Descubren 11 calderos de la Edad del Hierro en Leicestershire: claves sobre los rituales y banquetes prehistóricos
Un hallazgo fortuito durante unas excavaciones preventivas cerca del pueblo de Glenfield ha permitido desenterrar uno de los conjuntos más extraordinarios de la Edad del Hierro descubiertos hasta la fecha en el condado de Leicestershire. Cerca del pequeño pueblo de Glenfield, arqueólogos del University of Leicester Archaeological Services (ULAS) localizaron en 2013 los restos de un asentamiento con características únicas y, en su interior, una colección insólita de objetos metálicos: once calderos de cobre y hierro, en su mayoría completos o casi intactos. Esta agrupación no solo destaca por su rareza (apenas existe otro conjunto comparable, hallado en 2004 en Chiseldon, Wiltshire), sino también por la información que aporta sobre la vida social y las capacidades tecnológicas de las comunidades prehistóricas británicas.
De 15 a 57 litros por caldero
Los calderos, con capacidades que oscilan entre los 15 y los 57 litros, habrían servido para alimentar a decenas o incluso cientos de personas durante celebraciones comunitarias. Según explicó John Thomas, director de la excavación, en el informe que contine los resultados de la investigación que se publicó en la edición de junio de la revista Current Archaeology, estas vasijas debieron ocupar un lugar central en los festines colectivos organizados en el asentamiento, cuya disposición arquitectónica ya sugería un uso ceremonial. Lo más llamativo es la forma en que fueron enterradas tras su uso: en zanjas distribuidas por todo el yacimiento, en algunos casos agrupadas de forma deliberada, lo que apunta a rituales de deposición con un profundo valor simbólico.
Análisis de los objetos
La conservación y el análisis científico de estos recipientes, realizados por el Museum of London Archaeology (MOLA), ha desvelado una sofisticación técnica que sorprende incluso a los expertos modernos. Tras ser extraídos en bloques de tierra debido a su fragilidad, los calderos fueron sometidos a escáneres CT, radiografías y microexcavaciones que permitieron estudiar su estructura, composición y estado de conservación. Muchos mostraban signos de reparación reiterada, lo que sugiere un uso prolongado y un alto valor funcional y simbólico. La minuciosa disposición de los remaches y la combinación de aleaciones refuerzan la hipótesis de que existían artesanos especializados en la fabricación de este tipo de recipientes.
Una de las curiosidades más llamativas es la presencia de restos orgánicos adheridos al interior de los calderos, lo que ha permitido a los investigadores extraer muestras para futuros análisis sobre la alimentación de la época. Aparentemente, los recipientes no se limpiaban con regularidad, lo cual, aunque poco higiénico, ha resultado ser un regalo para la arqueología: gracias a esta costumbre, se podrá estudiar qué tipo de alimentos eran cocinados y cómo se gestionaban los banquetes comunitarios.
Una réplica para entender mejor el proceso de fabricación
Con el objetivo de entender mejor el proceso de fabricación, el herrero arqueológico Hector Cole ha creado una réplica exacta de uno de los calderos, siguiendo las técnicas documentadas en la investigación. A través de un meticuloso trabajo de forjado, soldadura y ensamblaje, que ha requerido más de 100 horas de dedicación, Cole ha logrado recrear el objeto y confirmar que los antiguos metalúrgicos eran conscientes de fenómenos como la deformación por esfuerzo y dominaban herramientas de precisión que hoy solo se reproducen con maquinaria especializada.
Este proceso no solo ha servido para validar hipótesis técnicas, sino también para homenajear a unos artesanos cuya habilidad ha quedado confirmada por el éxito de la réplica. El trabajo de Cole ha incluido incluso elementos decorativos, como placas de hierro repujado con motivos vegetales, replicando los diseños originales. El resultado es un objeto que, aunque moderno, transmite la misma solemnidad que debió inspirar hace milenios cuando colgaba sobre el fuego en un festín tribal.
Los calderos se pueden visitar en el museo Jewry Wall de Leicester
El hallazgo y su reproducción se exhiben desde el 26 de julio en el museo Jewry Wall de Leicester, como parte de una nueva exposición dedicada a la vida en la antigua Roma y la Edad del Hierro en la región. La muestra permitirá al público no solo contemplar los calderos originales y su réplica, sino también conocer los métodos de conservación, los análisis metalúrgicos y las teorías sobre su uso y valor simbólico. Según los responsables del proyecto, el conjunto constituye una ventana única a la vida social de las comunidades prehistóricas del centro de Inglaterra.
Más allá de su valor arqueológico, el proyecto Glenfield destaca por su enfoque colaborativo, que ha reunido a conservadores, científicos, herreros y arqueólogos de varias instituciones. La participación de expertos vinculados al British Museum, al MOLA y a la Universidad de Leicester ha permitido comparar este hallazgo con otros anteriores y mejorar la comprensión general de los objetos rituales de la Edad del Hierro. El estudio completo será publicado en 2026 dentro de la serie Leicester Archaeology Monograph.
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