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La tuberculosis bovina: ¿qué es, cuál es su frecuencia y qué riesgos corremos los humanos?

Proceso de detección de tuberculosis bovina

Esther Samper

12 de junio de 2023 22:56 h

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La polémica vivió su punto álgido la semana pasada, cuando un grupo de ganaderos trató de asaltar un edificio de la Junta de Castilla y León. El gobierno de PP y Vox en la región llevaba días regando el conflicto sobre los controles establecidos para prevenir los contagios por tuberculosis bovina, pese a que en España trata de erradicarse con programas nacionales desde 1987. La ley estatal actual obliga, por ejemplo, al sacrificio del ganado infectado, independientemente de si tiene síntomas o no, o, según las circunstancias, al sacrificio de todo el rebaño, con sus correspondientes indemnizaciones.

Sin embargo, el 10 de mayo el PP y Vox aprobaron una normativa en Castilla y León que suponía relajar los controles establecidos para prevenir contagios por tuberculosis bovina. Trece días después, y a tres jornadas de las elecciones municipales, la Dirección General de Salud y Seguridad Alimentaria de la Comisión Europea alertó en una carta sobre esta medida autonómica que era, decía, “extremadamente peligrosa ya que podría facilitar una mayor propagación de la enfermedad”. El 5 de junio el Tribunal Superior de Justicia de dicha comunidad autónoma acordó suspender de forma cautelar este nuevo reglamento, una decisión que no recurrió el gobierno que preside Alfonso Fernández Mañueco.

Más allá de la vertiente política y económica causada por las decisiones del PP y Vox, la tuberculosis bovina es una enfermedad que puede poner en peligro la salud pública. Estas son algunas claves sobre esta infección.

¿Qué es la tuberculosis bovina?

La tuberculosis bovina es una enfermedad infecciosa crónica principalmente provocada por la bacteria Mycobacterium bovis, estrechamente emparentada con la bacteria que provoca la tuberculosis en los humanos. Esta dolencia tiene un desarrollo lento y pueden no mostrarse síntomas durante un periodo largo de tiempo. Además de afectar al crecimiento y la producción de leche del ganado vacuno, provoca los síntomas típicos de una enfermedad infecciosa como fiebre, diarrea, debilidad, pérdida de apetito y tos seca, así como afectación de los ganglios linfáticos y de los pulmones (neumonía y dificultad respiratoria).

El contagio entre animales se da principalmente por inhalar gotitas respiratorias de otros infectados o a partir de alimentos, como la ingestión de leche de vacas infectadas o piensos contaminados con la bacteria.

¿Dónde está presente? ¿Solo afecta a las vacas?

La tuberculosis bovina está presente en casi todo el mundo, con una mayor frecuencia en África y ciertas regiones de Asia. Además de en vacas, M. bovis puede estar presente también en multitud de especies salvajes como tejones, ciervos, zorros, jabalíes y búfalos y en otros animales domésticos como en cabras, cerdos y ovejas. La fauna silvestre es un importante reservorio de la bacteria y crea focos de infecciones a partir de los cuales se contagian las vacas. Por esta razón, en España también existe el Plan de Actuación sobre Tuberculosis en Especies Silvestres (PATUBES) para conocer la influencia de la fauna salvaje en los casos de tuberculosis bovina y cómo actuar para prevenirlo.

¿Cómo de frecuente es la tuberculosis bovina?

Según el "Informe Final Técnico-Financiero del Programa Nacional de la Tuberculosis Bovina" de 2022, la prevalencia (la proporción de rebaños con casos positivos) de esta enfermedad en el ganado vacuno español es del 1,4 %. No en todas las comunidades autónomas se detectan casos de tuberculosis bovina: Euskadi, Galicia, Asturias, Baleares, Cataluña, Murcia y Canarias están declaradas oficialmente como libres de esta enfermedad por la Comisión Europea. Sin embargo, España, en su conjunto, incumple los objetivos marcados por dicha institución que fijaban una prevalencia del 1,29 % para 2022. No es la única, pero precisamente Castilla y León es de las comunidades que suben la media y alejan al conjunto del país de ese objetivo, con una prevalencia del 2%.

Además, España es el tercer país, tras Grecia e Irlanda, con mayor prevalencia de casos de tuberculosis bovina, aunque esta va en descenso desde 2016. La media de prevalencia en Europa es del 0,6 %. La mayoría de países del territorio europeo, como Francia, Holanda, Austria o Alemania, están oficialmente declarados libres de casos de tuberculosis en el ganado bovino. En 10 años, desde 2012 hasta 2021, el número anual de rebaños infectados se ha rebajado casi a la mitad en la UE, en parte por el Brexit y la salida de Reino Unido, ya que Irlanda del Norte que se caracteriza por tener una prevalencia relativamente elevada de tuberculosis bovina.

¿Qué riesgo tienen los humanos?

La notificación de los casos en humanos de tuberculosis provocados por las bacterias Mycobacterium bovis y Mycobacterium caprae, que afecta sobre todo a las cabras, es obligatoria en la Unión Europea. Según datos de 2021, se detectaron 111 casos de esta enfermedad en dicho territorio (55 casos de origen dentro de la UE y 47 que se originaron fuera) y 10 muertes. España es, tras Bélgica y Alemania, el tercer país de la UE con más casos confirmados por población notificados, con 32 (0,07 casos por 100.000 habitantes).  

La población que tiene más riesgo de infectarse por la tuberculosis bovina son los profesionales expuestos a los animales infectados como ganaderos, veterinarios, trabajadores rurales, etc. En estos casos, el contagio suele darse por un contacto estrecho en el que se produce la inhalación de gotitas respiratorias o aerosoles con bacterias.

La gran mayoría de casos de tuberculosis en humanos provocados por Mycobacterium bovis son leves, con cuadros de fiebre, pérdida de peso, tos, diarrea y sudores nocturnos. Otras personas pueden infectarse sin llegar a desarrollar síntomas. El tratamiento, con una combinación de antibióticos, cura la enfermedad.

¿Puedo infectarme por consumir alimentos contaminados?

Ninguno de los casos registrados se había producido a partir de brotes por consumo de alimentos. Esto puede explicarse por dos razones principales: no pueden llevarse vacas infectadas al matadero y la pasteurización de la leche y el cocinado de la carne consiguen destruir a la bacteria, que es sensible a altas temperaturas.

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