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Europa comienza las pruebas para los primeros astronautas con discapacidad de la historia

La italiana Samantha Cristoforetti, que viajará por segunda vez al espacio en 2022, se entrena en una piscina.

Carlos del Castillo

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La Agencia Espacial Europea abrió a principios de 2021 el proceso para reclutar nuevos astronautas para sus misiones, el primero en 11 años. La convocatoria tenía como objetivo acercarse lo máximo posible a la paridad de género, pero además incluyó una convocatoria especial sin precedentes en la historia de los vuelos espaciales tripulados: una vía para la selección de “parastronautas” o astronautas con discapacidades físicas.

La convocatoria se cerró en junio y se presentaron 287 personas. Este martes el director general de la Agencia (ESA, por sus siglas en inglés) ha informado que 29 de los candidatos han pasado el cribado inicial y un test médico, con lo que tienen luz verde para comenzar las pruebas para convertirse en astronautas. 21 hombres y 8 mujeres que se someterán a los mismos test que los 1.362 candidatos que han pasado el filtro de la convocatoria general.

“La campaña de parastronautas es única en el mundo, pero también es un símbolo de que nos gustaría mostrar que el espacio no es sólo para una élite de personas especializadas”, ha afirmado el austríaco Josef Aschbacher en rueda de prensa: “Nos gustaría que las personas con alguna discapacidad también pudieran volar al espacio. Es posible que necesitemos hacer algunas adaptaciones en las naves espaciales, pero estamos comprometidos con la idea de abrir el espacio a todo el mundo”.

La lista de discapacidades físicas contempladas por la ESA en este primer programa de parastronautas ha estado muy acotada. Se dirigía a personas con deficiencias en las piernas o ausencia de ellas, ya sea debido a amputaciones o problemas congénitos en las extremidades. También a aquellas personas con estatura por debajo de los 130 centímetros. Los requisitos psicológicos, cognitivos, técnicos y de cualificación profesional son los mismos que para el resto de candidatos para ser astronautas. “Ahora mismo estamos en el paso cero. La puerta está cerrada a las personas con discapacidad. Con este proyecto piloto tenemos la ambición de abrir esta puerta y dar un salto, para pasar de cero a uno”, explica la organización.

Como adelanta su director, la ESA incluirá las modificaciones necesarias en las naves para que las personas seleccionadas en el programa de parastronautas pueden desempeñarse en igualdad de condiciones que sus compañeros durante las misiones espaciales. El objetivo es que participen “no como simples turistas, sino como miembros de la tripulación de pleno derecho de una misión espacial”, para lo cual ya han comenzado las conversaciones con los proveedores de material y dispositivos de los vuelos espaciales. El presupuesto inicial para esas adaptaciones es de un millón de euros.

“Dos aspectos son fundamentales para nosotros: la misión debe ser tan segura, y tan útil, como cualquier otra misión de cualquier otro astronauta profesional”, expone la Agencia. Esas misiones podrían llevar a los seleccionados incluso a Marte. Entre los planes de la Agencia Espacial Europea para las próximas décadas está el de visitar el planeta rojo a partir de 2030, en una nueva era de exploración espacial en la que las empresas privadas tendrán un protagonismo mucho mayor.

Antes de eso, los 29 preseleccionados deberán someterse al duro proceso de pruebas que caracteriza el proceso para convertirse en astronauta junto a los otros 1.362 candidatos. Quedan por delante cinco fases de selección que comenzarán con pruebas cognitivas, técnicas, de coordinación motriz y de personalidad, continuarán por test médicos para comprobar su capacidad de resistir misiones largas en el espacio y terminarán con entrevistas personales. En otoño de este año la ESA escogerá a 20 o 30 candidatos, de los que seis pasarán a formar parte del equipo de astronautas y el resto quedarán en la reserva. El compromiso de la Agencia es que al menos uno sea un parastronauta.

Un espacio inclusivo

“En la década transcurrida desde la última selección de astronautas de la ESA en 2008-09, las expectativas de la sociedad respecto a la diversidad y la inclusión han cambiado”, reconoce la Agencia. Hasta ahora solo un 11% de los 550 astronautas que han viajado al espacio han sido mujeres y solo dos, afroamericanos: Arnaldo Tamayo, cubano enviado por la Unión Soviética en 1980; y Victor Glover, que ha participado en una misión de la NASA en 2021.

En la actualidad la italiana Samantha Cristoforetti es la única mujer de la plantilla de siete astronautas europeos. Antes de ella solo la francesa Claudie Haigneré había sido enviada por la ESA al espacio, en una misión de 2001. A la nueva convocatoria de astronautas se presentaron unas 5.300 mujeres por más de 16.500 hombres, un 24% del total. Sin embargo, el porcentaje ha crecido notablemente entre los seleccionados para las pruebas, puesto que el 39% de los 1.362 candidatos son mujeres.

“La representación justa de todas las partes de la sociedad es un foco de acción importante para los gobiernos, las instituciones y las empresas. Esto es visible en el sector espacial y se expresa con fuerza en las delegaciones nacionales ante la ESA. La ESA necesita y quiere abrazar el cambio para seguir siendo relevante y accesible, especialmente para las generaciones más jóvenes”, declara la agencia.

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