¿Realmente tiene sentido rehacer Harry Potter para televisión siendo un refrito? Ni el director de las pelícúlas originales le ve el sentido

Las plataformas optan por rehacer éxitos pasados en lugar de apostar por ideas nuevas

Héctor Farrés

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Las plataformas de streaming han adoptado la misma estrategia que Hollywood y recurren con frecuencia a rehacer lo que ya funcionó en lugar de apostar por historias nuevas. Los catálogos se llenan de títulos conocidos que regresan en versión actualizada, lo que genera la sensación de que faltan propuestas originales.

Los responsables de estas producciones prefieren la seguridad de un producto probado antes que arriesgar con narrativas diferentes. En ese contexto aparece el proyecto de HBO para transformar la franquicia Harry Potter en una serie televisiva que adapta de nuevo la saga completa.

Chris Columbus critica que la nueva serie de Harry Potter repite el estilo de las películas

La idea de repetir lo que ya existe ha levantado suspicacias desde el primer momento. Chris Columbus, director de las dos primeras películas, comentó en el podcast The Rest is Entertainment que “veo estas fotos y resulta que lleva el mismo vestuario que nosotros diseñamos para Hagrid”.

El cineasta señaló también que “pensé que todo iba a ser distinto, pero es más de lo mismo. La serie va a ser igual”. Sus palabras, por lo tanto, pusieron voz al malestar de todos aquellos fans de la saga mágica que temen que la producción acabe siendo un calco sin aire fresco.

El caso del nuevo Hagrid, interpretado por Nick Frost con un traje casi idéntico al que utilizó Robbie Coltrane, refuerza esa impresión de continuidad. Incluso la propia reacción de Columbus lo ilustra al añadir que “aunque también es halagador el hecho de que usen exactamente la misma ropa”. El director reconoce un cierto orgullo por el legado visual, pero al mismo tiempo percibe un déjà vu que transmite repetición.

El directo de las películas considera que la copia no aporta nada bueno a la franquicia

Las críticas no se limitan al vestuario. El regreso de Warwick Davis como el profesor Filius Flitwick, un papel secundario en las películas, generó reacciones adversas en redes sociales. Para muchos seguidores, recuperar a un actor del reparto original simboliza la falta de voluntad de construir un nuevo universo audiovisual. Aunque no se trate de un personaje importante, su aparición reabre el vínculo con las películas y eclipsa el intento de renovación.

La presentación de Arabella Stanton, Dominic McLaughlin y Alastair Stout como Hermione, Harry y Ron pretendía mostrar un cambio hacia un reparto completamente renovado pese a su evidente parecido con sus antecesores. Sin embargo, la reincorporación de viejos intérpretes debilitó ese movimiento y alimentó las dudas sobre la dirección creativa. El resultado es un proyecto que parece atrapado entre la fidelidad a lo ya conocido y la incapacidad de sorprender con propuestas diferentes.

Warner Bros. promete fidelidad absoluta a los libros durante una década de serie

El plan anunciado por Warner Bros. apunta a extender la serie durante 10 años, con cada temporada dedicada a uno de los libros. Casey Bloys, presidente de HBO y Max Content, explicó en la presentación oficial que “esta nueva serie profundizará en cada uno de los libros icónicos que los fans han disfrutado durante todos estos años”.

Esa intención de reproducir al detalle la obra de JK Rowling se presenta como una promesa de exactitud, aunque al mismo tiempo alimenta la impresión de que no se busca innovar en lo visual ni en lo narrativo.

El parecido de los niños protagonistas no se puede negar

Las primeras imágenes del rodaje parecen confirmarlo. Los uniformes de los alumnos de Hogwarts mantienen el estilo de corbatas y jerséis que las películas añadieron a las túnicas negras descritas en los libros. La cicatriz de Harry sigue representándose con el mismo zigzag en la frente de Dominic McLaughlin, igual que en el caso de Daniel Radcliffe. Estos detalles muestran hasta qué punto la producción se aferra a lo ya establecido en lugar de explorar variaciones posibles que sí permite el material literario.

En medio de tantas críticas por repetición, la elección de Paapa Essiedu como Severus Snape ha provocado una reacción completamente distinta, ya que supone una gran y evidente ruptura respecto a la imagen construida en el cine con Alan Rickman.

El hecho de que un actor negro asuma el papel ha sido cuestionado por parte del público, lo que pone en evidencia la contradicción que envuelve al proyecto. Así que cuando HBO mantiene lo mismo se la acusa de falta de originalidad, y cuando introduce un cambio real, esa desviación tampoco es aceptado.

La serie de Harry Potter de HBO, a la vista de las circunstancias, se mueve en un terreno frágil donde cada decisión está expuesta a la comparación. La repetición de los códigos visuales de las películas transmite continuidad pero resta novedad, mientras que los cambios de mayor calado generan polémica entre los seguidores más puristas.

Entre la fidelidad absoluta a los proyectos anteriores y el riesgo de una reinvención, el proyecto parece atrapado en una paradoja que pone en duda su capacidad para aportar una mirada realmente distinta a un universo tan explotado.

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