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Restauran en Sevilla el testamento original de Magallanes

Original del testamento de Magallanes.

EFE

Sevilla —

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Camoens acusó a Magallanes de falta de lealtad por ponerse al servicio de la Corona española, pero el marino portugués nunca dejó de firmar y de escribir su nombre con su hache portuguesa, como atestigua el original de su testamento, que ahora restaura el Instituto Andaluz de Patrimonio Histórico (IAPH) en su sede del antiguo monasterio de la Cartuja de Sevilla.

Magallanes firmó su testamento el 24 de agosto de 1519 --hace un mes y medio se cumplieron cinco siglos-- y del original de aquel documento se conserva un fragmento, un bifolio irregular de 210 por 180 milímetros, en el Archivo Histórico Provincial de Sevilla, cuya restauración estará lista para diciembre próximo cuando se inaugure la exposición “Firmaron de su mano: Magalhaes y Elcano”.

Esa exposición, que recorrerá los ocho archivos provinciales andaluces, integrará catorce de los cincuenta documentos que relacionados con la primera circunnavegación del Orbe se conservan en el archivo sevillano.

La exposición constará de seis apartados temáticos, sobre la familia de Magallanes, sobre el arreglo de las cuestiones terrenales y las del alma, y sobre la preparación del viaje, pero también acerca de Elcano, y del piloto-cosmógrafo Andrés de San Martín y las investigaciones sobre este asunto histórico llevadas a cabo por el Instituto Hispano-Cubano de Historia de América.

Del testamento de Magallanes conserva el Archivo de Indias de Sevilla la copia íntegra que perteneció a su familia y que menciona, a diferencia de este fragmento original que refiere sólo la parte final de sus últimas voluntades, a un hijo ilegítimo, a un nativo que le hizo de intérprete y al que otorgó la libertad y varias donaciones a conventos sevillanos, entre otros extremos.

El fragmento original que ahora se restaura hace mención de su esposa, Beatriz, de su suegro, Diego de Barbosa, y de su hermana, a la que dejaba una finca en Oporto, ya que temía que pudiera sufrir represalias en su país de origen por haberse puesto él al servicio de la Corona de España, según ha explicado Manuel Romero Tallafigo, el catedrático Emérito de Paleografía de la Universidad de Sevilla, quien hoy ha presentado el documento a la prensa junto a la consejera andaluza de Cultura, Patricia del Pozo.

Romero Tallafigo ha afirmado que, desde el punto de vista histórico, la escritura de una persona “es la mejor reliquia” que se puede conservar de ella, incluso por encima de los restos mortales, y la firma de los personajes históricos, en cierto modo, contiene parte de su espíritu y de su carácter.

El historiador también ha explicado que la expedición de Magallanes no se propuso dar la vuelta al mundo, sino volver con la mayor cantidad de especias, cuyo valor en la época era capaz de multiplicar una inversión de 250 maravedíes en unas ganancias de 67.000, más margen ganancial que cualquier otro producto de la actualidad.

Esa posibilidad de ganancia era lo que animaba a embarcarse en aventuras de final tan incierto como aquella, de la que, con una duración de tres años, sólo volvieron 18 de los 240 hombres que salieron, y un sólo un barco de los cinco que partieron.

El testamento que ahora se restaura fue empleado por los descendientes de la familia política de Magallanes en pleitos contra la Corona española que duraron hasta 1568, sin que exista constancia documental de que llegaran a cobrar nunca lo que reclamaron sobre las ganancias previstas que habrían de corresponder al portugués en caso de que su expedición regresara con éxito.

Sobre el carácter netamente español de aquel viaje, Romero Tallafigo ha asegurado que, con la rica documentación histórica existente, no hay duda de que fue la Corona española la que pagó desde los barcos a la integridad de sus pertrechos y hasta el último cabo de vela que llevaron, así como españolas fueron todas y cada una de las enseñas que enarbolaron aquellas naves.

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