I have a dream
I have a dream: Baja el paro. Se abre el cielo. Sale el sol. Una mujer me sonríe. Yo también sonrío. El futuro también sonríe. Es muy temprano. Voy a trabajar de nuevo. Mi nombre es Raul González. No os olvidéis de mi nombre. Porque lo veréis escrito en el muro de los mejores trabajadores del mundo, los héroes del verano de 2013. Todos aquellos que nos apuntamos a trabajar más y ganar menos. Que pagamos con sangre, sudor y lágrimas los estragos de la crisis, la voracidad de los corruptos. Yo voy recorriendo el muro. Es inmenso. Dorado. Lleno de nombres. Y voy con la cabeza alta. Me gusto. Me gusta lo que hago y cómo lo hago. Miro al sol y le lanzo mi gorra: -¡Ahí va! ¡Mi brindis al sol! ¡Al verano! ¡DESSS-PA-ÑA!
I have a dream: Hay que compartir el hambre y el pan. Las penas y las vaquitas. Las churras y las merinas. Incluso la corrupción, hay que compartirla. Pero sobre todo y por encima de todo, hay que compartir... ¡EL TRABAJO!
(Estábamos en la misa del pan. Todos los mandamases del mundo reunidos. El que estaba a mi lado se acercó a mi oído y me dijo: -El que habla es Blas el viejo. Está loco.)
“Pues sí. Si no conseguimos que haya más, hay que compartir lo que hay. Como hacíamos mi hermano y yo después de la guerra. Nos comíamos un huevo frito a medias. Mojábamos la yema por orden, ahora tu ahora yo. Y la clara, bien cortadita por la mitad. Y no estábamos gordos ni enfermos, sino alegres y con ganas de comernos dos huevos cada uno...” (Ahora Blas se para, entorna los ojillos y se ríe, como siempre que va a soltar un chascarrillo):
“Dos para uno o uno para dos, ¡qué mas da, campeón!”
¡Todos los mandamases del mundo se ponen de pie y aplauden y gritan entusiasmados! ¡BRAVO! ¡BRAVO! Y el que estaba a mi lado vuelve a mi oído: -¿Ves? ¡Es que no puede evitarlo! Lo de los chascarrillos. Ni soñando.
I have a dream: Los repartidores de riqueza salen al alba. “¡Vamos que nos vamos! ¡Que todo el mundo se ponga a crear riqueza! ¡Esto es la guerra! ¡Más madera!” Salen cargados con toda la artillería: ideas, conocimientos, fantasía, creatividad, ¡ilusión! Yo miré el calendario. Ponía: “Hoy toca reparto de ilusión.” Y salí corriendo a la calle. Mi calle era el mundo feliz. Solo un vecino se vino a por mi: “¡Esto no puede ser verdad, Juan! ¡Esto es un sueño!” Lo dejé con la palabra en la boca. Me di la vuelta y empezó a llover música. “¡Es el himno de los repartidores de riqueza!”, gritaba la gente al tiempo que se ponía a bailar. Yo también me puse a bailar. Entonces empecé a sentir esas malditas collejas en el cogote. “Despierta, Juan. ¡Despierta!” Yo quería seguir soñando. Por favor, dejarme ser feliz en un mundo feliz. Pero abrí los ojos y allí estaba ella. Y entre lágrimas y legañas se lo dije: -¡Te ki, mi vi!
I have a dream: Que viene el futuro. ¿Qué va a pasar? Estábamos todos en la cuerda floja. Entonces se abrió la puerta del armario y salió una voz: “El futuro no viene. Se hace. Se sueña.”
Y la voz empezó a dar vueltas alrededor de mi cama:
“Pide, desea, busca, viaja, inventa, crea, sueña...” (era como la voz de mi entrenador personal cuando grita: ¡Vamos, venga, más rápido, más fuerte!)
“¡Vamos, venga, pide, desea, sueña... ¿Tu qué quieres?”
-Pues, yo quiero... ¡Sexo y poesía cada día!-, dijo una voz dentro de mi cabeza.
Entonces salieron del armario un montón de voces que se lanzaron sobre mi.
Una: “Lo que hay que querer es que los americanos nos pidan que les enseñemos a comer.”
Otra: “Lo que hace falta es que los chinos solo quieran productos españoles y nos traigan montañas de dinero para que hagamos esas cosas que hacemos tan bien.”
Otra: “Lo que hay que hacer es la unión europea ya de una vez.”
Otra: “¡Eso, eso! ¡Soñar, soñar, soñar!... Así empieza todo.”
Y otra vez esas malditas collejas en el cogote. Y abro los ojos y allí está ella: una bruja sin dientes que me golpea con un rollo de papel de cocina. Asustado me paso la mano por la cabeza y noto que estoy calvo. “¡Es el futuro, Juan!”
Y otra vez, más collejas. Y otra vez abro los ojos y allí está ella: guapa como es, y me besa y me dice: -Para ya, cariño, vas tener que dejar eso que fumas.