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El autoproclamado padre del bitcoin muestra su verdadera cara

Craig Wright

David Sarabia

Craig Wright está de vuelta. Hace algo más de un mes y con la BBC de testigo, se autoproclamaba como el alter ego de Satoshi Nakamoto, el inventor de la criptomoneda. Los expertos no le creyeron. Aunque aseguró que en los días venideros presentaría una nueva prueba de “paternidad”, lo cierto es que desapareció de Internet sin dejar rastro. Hasta hace pocos días. Según Reuters, Wright habría presentado ya unas cincuenta patentes en el Reino Unido a través de una empresa para registrar la tecnología que utiliza bitcoin.

EITC Holdings Ltd., es el nombre de la compañía desde la que se pretenden enviar más de 400 solicitudes de patentes en los próximos días. Fuentes cercanas a la empresa, en cuya directiva se encontrarían dos socios de Wright, cuentan a la agencia de noticias que la Oficina de Propiedad Intelectual de Reino Unido ha publicado ya 11 patentes. “¿Qué implicaría patentar la blockchain de bitcoin?”, se pregunta Alberto Gómez Toribio, CEO de Coincoffeine y uno de los pocos expertos de bitcoin en España. “No se podría explotar el uso de este software o de la implementación más famosa, que es la de bitcoin, como algo comercial. No se podrían crear compañías que utilicen eso”, explica a eldiario.es.

Las intenciones de Wright pasan por ganar dinero patentando la blockchain, la cadena de bloques donde opera la criptomoneda. A principios de mayo, intentó realizar lo que el Financial Times calificó de “milagro criptográfico de la década”, pero los expertos no quedaron muy convencidos. Ni Reddit ni Hackernews concluyeron positivamente sobre la explicación que el australiano ofreció ante las cámaras de la BBC. “Esa firma podría haber sido firmada hace meses o años”, dijeron. Unas impresiones a las que sumaron portales tecnológicos como Wired, TechCrunch o más generalistas, como The Guardian o Vox.

Wright, aparte de anunciar que él era la parte principal de bitcoin, también hizo una demostración utilizando la firma privada que Satoshi Nakamoto -el nombre ficticio que firma el manifiesto fundacional de la criptomoneda- empleaba al firmar sus mensajes por correo. Gómez, como el resto de medios tecnológicos, tampoco cree a Wright: “Es una persona que posiblemente estaba estudiando criptografía en esa época, pero si fuera el creador del bitcoin sería muy sencillo probarlo”, cuenta.

“Hay dos formas de hacerlo: la primera es mover algunos de los bitcoins que se le atribuyen a Satoshi Nakamoto. La segunda es firmar un mensaje con la clave privada que Nakamoto utilizaba para comunicarse en sus firmas por mail, que utilizaba con Gavin Andresen, Jon Matonis y con otros desarrolladores”, explica Gómez. El autoproclamado padre del bitcoin tomó la última opción, pero el CEO de Coinffeine duda. Nosotros también dudamos en su momento. “Wright se reunió con Andresen hace unos meses en Londres. Misteriosamente, después de esa reunión, Andresen comenzó a afirmar públicamente que este señor era Satoshi Nakamoto y que se lo había demostrado en privado, pero nada se sabe de esa prueba”. Gómez piensa que el falso Nakamoto engañó a su compañero y “le hackeó de alguna forma el ordenador donde realizaban la prueba”.

Operando en la blockchain

blockchainDespués del experimento, y ante la avalancha de críticas, Wright prometió que volvería para aportar otra prueba, pero lo cierto es que no ha vuelto. Ninguno de los dos compañeros a los que se refirió como sus ayudantes están vivos. Hal Finney y Dave Kleiman fallecieron en 2014 y 2013, respectivamente. Otro argumento más a favor de los expertos, que coinciden en que está intentando apropiarse de una tecnología que no es suya. “Demostrar que es Satoshi Nakamoto lleva menos de 30 segundos”, afirma Gómez.

La blockchain no es exclusiva de bitcoin. Hay otras monedas digitales que también la usan, como Litecoin o Ethereum. “Es difícil que pueda patentar eso”, dice Gómez. Hacerlo significaría que “parte de la industria blockchain no podría funcionar sin pasar antes por caja”, explica. Según Reuters, entidades financieras de todo el mundo están planeando invertir más de 1.000 millones de dólares entre este año y el siguiente en la cadena de bloques, algo que podría explicar el repentino interés de Wright por patentar la tecnología.

“Los 42 mayores bancos del mundo, entre los que están BBVA, el Banco Santander, J.P. Morgan, Goldman Sachs o Bank of America, entre otros, ya están juntos en una iniciativa llamada R3”. Gómez se refiere a un gran consorcio financiero que opere con la tecnología de cadena de bloques. “El año que viene vamos a ver muchas aceleradoras. El Banco de Inglaterra acaba de crear una para compañías exclusivamente de blockchain”, explica. Una aceleradora es una iniciativa que lleva a cabo una gran empresa para relacionarse con startups.

El futuro del bitcoin y el Ethereum

El bitcoin nació en 2008, pero fue lanzado un año después. Desde 2009 no ha hecho otra cosa que aumentar su valor. Hace apenas unas semanas alcanzó otro de sus máximos valores históricos, 771 dólares por cada bitcoin y, según Gómez, también “ha aumentado su capitalización de mercado en un 30% en estos últimos días”. Sin embargo aún estamos lejos de utilizarlo para ir a la compra o pagar en un restaurante: “No creo que eso vaya a ocurrir”, afirma Gómez.

Pero la situación no es igual en todo el mundo: “En Kenia, más de 15 millones de personas lo utilizan diariamente para pagar a través del teléfono móvil”, explica el experto en la criptomoneda. “Bitcoin es una solución allí, porque tener una cuenta bancaria es tan caro en mantenimiento como aquí tener un Ferrari”, continúa.

La deep web es el entorno donde el bitcoin circula con mayor facilidad. Allí se utiliza para comprar drogas, armas, credenciales robadas por hackers “e incluso para encargar que maten a alguien”. En eldiario.es ya hablamos del Ethereum que, aunque no tiene el mismo uso, utiliza la misma tecnología que la criptomoneda. Y ofrece una explicación detallada de cómo funciona:

“Lo que prima en Ethereum son los smart contracts (Contratos inteligentes). Son aplicaciones descentralizadas que corren sobre la nube de Ethereum. Cuando tú tienes una aplicación normal, la ejecutas en tu ordenador: por ejemplo, una aplicación que suma dos números. En Ethereum, lo que hacemos es que cogemos esa aplicación y se la damos a todos y cada uno de los mineros que forman parte de la red y cuando quiera, puedo pedirles que la ejecuten. De forma que, si les pido sumar 2+2 todos ellos ejecutan el mismo programa y dan el resultado: 4, 4, 4... E incluso uno dice 5. Pero no importa. Por consenso, la mayoría de ellos ha dicho 4. Y eso es lo que se toma como resultado válido de la ejecución de un programa. A esto se le llama ”trusted computing“ y se basa en confiar en la mayoría y no solamente en una persona para ejecutar código sensible, sobre todo que gestione dinero”, concluye Gómez.

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