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España lidera la contrarreforma ultraconservadora en el sexto aniversario del papado de Francisco

El papa Francisco en la Misa de clausura del Encuentro Mundial de Familias llega en el Phoenix Park de Dublín

Jesús Bastante

Religiondigital.com —

Hace justo seis años, Francisco tomaba posesión como 264 sucesor de Pedro a la cabeza de la Iglesia católica y el estado Vaticano. Era el primer papa de Roma latinoamericano, el primero jesuita, y fue recibido como un soplo de aire fresco por quienes, tanto en el interior como en el exterior de la Iglesia, esperaban una profunda reforma que les acercara a una institución cercada por la corrupción y la pederastia al siglo XXI.

Sus primeras palabras a los periodistas, “sueño con una Iglesia pobre y para los pobres”, sus primeros gestos –irse a vivir fuera del palacio apostólico– o su primera encíclica, la ecologista Laudato si, generaron una corriente de simpatía entre los sectores cristianos progresistas, al tiempo que levantaron las primeras suspicacias entre los grupos ultraconservadores.

Desde los kikos al Opus Dei, pasando por una Curia dominada por hombres colocados por Juan Pablo II, estos sectores, prácticamente desde el principio, planearon la oposición, directa o indirecta, a cualquier propuesta que viniera del pontífice argentino. Y España se ha mostrado campo abonado para lanzar una contrarreforma a base de prelados críticos y auge de posturas inmovilistas que han cristalizado en las campañas tránsfobas de HazteOir, el ascenso de Vox como partido político íntimamente ligado a estos sectores, denuncias judiciales de expresiones artísticas y rezos colectivos a la entrada de obras de teatro, supuestamente ofensivas.

De la oposición surgieron los cardenales de los dubia, las críticas por las aperturas a los divorciados vueltos a casar o a los gays, y el 'no' rotundo a cualquier acercamiento a un mayor papel de la mujer en la Iglesia.

Unas propuestas que, por otro lado, parecen haber perdido fuerza después de que el tsunami de los abusos a menores salpicara a toda la Iglesia, y la política de 'tolerancia cero' aún no se haya traducido en normas claras y de obligado cumplimiento para perseguir a abusadores o encubridores. En las próximas semanas se espera una batería de medidas claras, que las víctimas consideran que ya llegan tarde, y que se unirán a la aprobación definitiva del proyecto de reforma de la Curia, uno de los trabajos en los que estaba, antes de viajar a Australia para ser condenado por pederastia, el cardenal George Pell.

España, contra el Papa

Una de las iglesias que más se han destacado en esa resistencia disfrazada ha sido la española. Como ya ocurriera después de la reforma de Lutero en el siglo XVI, cuando los católicos españoles apostaron por Trento y la Contrarreforma, o como sucediera en tiempos de Francisco Franco, la Iglesia española se ha revelado como una de las más refractarias a la dinámica reformista de Bergoglio. 

Unos obispos silenciosos, que han arrinconado a los prelados más claramente francisquistas (Osoro u Omella no han logrado, pese a ser elegidos directamente por Bergoglio, dirigir la Conferencia Episcopal) y que no han puesto freno a las dinámicas más abiertamente ultraconservadoras de algunos de sus obispos más beligerantes, tanto en lo político como en lo moral.

Así, los obispos españoles se destacan del resto de Europa en su defensa de grupos políticos como Vox. El obispo de Alcalá, Juan Antonio Reig, o el de Córdoba, Demetrio Fernández, se han destacado en ello, aunque el caso más flagrante fue el del obispo de Cádiz-Ceuta, cuyo delegado episcopal (nombrado directamente por el obispo) de Fundaciones, el general Rosety, será el número uno de la formación de Abascal en esta provincia.

Obispos de Vox

Curiosamente, los obispos más cercanos a Vox también lo son a los sectores más ultras, como los kikos o el Opus, de donde surgen muchos de los candidatos de Vox al Congreso y Senado. Curiosamente, o quizá ya no tanto, en estos lugares (Alcalá, Córdoba, Sevilla, Burgos u Oviedo), es donde mayor presencia y arraigo tienen organizaciones como HazteOir, que se han entregado a alentar, desde sus terminales mediáticas y propagandísticas (arraigadas, en muchas diócesis, en decenas de parroquias), el voto a la formación de ultraderecha.

Aunque los obispos españoles son, junto a los polacos e italianos, los más conservadores de Europa, y su actitud frente al papa Francisco es una de las causas de que Bergoglio haya visitado todos los países del entorno (hasta Marruecos, adonde llegará el 30 de marzo) excepto España, lo cierto es que el mal llamado 'catolicismo real' en España ha logrado asociarse a grupúsculos radicalmente conservadores, con una visión escorada hacia la ultraderecha.

Este es el caso del colectivo de Abogados Cristianos que, surgido de la órbita de HazteOir, ha dedicado los últimos años a tratar de inundar los juzgados de nuestro país con demandas de todo tipo, que van desde la defensa de la Cruz de los Caídos de Callosa a la denuncia contra el artista Abel Azcona por su obra 'Pederastia', pasando por la demanda a dos activistas de Femen que se encadenaron en la catedral de La Almudena para protestar contra el aborto.

La última iniciativa de este grupo ha sido el intento de paralización de la obra 'Dios tiene vagina' que se estaba representando en Matadero Madrid por un posible “delito contra los sentimientos religiosos”. La petición de Abogados Cristianos ha sido desestimada por parte de la justicia, ya que la Fiscalía Provincial de Madrid rechazó suspender cautelarmente la obra ya que ésta terminó el domingo.

“Es más, en el escrito se fundamenta las razones de tal necesidad por el daño irreparable que causaría su estreno”, señalaba la fiscalía, explicando que “la medida solicitada ya ha perdido efectos prácticos” al desaparecer “la urgencia o la posibilidad de existir un daño irreparable que argumentaban los denunciantes”.

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