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Google tiene un plan para convertirse en juez de la publicidad digital

Google AdWords

José Antonio Luna

En la publicidad digital queda pendiente por superar un reto: aunar una buena experiencia de usuario con anuncios que llamen la atención. La publicidad de mala calidad genera problemas de rendimiento y excesivo consumo de datos. Por ello, a pesar de que Adblock Plus es cuestionado por tratarse de una empresa que determina qué es aceptable, también es una de las aplicaciones más descargadas para Chrome. Pero Google tampoco permanece ajena a este debate.

Como ha publicado en el blog oficial de la compañía Sridhar Ramaswamy, vicepresidente de anuncios y comercio de Google, se trata de “construir una mejor web para todos”. Así, a partir de 2018, Chrome incluirá por defecto un bloqueador de anuncios para intentar garantizar una mejor experiencia de navegación. En lo que respecta a los editores de contenido, Google ofrecerá diferentes opciones para personalizar sus anuncios siempre y cuando se adapten a los estándares de calidad definidos.

Según The Wall Street Journal, este podría ser un movimiento de Google para evitar que los usuarios recurran a bloqueadores de otras compañías y así tener más control sobre la selección de anuncios. Este nuevo ajuste se aplicará tanto en navegadores de smartphone como en los de escritorio, terreno donde Chrome domina casi el 60% de los dispositivos, atendiendo a los datos de Net Market Share.

Debido a la magnitud de su influencia, resulta inevitable que la irrupción del bloqueador modifique la forma de promocionarse en Internet. Pero ¿qué pautas deben seguirse y quién las marca?

Aunque Google pretende distanciarse de los adblockers tradicionales afirmando que no se trataría tanto de un bloqueador como de un “filtro”, a efectos prácticos consiste en que los anuncios reúnan una serie de requisitos impuestos por la propia Google. En este caso la tarea de elegirlos recae en Coalition for Better Ads, entre cuyos miembros fundadores se encontraba Google y que ahora está integrado por muchas otras empresas como, por ejemplo, Facebook.

Según señala la Coalición en los estándares para garantizar una buena experiencia, estarán prohibidos anuncios que reproduzcan vídeo y sonido de forma automática, los que tienen una cuenta regresiva hasta que desaparecen o los que ocupan una gran porción de pantalla en un smartphone, entre otros. Mediante este añadido, la compañía pretende evitar que sus usuarios tengan que recurrir a un adblocker desarrollado por un tercero.

Google sería así juez y parte, porque su decisión podría provocar el trasvase de muchos anunciantes hacia la plataforma de publicidad de Google, que sería la única manera de garantizar que nunca va a ser filtrada. Así, al mismo tiempo, la compañía tendría el dominio sobre el navegador más utilizado y el contenido publicitario mostrado.

Chrome no es el único. De hecho, Apple anunció este lunes en la WWDC 2017 que Safari bloqueará los vídeos que se autorreproducen y protegerá la privacidad de trackers publicitarios, los cuales utilizan cookies para medir la actividad de un usuario y poder realizar campañas de promoción más efectivas. Asimismo, desde el año pasado, Opera también incluye un bloqueador de anuncios para, según ellos, navegar más rápido y seguro.

Pero hay un elemento que posiciona a Google por encima del resto de navegadores: es árbitro de una partida en la que también actúa como jugador. Como apunta The Guardian, Google y Facebook dominan el 20% del mercado global publicitario, una cifra que probablemente aumente en los próximos años. Así, debido a la poca rentabilidad de Coste Por Clic ofrecido por Google AdWords, muchos editores de contenido se ven obligados a contratar publicidad con otras agencias que, a pesar de ser más intrusivas para el usuario, terminan siendo la única forma de obtener beneficios.

¿Cuál es la solución?

Equilibrar la balanza de intereses no parece fácil. Google Contributor fue presentado en 2015 como un servicio para eliminar publicidad de diversas webs. Como indican en su propia página, cada sitio establece un precio acorde a los ingresos publicitarios que hubiera obtenido de tener publicidad. Tras eso, el lector añade a su pase de Contributor tantas páginas como desee y automáticamente se eliminarán los anuncios. Sin embargo, aunque se lanzó hace dos años, se trata de un servicio en el que participa un número muy limitado de sitios web y solo está disponible en Estados Unidos, Reino Unido y Alemania.

Por otro lado, a principios de 2016 se anunció Brave, un navegador creado por el ex consejero delegado de Mozilla y uno de los autores de Javascript. Con él, Brendan Eich también incorporaba una forma diferente de intentan contentar a anunciantes, publicistas y editores de contenidos. La aplicación actúa como plataforma de recompensa para aquellos dominios que más visitas tienen. Es decir, existe una cartera virtual donde los usuarios añaden dinero y este disminuye a medida que navega por diferentes sitios web.

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