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El primer curso escolar presencial arranca entre protestas por el recorte de miles de docentes y la falta de distancias

Varios niños en el hall del colegio Virgen de Europa durante el primer día de clase del curso 2021-22.

Sofía Pérez Mendoza

6 de septiembre de 2021 22:46 h

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Esta semana arranca el primer curso escolar presencial desde el estallido de la pandemia en marzo de 2020. Ocho millones de alumnos vuelven a las aulas de forma escalonada durante el mes de septiembre. Murcia y La Rioja tomaron la delantera el lunes; le siguen Madrid y Cantabria este martes, aunque Catalunya, por ejemplo, no iniciará el curso hasta la próxima semana. Las clases empiezan salpicadas de protestas por la recuperación de las ratios prepandémicas y el recorte de miles de profesores de refuerzo –hasta 17.000, según los cálculos del sindicato CSIF– incorporados el curso pasado para crear grupos más pequeños y garantizar la distancia entre el alumnado.

Las clases serán lo más parecidas al mundo previo al coronavirus que hemos vivido hasta ahora. Aunque el Ministerio de Educación y las comunidades autónomas acordaron unas medidas mínimas en agosto (mascarilla, distancia, accesos escalonados...), en regiones como Madrid los docentes denuncian que la vuelta al número máximo de alumnos por aula (25 en Primaria, 30 en Secundaria y 35 en Bachillerato) en régimen 100% presencial no permite garantizar la separación mínima obligatoria. Esta distancia se relajó tras la última Conferencia Interterritorial de Educación, que reúne a Gobierno y comunidades autónomas, de 1,5 a 1,2 metros.

Fue entonces cuando el Ministerio dio luz verde al aumento de alumnos por clase. Quedó en manos de las comunidades autónomas su ejecución o no, en función de los espacios disponibles y la organización. La posibilidad ha dejado fuera a miles de profesores contratados el curso pasado para atender a las clases reducidas.

Cómo se ha reducido los refuerzos por comunidades

Las situaciones entre territorios, no obstante, son muy dispares. Mientras la Comunitat Valenciana inicia el curso el próximo miércoles con un 2,4% más de docentes, pese a que el número de matriculados ha caído levemente; otras como Madrid, Asturias, Murcia, Galicia, Andalucía o Aragón van a prescindir de una parte de los refuerzos incorporados hasta junio. El Gobierno de Isabel Díaz Ayuso reduce el personal de 11.000 a 3.000 profesionales; el Ejecutivo de Alberto Núñez Feijóo deja los refuerzos en 1.250 docentes frente a los 2.300 del curso pasado; los centros públicos de Andalucía tendrán 1.000 profesores menos y el Gobierno de Murcia tampoco ha renovado a los 1.500 extras del curso 2020-2021.

“Ya no solo es que no hayan sumado profesores, es que incluso los han recortado con respecto al año pasado. También somos la única comunidad que no ha revertido los recortes de docentes de 2012”, denuncia Nuria Montiel, portavoz de Docentes Unidos de esa región.

La Plataforma Estatal por la Escuela Pública, de la que forman parte sindicatos, organizaciones de estudiantes y de padres, registró la semana pasada en el Ministerio de Educación y FP un escrito dirigido a la ministra Pilar Alegría, en el que anuncian movilizaciones y concentraciones por toda España para criticar la “relajación” de las medidas sanitarias para este próximo curso escolar, y para exigir que se contraten más profesores. También se han producido y convocado concentraciones frente a las sedes de los Gobiernos regionales o los parlamentos en Andalucía o Galicia.

Hay comunidades como La Rioja, cuyas aulas están en funcionamiento desde este lunes, que han arrancado con menos docentes, aunque el Gobierno asegura que pueden aumentar. Euskadi, Catalunya, Castilla y León, Castilla La Mancha y Navarra mantienen los refuerzos, según los datos recabados por las ediciones de elDiario.es. También existen excepciones de territorios que han decidido no llevar al máximo las ratios, como Castilla y León, que mantendrá el tope de alumnos y alumnas como se estableció el año pasado. Sin cambios.

“No hay manera de meter a todos en el aula con distancia”

El equipo directivo de un instituto al norte de Madrid que prefiere no ser identificado lleva días intentando encajar con escuadra y cartabón a sus cientos de alumnos y alumnas con una separación de más de un metro entre las mesas. “No hay manera de meterlos. Lo hemos dado por perdido con aulas que van a tener entre 30 y 35 chavales”, asume la jefa de estudios en conversación con elDiario.es.

70 institutos de Secundaria ya han comunicado a la Consejería de Educación el mismo problema. El Gobierno de Isabel Díaz Ayuso asegura que está comprando mamparas para estos casos. La orden publicada el pasado viernes en el Boletín Oficial de la Comunidad de Madrid advierte de que si “no es posible” garantizar la distancia interpersonal se refuercen otras, como la ventilación. Comisiones Obreras ha llevado la orden a los tribunales al considerar una “barbaridad” que los equipos directivos tengan que buscarse la vida.

