Más de un tercio de lo que se pesca frente a Barcelona es basura
La basura marina es una de las principales causas de contaminación de mares y océanos en el mundo. Sus efectos, entre otros, incluyen problemas ambientales y económicos que posiblemente tendrán graves consecuencias para el planeta.
La gran mayoría de basura marina procede de actividades terrestres, cuyos residuos se transportan a mares y océanos por acción del viento y los ríos. También contribuye a ello la falta de una gestión de residuos apropiada para una Tierra actualmente superpoblada.
La basura acumulada en los fondos marinos puede permanecer intacta durante décadas y es allí donde las artes de pesca la capturan a diario.
¿Cuánta basura hay en el Mediterráneo?
Recientemente hemos publicado el primer estudio que cuantifica la cantidad y el tipo de basura que se encuentra en el fondo marino de aguas superficiales del mar Mediterráneo.
En concreto, hemos analizado dos áreas de pesca pertenecientes a la Red Natura 2000:
- La denominada Zona Urbana (situada cerca de la ciudad de Barcelona)
- La Zona Rural (situada en el Delta del Ebro).
Realizamos el estudio en colaboración con los pescadores artesanales de una pesquería marisquera que opera a menos de tres millas náuticas de la costa, donde la profundidad oscila entre los 10 y 70 metros. Esta franja de profundidad ha sido poco estudiada hasta el momento, de ahí el gran interés de los resultados para los sectores implicados en la gestión de residuos y para los pescadores.
Nuestro trabajo revela que, en zonas cercanas a áreas muy pobladas con rutas de navegación transitadas, la basura puede suponer hasta el 38 % de la captura en la red de pesca. Se encontraron densidades de basura que oscilan de los 198 a los 393 kg por km².
Hallamos una variada tipología de basura:
- Residuos de carbón quemado de los barcos de vapor, conocidos como escoria.
- Textiles, como ropa.
- Plásticos en forma de bolsas, botellas, compresas y juguetes.
- Restos de muebles.
- Pilas y baterías.
Por su parte, el área rural del Delta del Ebro presenta mucha menos basura (entre 34 y 56 kg por km²), lo que supone un 5 % del total de las capturas de las redes.
Principales conclusiones
El estudio deja patente dos resultados:
- La gran variedad y cantidad de basura marina que encontramos a poca profundidad en el mar Mediterráneo, uno de los mares más contaminados del planeta.
- La importancia de la zona donde nos encontramos, si estamos en núcleos más o menos poblados. Vivir en zonas urbanas con altas densidades demográficas genera grandes cantidades de basura difícil de gestionar. Esto se traduce en un déficit de gestión de residuos y, por tanto, su llegada al mar, convirtiéndose en basura marina.
La pesca es uno de los principales sectores económicos afectados por la basura en el mar, no solo por la gran cantidad que queda atrapada en las redes, sino también por los daños que puede causar a barcos y aparejos. Los costes generados pueden ir de los cientos a los miles de euros.
Los pescadores están preocupados por la problemática. Miquel Illa Sagarra, pescador de la cofradía de Vilanova i la Geltrú, nos comentó que “la gente no es consciente de todo lo que se tira al mar, tarda una infinidad de años en disolverse y no hay ningún plan de limpieza del medio”.
Por su parte, Casimiro Cabré Forné, pescador de la cofradía Verge del Carme de St. Carles de la Ràpita, nos dijo: “Vemos que, en playas y costa, sobre todo cuando hay temporal, cada vez llegan más plásticos, botellas y basura”.
Menos residuos, mejor gestión
Cuando la basura entra en el mar, su eliminación es muy difícil porque todavía no existen métodos eficientes ni legislaciones firmes para limpiar los fondos marinos.
El mejor residuo es el que no se genera y para ello debe haber un esfuerzo común de la población para romper la tendencia actual de producción de residuos. Actos sencillos como el reciclaje, la reutilización de recursos y un cambio en las costumbres adquiridas, sobre todo en cuanto al excesivo uso del plástico, pueden ayudar enormemente a reducir la basura que llega a mar.
Para aquella basura que ya está acumulada en los fondos, deberían establecerse mecanismos para recompensar a las pesquerías y que estas ayuden a eliminar la basura. Con ello se reducirían los costos de pesca y los peligros potenciales para los ecosistemas marinos.
Este artículo fue publicado originalmente en The Conversation. Puedes leer el original aquí.The Conversationaquí