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Sobre este blog

UNRWA es la Agencia de Naciones Unidas para la población refugiada de Palestina en Oriente Medio. Desde 1949 trabajamos para proporcionar asistencia, protección y defensa a más de 5 millones de refugiados y refugiadas de Palestina, que representan más de la quinta parte de los refugiados del mundo y que actualmente viven en campamentos de refugiados en Jordania, Líbano, Siria y el territorio Palestino ocupado (la franja de Gaza y Cisjordania), a la espera de una solución pacífica y duradera a su difícil situación.

Ni agua, ni distanciamiento social: como se enfrenta la expansión del coronavirus en la franja de Gaza

Un trabajador sanitario en uno de los colegios de UNRWA habilitados como clínica en la franja de Gaza

Haneen Harara

franja de Gaza —

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Para Abu, Tawfeeq, Nema o Rafa, el distanciamiento social o lavarse las manos con agua y jabón frecuentemente es un privilegio. Viven en la franja de Gaza, asediada por más de una década de bloqueo israelí y ahora también, por la pandemia de coronavirus que hoy ha confirmado nueve afectados. Por un momento, se creyó que el bloqueo a la franja de Gaza evitaría el contagio. Sin embargo, el coronavirus no discrimina y lo único que hizo fue retrasar su entrada. La gente estaba aparentemente tranquila hasta el domingo pero ahora se respira el miedo.

Nema tiene 30 años, es refugiada de Palestina y vive en el campamento de Deir Al-Balah. Lleva encerrada más de 5.000 días en la Franja sin libertad de movimiento, con escasez de agua potable y con la dificultad de conservar sus alimentos en la nevera por los cortes de electricidad crónicos. Es su quinto día de cuarentena en casa. Por desgracia está acostumbrada al aislamiento pero está preocupada: “la situación es realmente dura, confusa y preocupante”, confiesa.

En un campamento de refugiados de la Franja no es tarea sencilla seguir las recomendaciones más básicas que se están llevando a cabo en todo el mundo para frenar contagios. Más del 70% de la población de Gaza es refugiada de Palestina, muchos viven sin agua corriente, mucho menos con gel desinfectante, y en los campamentos hay poco espacio para mantener el distanciamiento social. Son refugiados y refugiadas que empezaron viviendo en tiendas de campaña que después se transformaron en bloques de cemento grises en calles estrechas y muy concurridas. La mayoría sigue dependiendo de los servicios de UNRWA para sobrevivir, en un momento donde los suministros se acaban y la pandemia se extiende.

A contracorriente se trabaja en los métodos de prevención porque en Gaza no existe un sistema sanitario fuerte que permita soportar una pandemia. “Los métodos de prevención y esterilización se han hecho cada vez más notables. Hay un saneamiento fuerte en los colegios y los médicos están obligados a trabajar con medidas de seguridad y prevención. Hay una intervención inmediata en caso de que alguien tenga síntomas en la escuela habilitada para la cuarentena”, explica Nema que siente cierto alivio cuando nos narra los avances.

Sin embargo, la crisis sanitaria y humanitaria en Gaza precede a la pandemia. La población vive con una media de 11 horas de electricidad al día. Esto implica que no puedas ducharte cuando quieras, estudiar cuando lo necesites o guardar los alimentos en la nevera para mantenerlos frescos. La situación ha cambiado tras el brote del virus. Ahora, hay que adaptar las necesidades a un entorno complicado y se dan instrucciones diarias tanto para la recolección como para el almacenaje de los productos.

Para Tawfeeq Najjar, de 61 años, refugiado de Palestina, si hay un caso en el campamento de refugiados, hay un problema. Cualquiera de sus condiciones lo define como grupo de riesgo: la edad y la vulnerabilidad. “La epidemia de coronavirus es aterradora para todos. Vivimos en el campamento de Jabalia en el norte de la franja de Gaza tratando de tomarnos las cosas muy enserio porque no podemos enfrentarnos a ella si se extiende en Gaza, sólo podemos enfrentarnos a ella con las medidas preventivas y de seguridad que tenemos”.

A pesar de todo, Tawfeeq siente cierta seguridad en plena crisis: ''nos sentimos agradecidos de que UNRWA continúa trabajando en esa situación de emergencia. Está manteniendo la seguridad de los refugiados frente al virus y tomando medidas preventivas. Se vio en la asignación y habilitación de escuelas para recibir a los pacientes más mayores, a gente con problemas respiratorios y así impedir que se mezclen con otros pacientes y niños en las clínicas médicas oficiales“.

Los años de restricciones no solo han dañado la economía, sino que han afectado todos los aspectos de la vida. Tres ofensivas devastadoras, la ocupación, el bloqueo sumado la represión durante la Gran Marcha Retorno que el próximo lunes cumple dos años, han atrincherado la crisis y puesto el sistema sanitario y social al límite. En Gaza, el esfuerzo es doble tratando de proteger a los refugiados y refugiadas de un virus que ha devastado ya algunos de los mejores sistemas de salud del mundo.

La cuarentena en una escuela de la UNRWA

Desde UNRWA, 22 clínicas siguen funcionando a pleno rendimiento, escuelas se transformaron en clínicas médicas para recibir solo a los pacientes con problemas respiratorios o con síntomas de COVID19 y el personal sanitario trabaja muy duro para evitar no solo una crisis sanitaria, sino una catástrofe humanitaria. Muchos enfermeros han visto como a medida que aumenta la pobreza, también aumentan los casos de enfermos. Están saturados pero no pueden permitirse el lujo de frenar.

El programa de asistencia alimentaria ha cambiado su mecánica. Si hasta hace unos días se recogía en el centro de distribución, ahora una persona los reparte por los hogares. Se evitan reuniones y congestiones que faciliten la propagación del virus. Todas medidas son más necesarias que nunca.

A medida que el resto del mundo trabaja para frenar el COVID19, la situación de vulnerabilidad de los refugiados y refugiadas de Palestina se agudiza. No hay agua potable, ni medicinas suficientes, ni combustible para mantener los hospitales con energía, ni mascarillas, ni geles suficientes, por eso UNRWA ha lanzado un llamamiento de emergencia de 14 millones para poder hacer frente a este desafío. Cada medida preventiva, cada cita sanitaria, cada contribución puede ayudar a salvar una vida en uno de los lugares del mundo más difíciles para hacer frente a una pandemia pero como dice el director de operaciones en Gaza de UNRWA, Matthias Shemale, “Tenemos que prepararnos para lo peor y esperar lo mejor”.

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UNRWA es la Agencia de Naciones Unidas para la población refugiada de Palestina en Oriente Medio. Desde 1949 trabajamos para proporcionar asistencia, protección y defensa a más de 5 millones de refugiados y refugiadas de Palestina, que representan más de la quinta parte de los refugiados del mundo y que actualmente viven en campamentos de refugiados en Jordania, Líbano, Siria y el territorio Palestino ocupado (la franja de Gaza y Cisjordania), a la espera de una solución pacífica y duradera a su difícil situación.

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