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Un estudio desmonta el mito de que los triunfos deportivos suben la natalidad

Un bebé recién nacido.

Cristina Armunia Berges / Raúl Sánchez

5 de noviembre de 2021 22:24 h

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Las grandes victorias en el deporte no se traducen en picos de natalidad nueve meses después. Es la principal conclusión del estudio 'More goals, fewer babies? On national team performance and birth rates' (¿Más goles, menos bebés? Sobre el rendimiento de la selección nacional y las tasas de natalidad), que acaba de ser publicado en la revista académica Economics Letters. La investigación, liderada por los profesores Luca Fumarco y Francesco Principe, desmonta el mito de que tras una buena actuación de una selección nacional se produzcan repuntes en las tasas de natalidad nueve meses después en los países vencedores o que han tenido un gran rendimiento.

Para poder realizar dicha correlación, el estudio ha recopilado datos sobre las tasas de natalidad mensuales de 50 países europeos durante 56 años y los datos de rendimiento de las diferentes selecciones, según los resultados de 27 campeonatos europeos y mundiales de fútbol. La investigación indica que un aumento en el rendimiento de los equipos nacionales se asocia con una caída en las tasas de natalidad del 0,3% como media, y no con un baby boom como se solía decir anteriormente.

“La prensa internacional ha informado en varias ocasiones de un baby boom en Islandia nueve meses después de la victoria en la Eurocopa en 2016 contra Inglaterra y de un aumento de los nacimientos en Barcelona tras el gol de Iniesta en el último minuto de la semifinal de la Liga de Campeones en 2009. En EEUU, este fenómeno suele denominarse ‘Super Bowl babies’”, expone el artículo en referencia a la final de la liga de fútbol americano, uno de los acontecimientos deportivos más seguidos del planeta.

Sin embargo, los investigadores aseguran que, hasta ahora, las publicaciones científicas sobre natalidad se han centrado en otros determinantes como son las condiciones socioeconómicas, la religión, los desastres naturales, los cortes de energía, la exposición a los medios de comunicación y el clima. “La idea de que la euforia generada por el éxito deportivo puede alimentar las sensaciones hedónicas y luego aumentar la concepción humana ha sido muy sugerida en la sociedad y en los medios de comunicación, pero no ha recibido mucha atención empírica. Nosotros llenamos este vacío en la literatura científica y proporcionamos la primera evidencia empírica sobre la relación entre el éxito deportivo nacional y las tasas de natalidad”, defienden los profesores.

El estudio demuestra, con un intervalo de confianza del 95%, que pasados nueve meses de la competición en cuestión, se produce un descenso de la natalidad. Aunque en los meses diez y once también se observa cierta reducción, no es significativa.

La investigación tiene en cuenta el rendimiento del equipo en un torneo, a través del sistema de puntuación de la FIFA, llamado ELO, pero también valora si la selección ha sido la que acoge el campeonato. Además, incluye otros efectos sobre la natalidad específicos como son los momentos del año y las características específicas de cada país.

¿A qué dedicas tu tiempo libre?

“Suponemos que estos resultados podrían explicarse por la elección que hace la gente a la hora de asignar su tiempo libre”. Los investigadores consideran que, cuando tienen lugar competiciones importantes, la gente invierte su tiempo en ver los partidos por televisión, en quedar con sus amigos o en ir a los estadios. Los autores consideran que seguir estos eventos, que son insustituibles, pueden reducir el tiempo dedicado a la intimidad física. “A diferencia de otras actividades de entretenimiento en vídeo (por ejemplo, ver películas, series o usar las redes sociales), los eventos deportivos se caracterizan por su singularidad e irrepetibilidad”. Por otro lado, argumentan también que una victoria de tu equipo puede dar lugar a posteriores celebraciones, por lo que se reduciría todavía más esos ratos de intimidad física. Y, al revés, una derrota temprana en el torneo podría no suponer ningún detrimento en cuanto a los ratos de intimidad. 

