Titanic: cómo una misión militar secreta encontró los restos del barco más famoso de la historia

Restos del Titanic en una fotografía tomada en 2004.

Laura Cuesta

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La historia del Titanic es bien conocida por todos gracias a la película de James Cameron. El enorme transatlántico zarpó el 10 de abril de 1912 desde Southampton (Inglaterra) con destino a Nueva York, aunque este nunca llegó a su destino. La noche del 14 de abril de 1912, el barco chocó contra un iceberg en el Atlántico Norte, cerca de Terranova (Canadá).

A pesar de promocionarse como “insumergible”, el buque se hundió en menos de tres horas. Alrededor de 1.500 personas murieron en el accidente, que acabó convirtiéndose en una de las peores tragedias marítimas de la historia. Los restos del naufragio quedaron enterrados bajo el mar y, durante 70 años, nadie pudo encontrarlos.

Todo cambió en 1985, cuando el oceanógrafo Robert Ballard y su equipo encontraron los restos de la embarcación a 3.800 metros de profundidad, aproximadamente a 600 km al sur de Terranova. Según contó el propio Ballard después, todos celebraron con euforia el descubrimiento hasta que recordaron que se encontraban ante una tumba marina.

El mundo tuvo que esperar hasta 2018 para saber de qué manera se había producido el descubrimiento. La historia de cómo Ballard y los suyos llegaron hasta el barco quedó a conocimiento de todos gracias a la desclasificación de unos documentos internos por parte del gobierno de Estados Unidos.

Encontrar submarinos de la Guerra Fría

Ballard estuvo varios años intentando organizar una expedición para encontrar los restos del Titanic, pero no conseguía los permisos ni los medios necesarios para llevar a cabo la búsqueda. En 1985, la marina estadounidense aceptó ayudarlo con una condición: que usara esos mismos recursos para encontrar dos submarinos nucleares que se habían hundido en el Atlántico en la década de los 60, en plena Guerra Fría.

Sin embargo, de puertas para fuera, nadie sabía esto. Al mundo se vendió la idea de que se estaba buscando el Titanic cuando realmente se trataba de una tapadera para una operación militar secreta. Ballard encontró los submarinos y, a los pocos días, dio con los restos del famoso naufragio. “La armada nunca confió en que pudiera encontrar el trasatlántico, por eso cuando ocurrió se pusieron muy nerviosos. La publicidad les asustaba”, llegó a decir el protagonista.

Viajar a los restos del Titanic

La localización de las partes del barco por parte de Ballard inspiró películas y documentales, y muchas personas se obsesionaron con la idea de viajar al fondo marino para ver los restos en persona. Así, empezaron a organizarse viajes privados para intentar llegar hasta el Titanic. Algunos de estos viajes no se han librado de tragedias y accidentes, siendo el caso más reciente el de Titán, el sumergible que acabó implosionando y provocando la muerte de sus tripulantes.

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