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Parques Nacionales cataloga su patrimonio cultural por primera vez en más de un siglo

Cada uno de los nueve parques tiene personalidad propia.

Peio H. Riaño

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El Organismo Autónomo de Parques Nacionales, administrado por el Ministerio para la Transición Ecológica, cuenta con un total de 106 edificaciones representativas que usa para formación ambiental. Es el caso del Palacio de Las Marismillas, en Doñana. Pero ¿cuántos bienes de interés cultural albergan los parques que gestionan las comunidades autónomas? No existe un inventario del patrimonio cultural íntimamente relacionado con el patrimonio natural. Ahora, más de un siglo después de la creación del primero de ellos (el de Picos de Europa, en 1918), el organismo de Parques Nacionales se dispone a crear el primer catálogo que proteja y difunda los bienes que se conservan bajo su amparo, tal y como ha podido confirmar este periódico con el propio Ministerio.

Conocemos la flora y la fauna de cada una de estas reservas. El urogallo, el oso pardo o el quebrantahuesos son propios de Picos de Europa, también lo es el único bosque de tilos autóctono de Europa (en Posada de Valdeón). Incluso las rutas y senderos que cruzan estos espacios han recibido atención por parte de sus gestores y administradores. Pero la obra humana y cultural incluida en los límites naturales de los parques ha pasado desapercibida.

Como si esas calzadas romanas o esa arquitectura civil, militar y religiosa no tuviera que ver con ellos. Cinco de los parques están reconocidos por la Unesco como Patrimonio Mundial (Picos de Europa, Ordesa y Monte Perdido, El Teide, Doñana y Garajonay). Sin embargo el auge de la visita cultural atrae a los Parques Nacionales a miles de personas anualmente. Y ha obligado al organismo a poner en marcha un plan de atención a la cultura que forma parte de los Parques Nacionales. Uno de los casos más llamativos es el pueblo de Granadilla (Cáceres), un poblado abandonado a la fuerza a pesar de que no se llevó a cabo la inundación de la localidad, y cuya visita no ha parado de crecer. Cada año recibe cerca de 50.000 visitantes.

Conocemos las características naturales de todos los parques. De Cabañeros, situado en los Montes de Toledo, sabemos que es una magnífica representación del bosque mediterráneo español asentado sobre un relieve de zonas montañosas y de cobertera sedimentaria. Con presencia de especies como el buitre negro, el águila imperial, la cigüeña negra o el conspicuo ciervo. Tanto el Ministerio como la Comunidad Autónoma de Castilla-La Mancha tienen catalogados sus encinares, carrascales, alcornocales y acebuchales, quejigares…

Pero apenas está reflejada la principal labor humana en el territorio: Cabañeros recibe su nombre por las chozas usadas por pastores y carboneros como refugio. Tienen forma cónica y se techaban con la vegetación del entorno. Los valores culturales materiales, como la construcción de estos chozos, y los inmateriales, como el pastoreo, han pasado desapercibidos para los organismos que gestionan estas reservas.

Ni rastro de la cultura

En ninguna de las comisiones de coordinación que se encargan de la gestión de cada uno de los parques figura un responsable de patrimonio cultural. Por ejemplo, en Picos de Europa –un parque nacional habitado– están incluidos el director general de Patrimonio Natural y Política Forestal de la Junta de Castilla y León, el director general de Biodiversidad, Medio Ambiente y Cambio Climático de Cantabria o el director general de Medio Ambiente y Planificación Rural del Principado de Asturias. Pero entre los nueve cargos que componen ese patronato no hay ningún representante que pueda responder por los bienes culturales. Lo mismo sucede en el resto de comisiones.

Tampoco hay rastro de responsables dedicados a conservar los bienes culturales en el Consejo de la Red de Parques Nacionales. Es un órgano colegiado de carácter consultivo, adscrito al Ministerio para la Transición Ecológica y el Reto Demográfico y cuya misión supone “la protección del medio ambiente y de las organizaciones agrarias, pesqueras, empresariales y sindicales de mayor implantación en el territorio nacional, así como la representación de las asociaciones de terrenos incluidos en los parques nacionales”. Es decir, a la reunión anual de este Consejo presidido por la ministra de Transición Ecológica, Teresa Ribera, hay citados 55 representantes de los ámbitos citados. Ninguno de ellos representa al patrimonio cultural.

