Del anonimato a la fama mundial: la fotógrafa que se convirtió en un icono después de su muerte

Autorretato de Vivian Maier en Nueva York, 1955.

Laura Cuesta

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Vivian Maier (1926 - 2009) falleció sin saber que se convertiría en una de las fotógrafas más importantes del siglo XX. Su historia es una de esas que llaman la atención por ser resultado del más puro azar. Todo empezó con John Maloof, un aficionado a la historia que, buscando información para escribir un libro sobre Chicago, encontró una caja con fotografías antiguas sobre la ciudad. Sin quererlo, Maloof había dado con la obra de una de las artistas más interesantes del siglo pasado.

“En 2007, como presidente de una Sociedad de Historia Local en Chicago, estaba trabajando como coautor de un libro sobre sus barrios. Necesitábamos fotografías históricas para el libro y en esta búsqueda visité una casa de subasta donde encontré unos negativos con algunas escenas de la ciudad. Hice mi mejor oferta esperando ganar. Gané, y me llevé aquella caja”, explicó el autor en una entrevista para Lomography.

En un primer momento, Maloof descartó aquellas imágenes, y no fue hasta un tiempo después cuando volvió a interesarse por ellas. “Me tomó cerca de un año y medio o más darme cuenta de que se trataban realmente de fotografías excelentes y no de una caja llena de fotos viejas sin valor”, confesó. 

Una de las fotografías de Vivian Maier.

La sorpresa de una obra excelente

Cuando el autor se hizo con parte del trabajo de Maier, la mujer ya tenía 81 años. Falleció un par de años después y nunca llegó a conocer al que descubrió su talento. “Yo no sabía absolutamente nada sobre ella, De hecho, no había nada concreto sobre Vivian en Internet, hasta que apareció su obituario en 2009”, compartió Maloof, quien empezó a seguir el rastro de la fotógrafa después de su muerte. 

Acumuló toda su obra fotográfica hasta recuperar más de 150.000 negativos y 3.000 fotos, además de grabaciones de audio y vídeo. En 2013, se estrenó Buscando a Vivian Maier, un largometraje nominado al Oscar como Mejor Documental en el que contó toda la historia de aquel increíble descubrimiento.

Nadie sabía que era fotógrafa

¿Cómo es posible que nadie conociera la obra de Maier? La respuesta es sencilla: ella nunca enseñó su trabajo. De hecho, se dedicaba profesionalmente a otra cosa. La mujer pasó gran parte de su vida como niñera y ni siquiera las familias para las que trabajó sabían que solía hacer fotos cada vez que salía a la calle, capturando escenas cotidianas y retratos espontáneos de gente anónima. 

Su oficio cuidando niños era muy precario e inestable, por lo que llegó a estar largas temporadas sin un hogar. A mediados de los 90, decidió guardar todo su archivo fotográfico, tanto negativos como fotos impresas, en un almacén. Sin embargo, llegó un momento en el que no pudo pagar el alquiler de este espacio, que acabó siendo subastado con todas sus pertenencias dentro. Y así llegamos hasta Maloof y su descubrimiento. Hoy, la obra de Vivian Maier se expone en multitud de museos alrededor del mundo. 

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