Para Asociación de Directores de Institutos Públicos de la Comunidad de Madrid, Adimad, las directrices son “ofensivas”. “El espacio que tenemos en los centros es conocido, fijo e inamovible. La Consejería ya sabía que la única solución era reducir numero de alumnos como hicimos en 1º y 2º de la ESO con resultados más que buenos. En 30 metros no se puede meter a 30 chicos y chicas, es imposible”, apunta el presidente de la organización, Esteban Álvarez, quien asegura que esta situación tiene “preocupados” a “equipos directivos, familias y docentes”. “¿Madrid va a ser excepcional también en esto?”, se pregunta.

Hasta ahora, el alumnado del último ciclo de la ESO y de Bachillerato tenía un régimen semipresencial: unos días acudían al instituto y otros seguían las clases de forma telemática. Por primera vez el 100% regresa al centro. En este ciclo, las optativas y los itinerarios no permiten, a diferencia de los colegios, crear grupos burbuja y en una misma clase hay estudiantes que se mezclan con otros en algunas asignaturas, por lo que los expertos advierten de que es perentorio mantener la mínima distancia para prevenir contagios.

“Con la presencialidad total y las ratios anteriores es imposible que se mantengan las distancias”, confirma desde la experiencia del primer día de clases en Murcia el director del centro Nuestra Señora de Fátima de Molina de Segura, Francisco José Peñalver, adelantando lo que a partir de este martes comprobarán empíricamente los alumnos en Madrid y en otras comunidades autónomas.

La vacunación de adolescentes avanza

Los miedos se han disparado pese a que un 75% de los chavales entre 12 y 19 años tienen al menos una dosis de la vacuna y un 44% la pauta completa, según los datos del Ministerio. La inmunización no impide el contagio, pero reduce las posibilidades y sobre todo que la enfermedad curse con gravedad. Pero en Infantil y Primaria, la vacunación no termina de llegar. Todavía no hay evidencia científica que demuestre que los beneficios de vacunar a los menores de 12 años son mayores que los efectos que sobre un cuerpo de niño o niña provoca la inyección, de manera que el alumnado vuelve al colegio sin haber sido inoculado. Los expertos confían en que la falta de inmunidad no ponga en riesgo el regreso a las aulas siempre que se mantengan de forma estricta las medidas sanitarias.


La incidencia de contagios reciente en cada grupo de edad

Evolución de la incidencia de casos en 14 días por cada 100.000 habitantes en cada grupo de edad desde enero de 2021


Estas etapas educativas permiten repetir los grupos estables de convivencia, los llamados núcleos burbuja, integrados por el tutor y los alumnos. Las directrices del Ministerio de Sanidad dicen que en estos casos no es necesario “mantener las medidas de distanciamiento social de forma estricta” porque se garantiza la “estanqueidad”. Los centros de Primaria, por tanto, tienen menos dificultades con el espacio, dado que las mesas no deben obligatoriamente guardar un metro de distancia entre sí.

Sin embargo, sí les afecta la reducción de docentes. “Tenemos un 25% menos que el año pasado. Éramos 37 y ahora somos 29”, relata el director de un colegio público de Aluche (Madrid). La factura de un año y medio de pandemia sigue presente en las aulas: primero la ausencia abrupta de los meses de confinamiento; después un curso a medio gas marcado por la crisis económica y social. El objetivo de este año es recuperar el tiempo perdido y lograr que el alumnado más vulnerable, el más proclive a quedarse rezagado, consiga remontar. “La bajada de ratios, los apoyos y desdobles de grupos son fundamentales para hacer frente a los déficits de aprendizaje acumulados desde el inicio de la pandemia y garantizar una enseñanza más individualizada”, manifiesta el sindicato ANPE en un comunicado.

Qué medidas se mantienen: mascarilla, grupo burbuja, entrada escalonada...

La ministra de Educación, Pilar Alegría, confía en tener un “curso tranquilo” con las medidas adoptadas. ¿Cuáles son? La mascarilla sigue siendo obligatoria en todos los niveles, excepto en Infantil (menores de seis años). Algunas comunidades, como Catalunya, han flexibilizado su uso y permitirán retirarlas en el recreo siempre que los niños estén solo con su grupo burbuja. El Govern catalán también avala la entrada de los familiares a los centros educativos, hasta ahora prohibida.

La entrada escalonada por cursos se mantiene para evitar las aglomeraciones en entradas y salidas. La ventilación cruzada continúa como recomendación, “si es posible de forma permanente”, abriendo puertas y ventanas opuestas para que el aire circule, así como la prohibición de acudir a clase en caso de tener que guardar cuarentena por contagio o contacto estrecho. Prácticamente el 100% de los docentes están vacunados, según Sanidad.

Entre las dudas que asaltan a los docentes está la atención a los alumnos confinados si toda la clase acude presencialmente, informa Pau Rodríguez. “Es inviable. No se puede estar atendiendo una clase presencial y luego estar pendiente de dos o tres que estén en casa. ¿Les pones una pantalla? Pero luego da problemas. ¿Cómo trabajas activamente con ellos? Al final acabas desatendiendo el alumnado de clase para resolver incidencias técnicas… Es un protocolo que no va acompañado de los recursos necesarios”, opina Iolanda Segura, portavoz del sindicato mayoritario de la escuela pública USTEC.

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