permitirá contratar ciertos profesores sin el máster específico –y hasta hoy obligatorio para ejercer en Secundaria– y los centros cuentan con herramientas para flexibilizar la evaluación, promoción y titulación durante el curso.

“De entrada es lo que habíamos pedido al Ministerio”, valora de urgencia Esteban Álvarez, presidente de la asociación de directores de centros de Secundaria Adimad. “Pero hay que ver en qué consiste eso en concreto y qué hacen luego las comunidades”, advierte. “Bienvenidas sean”, concede Guadalupe Jover, profesora de 4º de la ESO, pero ninguna influye en las condiciones de educabilidad de los niños ni en sus aprendizajes porque se enmarcan al final del proceso educativo, no van a solucionar las muchas carencias –arrastradas y sobrevenidas– del proceso.

El Ministerio de Educación quiere evitar los quebraderos de cabeza que le dio gestionar el final del curso pasado, desacuerdos con algunas comunidades autónomas incluidos, y ha aprobado una serie de medidas destinadas a flexibilizar el año académico para dar más facilidades a los centros educativos a la hora de evaluar a su alumnado y adaptarse a las posibles situaciones que se vayan dando durante el curso.

El Consejo de Ministros ha aprobado este martes un RD con varias medidas, cuyo desarrollo específico habrá que observar cuando se publique en el BOE, en principio mañana. De momento, según la nota publicada por el ministerio, Educación otorga un carácter “orientativo” a los estándares de aprendizaje evaluables, un elemento que introdujo la ley Wert y que traía de cabeza a los profesores, especialmente en los primeros años de implantación. Estos estándares son, grosso modo, unos ítems que los alumnos deben conocer de cada materia y que el profesor tiene que comprobar uno por uno. Una asignatura puede tener un centenar de ellos y un profesor gestionar hasta 300 alumnos. Este año, según la nota de Educación, podrán relajarse con su cumplimiento “con el fin de facilitar la adaptación de las programaciones didácticas a las decisiones que se adopten sobre presencialidad en los centros”.

“Siempre han tenido carácter orientador”, se sorprende Jover. “¿Cómo iba a ser si no, con 101 estándares que tengo yo en Lengua de 4º de Secundaria? Pasamos de 12 criterios de evaluación a los estándares, que no han servido de faro ni de brújula”.

La segunda medida es adaptar también “los criterios de evaluación, promoción y titulación en Primaria, Secundaria y Bachillerato, de forma que las administraciones educativas podrán autorizar su modificación para adecuarlos mejor a la situación”, explica Educación. Con este elemento hubo polémica al final del pasado curso, porque el ministerio también afirmó que permitiría a las comunidades cambiar por ejemplo el número de asignaturas suspensas con las que pasaba de curso o titulaba un alumno, pero no lo tradujo en normativa. El asunto provocó varias broncas en dos frentes: las regiones que no querían cambiar nada sin respaldo legal y las que exigían a Educación que fijara unos criterios únicos para toda España y que no dependiera de cada autonomía fijar los suspensos para titular.

“Esto remite a un importante déficit del sistema, que es la elevada tasa de repetición. Y esto no tiene nada que ver con una pretendida bajada de niveles: lo que ncesitamos es reducción de ratios y modificación de currículos”, valora Jover.

Por último, entre las medidas anunciadas por el ministerio para la educación obligatoria está la estocada final a las reválidas de José Ignacio Wert. Si bien ya habían perdido su carácter obligatorio para pasar de etapa y titular, y por tanto nunca se llegaron a implementar, Educación las suprime “por contar con otras fuentes de información de rendimiento educativo del alumnado”. La profesora casi se ríe en este punto. “Ya sabemos que tenemos muchas fuentes de información del alumnado. Lo que hace falta es que se haga esa evaluación al sistema educativo, ver qué falla y qué no”, opina.

Por último, también hay alguna novedad en la Formación Profesional. Siguiendo el anuncio realizado la semana pasada, el ministerio permitirá a las comunidades reducir la duración de los módulos de formación en los centros de trabajo, respetando los mínimos que marca la ley.

Quedaba la duda, expresada por CCOO, de que se pudieran realizar estas modificaciones, que incluyen cambiar una ley orgánica, con un Real Decreto como ha hecho el Gobierno. En una versión del texto no definitiva, a la espera de que se publique en el BOE, el Gobierno justifica que la Constitución, en su artículo 86, permite al Gobierno dictar decretos leyes “en caso de extraordinaria y urgente necesidad”, requisitos que Educación considera se dan, y además afirma que los artículos y la disposición adicional que se tocan para permitir la contratación de docentes sin máster tienen carácter básico y no de ley orgánica, lo que ampara la acción del Ejecutivo.

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