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Por qué estás flipando con el sonido 8D pero te olvidarás de él en menos de una semana

Unos auriculares

David Sarabia

El pasado fin de semana, Twitter descubría el sonido 8D y desde entonces, la lista de gente que ha preguntado sobre los orígenes de esta tecnología no ha dejado de aumentar. El último ha sido Fernando Navarro, crítico musical de El País y que ha reconocido no saber “ni que existía” hasta este lunes. El sonido 8D es la evolución del sonido 3D que hace ya unos 40 años desarrolló el italiano Hugo Zuccarelli con un oído artificial.

Aunque nadie sabe a ciencia cierta de dónde viene la D que acompaña al 8, existen diferentes teorías: algunas van desde un simple mecanismo publicitario para hacer más atractiva a la tecnología (en vez de sonido 3D, sonido 8D), el nombre de una marca que produce este tipo de sonido o que la D se refiera a dimensión. Sea como fuere, no hay nada seguro: tan solo que este es el resultado de mezclar la tecnología actual con las técnicas de sonido existentes desde finales de los años 70 y principios de los 80.

Para explicar qué es el sonido 8D antes hay que hablar de Zuccarelli, el creador del sonido holofónico y, también, del sonido 3D. De igual forma que una imagen puede ser holográfica (en varias dimensiones), el sonido también imitar esta técnica. Zuccarelli se dio cuenta y, después de varios experimentos con su mujer, desarrolló a Ringo, un modelo de una cabeza humana que reproduce los procesos acústicos que se dan entre el oído y el cerebro al escuchar un sonido.

Existe cierta controversia en torno a la figura de Zuccarelli, ya que sus detractores le acusan de copiar directamente las técnicas que se utilizaban para grabar los sonidos binaurales, donde también es necesario reproducir el audio dentro del modelo de una cabeza humana. Para ello, es necesario contar con dos micrófonos (uno en cada oreja) y enviar la pista de audio a través de cada auricular.

Realidad virtual en tu cerebro

Hay quien define el 8D como un “orgasmo sonoro”, quien asegura que la música grabada así se escucha “directamente con el cerebro” y los que creen que se trata de una “revolución”. Sin embargo, en el pasado, grupos de música como Pink Floyd o el guitarrista Roger Waters ya experimentaron con el sonido holofónico, el 3D y otras técnicas de grabación similares. Como con el sonido 3D, las pistas de audio grabadas en 8D también es necesario que sean escuchadas con auriculares.

En una canción en 8D el sonido parece que venga de todas direcciones. Es una sensación similar a la que se produce al pasar una máquina de cortar el pelo por la cabeza, donde el sonido va de un lado a otro. A este fenómenos se le llama “peluquería virtual” y puede comprobarse aquí. En el caso del sonido 8D, también depende de la edición que lleve después la pista de audio.

A la hora de modificar el sonido, es necesario usar lo que se conocen como técnicas ambisónicas (que recrean el campo sonoro tal y como existe en el espacio) para “dirigir” la dirección del mismo. De esta forma se consigue crear un efecto envolvente, en estéreo y que parece que vaya de un lado a otro de la cabeza, como si se tratara de una realidad virtual paralela en la que solo se encuentra la música y nuestro cerebro.

La sensación es rara pero merece la pena. La cuestión es cuánto tiempo tardaremos en olvidar algo que solo representa una pequeña evolución de una técnica que existe desde hace 40 años. El hecho de que solo pueda ser apreciada en su totalidad con unos auriculares también le resta enteros.

A pesar de ello, el sonido 8D también se ha puesto de moda últimamente con la llegada de los videojuegos de nueva generación. Hay muchos dispositivos de realidad virtual que ya integran este tipo de audio, aunque la tecnología aún está en ciernes. ¿Será el futuro de los videojuegos? Solo el éxito que tengan las pocas canciones en 8D que de momento se encuentran en YouTube marcará el camino.

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