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Suecia inicia, en contra de los científicos, la mayor cacería de lobos de Europa

Lobo euroasiático

Raúl Rejón

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Desde el uno de enero, los lobos escandinavos están huyendo de los rifles. Los cazadores suecos tienen permiso para matar 75 ejemplares de una población de unos 400 en lo que es la mayor cacería de lobos de los tiempos modernos en Europa.

Es un capítulo más de la disputa en torno a la protección del lobo como especie amenazada –y su papel crucial en los ecosistemas– que no cesa. Si en España ha causado una rebelión de cuatro comunidades autónomas contra el Gobierno, esta partida de caza en el país escandinavo, que durará un mes, responde a la decisión del parlamento sueco de reducir la población de lobos a la mitad.

En esa pelea, hace apenas un mes, en diciembre pasado, la Convención de Berna de Conservación de la Vida Silvestre tuvo que votar una moción presentada por Suiza para rebajar el estatus protegido de la especie.

“El plan pone en peligro la población de lobos en Suecia”, según el análisis de un grupo de científicos publicado en Science, que califica la acción como “sacrificio drástico”. Al fin y al cabo, supone eliminar alrededor del 18% de esas manadas de una tacada y el 50% como objetivo final.

La endogamia: como si fueran lobos hermanos

El plan sueco contradice el consenso científico que considera que la población de lobos escandinavos en Suecia está en situación delicada por su “aislamiento genético persistente”.

Entre las causas del problema se coloca “la caza –legal e ilegal– que ha impedido su expansión y el influjo de la variación genética”. Es decir, que individuos diferentes refresquen la especie. Que no se crucen con frecuencia parientes lobunos cercanos que generan endogamia.

Si la población de lobos ibéricos se menguó durante el siglo XX hasta casi desaparecer, la de los escandinavos sí se extinguió por la presión humana hacia 1960 y solo existe desde su reinstauración en los años 80 del siglo pasado. Tres lobos reiniciaron la especie, de ahí sus problemas genéticos.

Esto hace que esa población tenga un estado muy delicado: padece esa endogamia detectada a un nivel similar al que produce la descendencia entre hermanos directos. Esto se se traduce en defectos anatómicos muy frecuentes o desórdenes reproductivos en los machos.

A pesar de esto, el Ejecutivo sueco ha respaldado la cacería para cumplir el objetivo de población establecido por el Parlamento aduciendo que ahora hay más conflicto y menos aceptación de la especie.

Así que los cazadores pueden rastrear los bosques helados de Suecia desde la medianoche hasta el atardecer para abatir esos 75 lobos. Uno de los organizadores de estas partidas –también cazador– ha declarado en la prensa sueca: “La caza es absolutamente necesaria para frenar el crecimiento de los lobos. La manada es la más grande que hemos tenido en tiempo modernos”. Son argumentos similares a los esgrimidos por los contrarios a la prohibición de caza general en España.

Todo esto contradice un amplio consenso científico que indica que, lejos de reducirse, la población de lobos escandinavos necesita aumentar y fluir entre los países nórdicos como Noruega y Finlandia para paliar la endogamia que amenaza la especie.

La polémica en España

El conflicto –con los ganaderos– es el argumento utilizado también en España para que Castilla y León, Galicia, Asturias y Cantabria se hayan opuesto a la calificación del lobo ibérico como especie protegida en todo el territorio llevada a cabo por el Ministerio de Transición Ecológica.

También en el caso español, esa oposición contradice el dictamen científico que avala la inclusión del Canis lupus en el listado de protección.

Estas comunidades autónomas llevaron la protección a los tribunales. Sin embargo, para poder acceder a los fondos que lleva aparejados, era necesario que esos gobiernos la pusieran en marcha esta nueva estrategia de gestión (con la prohibición de caza incluida).

La presión para poder cazar lobos en Europa es una acción constante. La proposición de Suiza para degradar su nivel de salvaguarda en la Convención de Berna –a pesar de nacer casi denegada– sirvió para que el Europarlamento votara una moción a este respecto.

Ganó el respaldo a la posición suiza (que no es miembro de la Unión Europea), lo que suponía contradecir la postura que la UE iba a defender en la Convención. Finalmente, la propuesta solo obtuvo el respaldo de Suiza, Turquía, Azerbayán y Georgia.

Sin embargo, todas esas maniobras sirvieron para que el lobby cazador en España cargara de nuevo contra la protección del lobo. La Fundación Artemisán aprovechó el movimiento para “pedir al Gobierno que escuche al Parlamento Europeo y rectifique”.  

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