“Los principales eventos deportivos, como la Copa Mundial de la FIFA, desempeñan un papel importante en la revitalización del orgullo nacional y son, con diferencia, los eventos más vistos en la televisión”, sostienen. Ponen como ejemplo el último mundial en Rusia en 2018, que atrajo a un total de 3.600 millones de espectadores en todo el mundo. Según la FIFA, en Europa, el 86% de la población vio al menos un minuto de la competición. Añaden también que estudios recientes demuestran que la clasificación y la participación de las selecciones en un torneo son el predictor “más relevante” en el tamaño de la audiencia, seguido también de la calidad del partido y de variables de programación.

El estudio ha combinado los datos de Eurostat sobre nacimientos en 50 países, desde 1960 hasta 2016, con el rendimiento de cada selección, por el sistema de puntuación ELO, que es el que utiliza la FIFA. Este sistema tiene en cuenta dos aspectos del rendimiento: el resultado de los partidos individuales y su importancia, y lo que se acumula a lo largo de una competición. En total, se han analizado los resultados de 13 Eurocopas y 14 Mundiales.

En todo caso, los autores del estudio reconocen en su parte final que, aunque sus datos pueden aportar luz sobre el tema, no les permiten “investigar los mecanismos que vinculan el desempeño de los equipos nacionales y las tasas de natalidad”, pero lo atribuyen a la asignación de tiempo de las personas.

Este gráfico muestra que existe una relación significativa entre el descenso de número de nacimientos pasados nueve meses de la competición.

¿Cómo aplicar esto en el caso español?

Para saber qué supondría todo esto en un caso particular, uno de los investigadores, Luca Fumarco, pone en práctica para elDiario.es las conclusiones del estudio en el caso español. En primer lugar, calcula el rendimiento medio del total de los equipos y obtiene 127,74 puntos. Esta media se divide la “desviación estándar” que han calculado que es de 18. Tras esto, se multiplica por el impacto estimado en el estudio, esto es 0,003. El resultado que se obtendría es que nueve meses después se reduciría el número de nacimientos en un 2,13% para un equipo que rinde en la media. Si el resultado fuera peor, por ejemplo, no clasificarse ni en la primera fase de liguilla, la disminución sería menor.

Finalmente, para el caso español, dado que la media mensual “en todo el periodo del que tenemos datos sobre España” es de 43.000 nacimientos al mes, obtenemos que se reduciría la natalidad en 916 nacimientos. “Esta cifra es solo una predicción, hecha con un cálculo a posteriori, para dar una idea de lo que supone el 0,003 como posible impacto en la sociedad”, explica Fumarco.

En el siguiente gráfico se puede observar una comparativa entre la evolución de los nacimientos diarios en primavera y el resto del año. En 1984 España quedó finalista en la Eurocopa, aunque perdió la final contra Francia. Al año siguiente, en primavera, se produjeron 1.264 nacimientos diarios y en el resto de meses, 1.246. En este caso, a pesar del buen rendimiento, la tasa para esos meses aumentó un 1,4%.



Para los siguientes torneos en los que la selección española llegó a la final, y la ganó, sí que se puede observar una tendencia descendente al comparar unos meses con otros. En el año 2011, un año después de que España ganase el mundial de Sudáfrica, en los días de primavera se produjeron 1.284 nacimientos y en el resto, 1.296. Para este caso, como para los años posteriores en los que España se llevó dos Eurocopas, queda constatado el descenso en la natalidad en los meses de primavera.

Todavía en el caso de 2011, la diferencia diaria es de 12 nacimientos, que si se multiplican por 31 días (no para febrero), da un total de 372 nacimientos menos en un mes. Casi dos tercios menos que las estimaciones del estudio de Fumarco y Principe, que se situaban en torno a 1.000. Para el año 2013, después de ganar una Eurocopa, los cálculos se aproximan más: un total de 1.085 nacimientos menos en un mes de primavera.



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