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Casi un 70% de los españoles ha recibido bulos sobre el coronavirus a través de WhatsApp, según un nuevo estudio

El informe 'El consumo de información durante el confinamiento por el coronavirus: medios, desinformación y memes' de la Universitat Ramon Llull es uno de los primeros estudios sobre consumo de información durante la pandemia.

Carlos del Castillo

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Más del 80% de la población española está recibiendo bulos relacionados con el coronavirus durante el confinamiento. La mayoría de esa desinformación llega a los ciudadanos a través de las redes sociales (75%) y más concretamente, WhatsApp: hasta un 68,8% de los españoles podría haber sido alcanzado por contenidos que ha identificado como falsos, según un estudio elaborado por el grupo de investigación Digilab de la Universitat Ramon Llull a partir de una encuesta sobre consumo de medios realizada entre el 4 y el 10 de abril.

“Cuando hablas de redes sociales, la gente lo tiene muy claro. Identifican WhatsApp como la vía por donde les llega una mayor cantidad de desinformación”, explica a eldiario.es Pere Masip, el investigador principal a cargo del estudio, titulado El consumo de información durante el confinamiento por el coronavirus: medios, desinformación y memes. “Otra cuestión es que luego verifiquen esos contenidos que identifiquen como falsos”, añade.

En la encuesta, un 73,5% de los ciudadanos afirma que comprueba si lo que recibe a través de la app de mensajería es información contrastada. Para ello, un 35,9% acude a Google, seguido de un 26,2% que lo hace en medios de comunicación. No obstante, Masip ve necesario contextualizar estas respuestas: “Si más de un 70% de la población contrastase los bulos que recibe no tendríamos el problema que tenemos con la desinformación. Hay otro porcentaje más revelador: el 34,9% de la gente que nos dice que contrasta, pero solo si la información le interesa y le afecta directamente. Es un dato más interesante y coherente”, cita el experto.

El estudio refleja que el problema que supone la desinformación ha calado entre la ciudadanía: solo un 6% de los encuestados afirma compartir en las redes sociales contenidos que sabe que son falsos. Pero la investigación también apunta que todavía existe una brecha entre la teoría y la práctica, puesto que un 26,6% reconoce que compartió contenidos que luego descubrió que eran bulos.

Eso sí, ante el aumento de desinformación los ciudadanos han reaccionado refugiándose en los medios. El 78% de ellos se informa más que antes de la pandemia, mientras que un 52% asegura que consulta noticias tres o más veces al día, cuando antes de la crisis sólo lo hacía el 28%. En los resultados de la investigación de Digilab aparece destacado eldiario.es como el medio nativo digital en el que más confían los ciudadanos para informarse sobre la pandemia.

El bulo sobre WhatsApp difundido en WhatsApp

Este mismo equipo de investigadores fue premiado en 2018 con una línea de financiación por parte de WhatsApp para estudiar cómo se transmite la desinformación en su plataforma. Los grupos de investigadores internacionales seleccionados tuvieron la oportunidad de conocer cómo funcionan las tripas del sistema de mensajería. Entre las conclusiones de aquella investigación, Digilab señaló el hecho de que los jóvenes están más concienciados que la población mayor por el impacto que puede tener la desinfomación online en la opinión pública, así como que las personas de ideología progresista se muestran más preocupadas que las conservadoras.

El problema de la desinfomación parecía entonces más grave en las redes sociales abiertas, como Facebook o Twitter, donde por regla general todos los usuarios pueden ver lo que publican los demás. Sin embargo, cuando este desembarcó definitivamente en WhatsApp se volvió una bola de nieve incluso más difícil de detener: el cifrado de los mensajes impide que la propia compañía sepa qué está transmitiendo cada usuario.

“Ellos pueden saber quién manda un mensaje, a quién, en cuántos grupos está esa persona, cuánta gente hay en esos grupos o la frecuencia de envío de whatsapps de ese usuario, pero no el contenido de ese mensaje”, recuerda Pere Masip. Este es el mayor problema que se encuentra la multinacional, con más de 2.000 millones de usuarios en todo el mundo, a la hora de frenar la distribución de bulos. Una de las soluciones que ha puesto en práctica es limitar el reenvío automático de mensajes, una medida que ha servido de base para un bulo lanzado este fin de semana por comunidades de extrema derecha que asegura que WhatsApp “censura” los mensajes críticos con el Gobierno. Masip advierte que estas aseveraciones “no tienen ninguna base”.

El bulo asegura que los medios independientes de verificación de contenidos, como Newtral y Maldita.es, son los brazos ejecutores de esta “censura”. Se trata de un esquema que replica los ataques y campañas de acoso que estos periodistas especializados han sufrido en países como Brasil. Sin embargo, Masip advierte en este punto que algunos medios de verificación españoles padecen “un pecado original”: “En España hay una percepción de que algunos verificadores tienen un perfil ideológico muy claro”.

“Esto provoca que aunque confirmen que una información en realidad es falsa, por el hecho de venir de quien viene, muchas personas de sesgo contrario lo cuestionan y no lo aceptan”, refleja el investigador. “Hay sectores que son mucho más activos generando bulos. Esto es evidente. Los verificadores lo que deben de hacer es comprobar esos bulos que circulan vengan de donde vengan, pero sería necesario recuperar la apariencia de imparcialidad ante todos los sectores”, concluye.

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