Una ofensiva ultracatólica contra los derechos LGBTI recorre Europa
“Es difícil imaginar que Jesucristo fuera tan poco acogedor”. Esta es la respuesta de algunos colectivos LGBTI católicos al comprobar cómo la Iglesia irlandesa ha decidido dar marcha atrás, ordenando la retirada de su programa para el próximo Encuentro Mundial de las Familias de varias fotos y textos en las que, junto a distintos tipos de familias, aparecían parejas homosexuales. El Papa Francisco acudirá a este evento, que tendrá lugar en Dublín en agosto.
“Es un revés alarmante y triste”, apuntan estos grupos, que lamentan la oleada de restauracionismo ultraconservador respecto a la libertad sexual en el interior de la Iglesia, que pretende sepultar las intenciones de Bergoglio y su famoso “¿Quién soy yo para juzgar a los homosexuales?”.
La versión definitiva del folleto, que recibirán decenas de miles de jóvenes de todo el mundo este verano, no incluye ninguna de las seis imágenes donde aparecían parejas LGBT y otras familias no tradicionales, así como textos que, a pesar de que circunscriben la idea de matrimonio a un hombre y una mujer, reconocen otras uniones: “Aunque la Iglesia defiende el ideal del matrimonio como un compromiso permanente entre un hombre y una mujer, otras uniones existen que proporcionan apoyo mutuo a la pareja. El Papa Francisco nos anima a nunca excluir a estas parejas sino a acompañarlas, con amor, solicitud y apoyo”.
Aunque desde la organización del encuentro no se ha querido confirmar este aspecto, parece que la decisión de retirar estas imágenes ha venido motivada por las presiones de organizaciones ultraconservadoras, una constante en los últimos meses en todo el mundo católico, especialmente en los países tradicionalmente considerados más “fieles” a la doctrina: Irlanda, Italia, Polonia o España. Así, el cofundador del Instituto Lumen Fidei, caracterizado por su postura tradicionalista en política familiar y sexual, se atribuyó el éxito de la retirada de los textos inclusivos: “Eran palabras contrarias a la doctrina católica auténtica”.
Sin embargo, la teóloga irlandesa Angela Handley, denunció la “visión empobrecida” del catolicismo que revelan estas prácticas. “Los obispos irlandeses han capitulado” lamentó Handley, admitiendo que “esta decisión es un ejemplo más de cómo una Iglesia que reclama ser 'pro vida', lamentablemente sólo es 'pro cierto estilo de vida', que cabe dentro de un conjunto concreto de parámetros”.
No a las bendiciones homosexuales
No es el único caso. Así, después de que la cúpula de los obispos alemanes se mostraran a favor de articular un rito para la bendición de parejas del mismo sexo, el arzobispo de Filadelfia, Charles J. Chaput, lanzó una andanada a estas propuestas, subrayando que cualquier tipo de bendición de uniones homosexuales “minaría gravemente el testimonio de la Iglesia sobre la naturaleza del matrimonio y la familia”.
“Cooperaría a un acto moralmente prohibido, sin importar cuán sinceras sean las personas que buscan la bendición” y “confundiría y desorientaría a los fieles”, advirtió el prelado estadounidense, quien advirtió que cualquier bendición
Chaput concluyó su carta al clero local reiterando que “bajo ninguna circunstancia ningún sacerdote o diácono puede tomar parte, atestiguar u oficiar cualquier tipo de unión civil de personas del mismo sexo; o cualquier ceremonia religiosa que busque bendecir tal acto”. Esta medida, explica, no significa un rechazo a las personas, sino que busca “sostener con claridad lo que sabemos es cierto sobre la naturaleza del matrimonio, la familia y la dignidad de la sexualidad humana”.
Obispos españoles, contra la “ideología de género”
El gran caballo de batalla en la Iglesia europea en la actualidad gira en torno al difuso concepto de “ideología de género”, en el que se vinculan, en una suerte de pócima mágica, la homosexualidad, la violencia contra las mujeres, la situación de las personas trans o cualquier intento por alcanzar la igualdad de derechos de todos los ciudadanos, independientemente de su condición sexual o identitaria. Una pelea en la que los obispos españoles parecen haber concentrado todas sus fuerzas, especialmente en lo relacionado a la educación.
Obispos como el de Alcalá, Juan Antonio Reig Pla, o el ya obispo emérito de Getafe, Joaquín López de Andújar, arremetieron con dureza contra la ley anti discriminación aprobada en la Comunidad de Madrid, que tildaron de “imposición ideológica” y de “ataque a la libertad religiosa y de conciencia”.
En una nota, publicada al margen del cardenal de Madrid, Carlos Osoro, estos obispos acusaban a partidos políticos, sindicatos, medios de comunicación y lobbies empresariales de “imponer ideológicamente un pensamiento único”, la llamada “ideología de género”, y llamaban a los católicos a la desobediencia civil.
La pasada semana, el cardenal de Valencia, Antonio Cañizares, quiso dejarlo claro: “En la escuela católica no puede entrar la ideología de género porque destruye al hombre”, afirmaba el purpurado ante las Escuelas Católicas de la Comunidad Valenciana.
En su intervención, Cañizares advertía de una sociedad “en la que hay una quiebra que va contra el hombre y contra su dignidad”, al tiempo que invitaba a los profesores a “educar a los niños para que entren en las estructuras de la sociedad en la que viven, libres, críticos y comprometidos”.
Del mismo modo, en una reciente entrevista, el arzobispo de Sevilla, Juan José Asenjo, otro de los representantes del sector duro episcopal, se esforzaba por asegurar que “los obispos españoles no somos enemigos de los homosexuales o las personas que tienen determinadas orientaciones sexuales”.
“Nos parece muy bien que se defiendan sus derechos y los de sus familias”, añadía Asenjo, quien afirmaba que la normativa por la igualdad aprobada por la Junta de Andalucía “sobrepasa esta intención originaria y consagra la ideología de género, que para nosotros es un mal que va en contra de la historia de la humanidad y de la ley natural, de la historia de los pueblos y también de la creación divina”.
“Eso de que cada cual pueda elegir su sexo nos parece una aberración. La ley de la ideología de género nos dice que el sexo no es algo de la naturaleza sino que es algo que uno elige libremente. Nosotros no estamos de acuerdo y lo que decimos que la ley entraña un peligro, tanto para un profesor que predica lo contrario o para un sacerdote o un médico. Nos parece una ley un tanto dictatorial”, culminaba el arzobispo de Sevilla.