La hormona utilizada durante décadas para prevenir los abortos no es más eficaz que el placebo
Durante décadas muchos ginecólogos han recomendado el uso de progesterona a mujeres que habían sufrido sangrados importantes durante los tres primeros meses de embarazo. Mediante la aplicación de esta hormona se pretendía reducir el riesgo de que se produjera un aborto espontáneo. Sin embargo, un estudio publicado hoy en el New England Journal of Medicine asegura que en estos casos “el tratamiento con progesterona administrado durante el primer trimestre del embarazo no dio lugar a una incidencia de nacimientos vivos significativamente mayor que el placebo” y muestra que “tampoco hubo diferencias significativas en la incidencia de abortos espontáneos o muertes perinatales”.
Según los resultados de esta investigación, en el grupo de mujeres que recibieron progesterona el 75% de los embarazos dieron lugar a un bebé sano, un porcentaje que fue del 72% en el grupo del placebo, mientras que la incidencia de aborto espontáneo, que implica la pérdida del bebé antes de las 20 semanas de gestación, fue del 20% y del 22% respectivamente. Unas diferencias que han sido calificadas como “estadísticamente insignificantes” en un editorial que ha publicado la revista.
“Este estudio era necesario, porque en los últimos años el uso de la progesterona se hacía de forma poco justificada”, explica a eldiario.es el especialista en ginecología y obstetricia del hospital Vall d'Hebron, Manel Mendoza. “Como es algo inocuo y no tiene efectos adversos importantes se está prescribiendo un poco a la ligera”, asegura.
Más de 60 años de uso
La progesterona es una hormona que prepara el útero para la implantación del embrión y suprime las contracciones uterinas hasta que el embarazo llegue término, por lo que es esencial para un embarazo exitoso. Además, en los años cuarenta se observó que un aumento inicial de esta hormona, seguido de una caída prematura, estaba asociado con el aborto espontáneo, por lo que se consideró adecuado el tratamiento de la amenaza de aborto con progestágenos.
Su utilización se popularizó porque no existían otros tratamientos para luchar contra los abortos espontáneos y porque no se han identificado efectos adversos importantes. “No tenemos ninguna herramienta que haya demostrado eficacia a la hora de evitar un aborto espontáneo, ni que mejore el pronóstico de una mujer que ha sufrido un sangrado durante las primeras semanas”, explica Mendoza.
Sin embargo, durante las décadas posteriores los sucesivos estudios no fueron capaces de demostrar de forma contundente la eficacia de este tratamiento. “Es probable que la razón inicial de la terapia hormonal -es decir, la caída observada en los niveles hormonales antes de la pérdida del embarazo- haya sido, de hecho, una consecuencia y no una causa del fracaso del embarazo”, afirma el editorial.
Debido a la falta de pruebas sólidas, en los años 70 las autoridades estadounidenses retiraron la amenaza de aborto como una indicación de la progesterona, afirmando solo que era “probablemente” efectiva, aunque su uso ha continuado. En España, su uso también es común e incluso la Agencia Española del Medicamento sigue manteniendo la indicación para los casos de “amenaza de aborto o prevención del aborto reiterado”.
“A pesar de las limitaciones de los datos que apoyan la eficacia de la progesterona para la amenaza de aborto […] el uso de preparaciones de progesterona sigue siendo común”, destaca el editorial, una inercia que, según Mendoza, costará contrarrestar. “Es una tradición que está muy arraigada y va costar mucho que los obstetras dejen de recomendarla y que las pacientes dejen de exigirla”.
Un 20% de abortos espontáneos
Aunque no hay estimaciones precisas, se considera que aproximadamente entre un 10 y un 20 por ciento de las mujeres que han sufrido sangrado durante el primer trimestre terminarán sufriendo un aborto espontáneo. Estudios anteriores ya habían mostrado que en estos casos la progesterona tiene una eficacia reducida y aunque una revisión de estudios realizada por la colaboración Cochrane mostró un riesgo menor de abortos espontáneos entre las mujeres que recibieron progesterona, la propia revisión destaca que los ensayos analizados eran pequeños y presentaban deficiencias metodológicas.
“La fortaleza del estudio actual está en el elevado número mujeres con el que se contó y con haber tenido un grupo de control”, asegura Mendoza. El ensayo clínico se llevó a cabo en el Reino Unido e incluyó a 4.153 mujeres de 16 a 39 años de edad y que habían sufrido sangrado durante las primeras semanas de embarazo. Las participantes fueron asignadas aleatoriamente a dos grupos, uno en el que recibían supositorios vaginales que contenían 400 mg de progesterona y otro en el que recibían un placebo.
Los nuevos resultados confirman la posición adoptada por el Colegio Americano de Obstetras y Ginecólogos, que asegura que “el uso de progestágenos es polémico y se carece de pruebas concluyentes que apoyen su uso”. Además, también parecen confirmar que “las mujeres que han experimentado al menos tres pérdidas sí podrían beneficiarse de la terapia de progesterona en el primer trimestre”, algo que ya había sido señalado en revisiones anteriores.
En este caso, los investigadores han observado que de las 137 mujeres que participaron en el ensayo y que habían tenido tres o más abortos espontáneos anteriormente, 98 (72%) tuvieron el bebé, en comparación con el 57% de las mujeres del grupo placebo. Sin embargo, estos resultados entran en contradicción con otro publicado en 2015 por los mismos investigadores, que concluyó que el tratamiento con progesterona en el primer trimestre del embarazo no aumentaba la tasa de nacidos vivos en mujeres con antecedentes de abortos espontáneos recurrentes.