Al desaparecer los valores culturales de las misiones de conservación de Parques Nacionales, las restauraciones del patrimonio histórico que conservan también pasan desapercibidas. No son difundidas ni puestas en valor en el contexto en el que se inscriben. Es como si una parte del conocimiento de estos espacios quedara anulada.

En 2020, el Parque Nacional de Cabrera comenzó una actuación sobre la edificación más emblemática que tiene, el Castell de Cabrera, construido en el siglo XIV como torre de defensa y declarado Bien de Interés Cultural (BIC) en 1949. Al presentar graves deficiencias estructurales se hizo imprescindible una actuación que abordara la restauración del bien, incluido en el plan anual 2019 del Parque Nacional, financiado con el fondo para favorecer el turismo sostenible. En 2020 fue el único caso de atención al estado de un bien cultural ejecutado en uno de los 16 parques.

Una parte esencial

Otro caso más sobre la inevitable relación entre la naturaleza y la cultura: los investigadores del Grupo de Arqueología de Alta Montaña localizaron en 2019, en el Parque Nacional de Ordesa y Monte Perdido, el yacimiento de arte rupestre prehistórico a mayor altitud de Europa. A 2.200 metros hallaron los ejemplos de lo que se conoce como “arte esquemático”, que habitualmente se vinculan al período Neolítico. Estas campañas de arqueología permitieron documentar numerosos yacimientos arqueológicos de diversas épocas y desconocidos hasta la fecha. El futuro inventario de bienes culturales de Parques Nacionales permitirá localizar, difundir, proteger y conservar este acontecimiento, que enriquece el patrimonio natural.

También en 2019, el Organismo Autónomo de Parques Nacionales dio el primer paso hacia los otros patrimonios no naturales. Publicó el primer catálogo del patrimonio cultural inmaterial pero de la red española de reservas de la biosfera. Se indica en el trabajo que los moradores de estos espacios únicos apuestan de forma decidida por conciliar la conservación de sus recursos y el desarrollo económico sostenible. En estas 52 reservas viven cerca de dos millones de personas y la relación entre lo natural y lo cultural es irremediable.

“El patrimonio cultural inmaterial de las reservas de la biosfera de España es una parte esencial para la conservación del patrimonio natural”, indican los especialistas que redactaron el informe mencionado. Ahí quedan recogidas actividades como la ganadería trashumante en Las Bardenas, la música y la tradición oral de la Sierra del Rincón, La Maya de Colmenar Viejo de la reserva del Guadarrama, la fiesta del Humo de Peroblasco en la reserva de los Valles de Liza, la cultura del agua y del viento de Almería o los mazos y el oficio de ferreiro en las Terras do Miño.

El patrimonio de todos

La misión de los Parques Naturales no se limita a la conservación del patrimonio natural, sino que la gestión debe incorporar la salvaguarda de los valores culturales asociados, incluyendo el patrimonio cultural tanto material como inmaterial. De ahí que el organismo adscrito al Ministerio de Transición Ecológica haya decidido pasar a formar parte del Consejo Internacional de Monumentos y Sitios (ICOMOS), para proteger, conocer y difundir el patrimonio cultural que alberga cada uno de los 16 Parques Nacionales.

Así que con la catalogación, que se ultima para que empiece la primera semana de mayo, se generarán sinergias para la conservación y gestión de sitios y manifestaciones patrimoniales con reconocimientos de la Unesco. Ya sea en la Lista de Patrimonio Mundial o en la Lista de Patrimonio Inmaterial (el trabajo de la piedra en seco). De la misma manera, el inventario de bienes culturales “promoverá el turismo sostenible realizando un programa para estudiar la capacidad de carga de sitios patrimoniales”, explican las fuentes consultadas por este periódico, y cuya titularidad y gestión corresponde al Organismo Autónomo de Parques Nacionales.

Por último, el catálogo pendiente de realizar mejorará la recogida de datos sobre patrimonio cultural material e inmaterial de los Parques Nacionales en el Sistema de Información de la Red (SIR), que permitirá recabar informaciones y datos sobre el estado de ese patrimonio histórico y cultural. Esta apuesta por la visibilidad del patrimonio cultural en los Parques Nacionales pretende ampliar el conocimiento de la naturaleza y su relación con las manifestaciones sociales. No como elemento aislado.

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