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Las pruebas nucleares de la Guerra Fría desenmascaran a los traficantes de marfil

Piezas de marfil incautadas por la Guardia Civil / R.R.

Raúl Rejón

A mediados del siglo XX, en plena Guerra Fría, las potencias nucleares se lanzaron a la fabricación de armas atómicas. Sus pruebas alteraron la cantidad de carbono almacenada en los organismos. Más de cincuenta años después, ese fenómeno permite destapar a los traficantes de marfil: sus piezas ilegales reflejan esa alteración atómica y las delatan como modernas. Si se puede estudiar su cargamento.

Es ilegal vender marfil posterior a 1947 según el Convenio internacional sobre Tráfico de Especies Amenazadas (CITES). Ha dado igual. La caza furtiva se llevó 14.000 ejemplares al año entre 2014 y 2017. El objetivo eran sus colmillos con los que alimentar ese comercio ilegal. Solo el pasado junio, la Guardia Civil incautó en diferentes provincias 543 de estas piezas destinadas al mercado asiático. España es un punto clave de redistribución.

La compra venta de marfil exige un certificado del Ministerio de Industria que indique la legalidad del material. Que sea más viejo de ese 1947. Para el caso de objetos tallados, considerados antigüedades, hasta ahora ha bastado, entre otras cosas, que un anticuario experto firmara un certificado encabezado por la leyenda “a mi leal saber y entender” para que una pieza pasara por vieja. Era práctica habitual que con ese documento fuera suficiente, cometan fuentes del Ministerio de Transición Ecológica.

Acelerador de partículas

Con esa sencilla fórmula, y habiéndose amparado en la firma del anticuario, todas esas piezas entrar a formar parte del comercio ilícito y fuera de control que favorece la caza ilegal y múltiple de elefantes. Al ritmo actual, la especie se habrá extinguido en los próximos 15 o 20 años, según las estimaciones de los expertos, recuerda la Guardia Civil.

La realidad del marfil es otra como ha demostrado el análisis científico de piezas realizado por primera vez en España: el carbono 14 no deja apenas espacio a la duda. A iniciativa del Ministerio para la Transición Ecológico, el Centro Nacional de Aceleradores ha analizado 11 piezas requisadas por la Guardia Civil. Todas contaban con el visto bueno de un anticuario. Habían pasado el test de un profesional que aseguró que ese marfil era anterior a 1947. Pre-convención, como se le denomina. Ninguna lo era, según ha certificado el análisis de isótopos realizado en el Centro Nacional de Aceleradores.

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