La historia del juguete milenario que fue arma de caza y que traspasó generaciones
Cada 6 de junio tiene lugar el Día Mundial del yo-yo, que conmemora y celebra el que es uno de los juguetes tradicionales, que ha sido un elemento de destreza y de entretenimiento que forma parte de la cultura popular, y cuya fecha esta escogida como la primera fábrica conocida de su elaboración.
Este juguete, que se ha utilizado por diferentes generaciones, tiene su origen en una adaptación del siglo XX a un objeto que se usaba en la antigua Grecia y en Filipinas, y que llegó a ser un arma de caza, siendo esto último lo que llegó a Europa y más tarde a Estados Unidos.
El antiguo origen del yo-yo: de arma de caza a juguete
Se cree que el origen del juguete que llamamos hoy yo-yo se sitúa en la antigua Grecia, con las primeras huellas de ello en una vasija que data del año 44 a.C, aunque algunos lo consideran al año 500 a.C, donde no solo se usaba como entretenimiento, sino también como un objeto usado en ritos ceremoniales.
En la antigua Asia, en China y Filipinas también se usaba algo similar, como simple entretenimiento, pero fue en este último lugar donde se llegó a desarrollar en un arma de cacería, con un origen que se remonta al siglo XVI, cuando se observó por los europeos como un artilugio con el que se atrapaba a las presas.
El hilo de lo que hoy conocemos como yo-yo se utilizaba para enrollar las piernas del animal, y así atraparlo. Sin embargo, los europeos que lo llevaron al continente retomaron su función lúdica y así fue como se conocen los primeros usos. En Europa se adaptaría como un objeto antiestrés, y se considera que hasta el emperador Napoleón lo usaba como una manera de calmar su ansiedad.
El invento del yo-yo actual
Para encontrar el juguete que es actualmente el yo-yo nos tenemos que remontar a principios del siglo XX, cuando en 1928, el filipino Pedro Flores, afincado en California, creó una empresa de este objeto realizado en madera y así fue como se popularizó.
Pedro Flores añadió mejoras, entre ellas que la cuerda rodeaba el eje, no estaba atada, lo que podía hacer que este juguete girara en el aire y fuera más atractivo para su uso, por lo que patentaría este diseño característico, que no se haría de plástico hasta la década de 1960.
El empresario filipino promocionaba su invento a través de torneos que organizaba y así llegó a Donald F. Duncan, quien compró los derechos del diseño y expandió este negocio por todo Estados Unidos, lo que sería su revolución en la cultura popular
Estos torneos de promoción de Flores han derivado en casi competiciones deportivas, con ligas y trofeos internacionales, siendo en Japón y otros lugares del mundo todo un evento de un juguete que ha resistido el paso del tiempo, con nuevas modas como trucos de habilidad en redes sociales.
0