Hace 70 años. El 1 de mayo de 1950 UNRWA iniciaba su labor humanitaria de emergencia a gran escala, proporcionando alimentos, atención médica, agua y saneamiento a 750.000 personas refugiadas. Se acababa de crear el Estado de Israel y la población palestina sobrevivía al horror de la Nakba, al despojo. Daban comienzo a una vida de recuerdos.
70 años. Algunos de nosotros todavía no habíamos nacido y los primeros refugiados y refugiadas de Palestina ya caminaban sus primeros años de vida en una escuela de UNRWA, bajo la sombra improvisada de una tienda de campaña.
Si te dieran 30 segundos para describir los hitos de la historia de la humanidad desde 1950, ¿qué enumerarías? Tal vez la Guerra de Corea y el comienzo de la Guerra Fría, los levantamientos en Europa en la década de 1960 y en el mundo árabe en la década de 2010, el fin del colonialismo y el apartheid, el auge y la caída de las dictaduras en Europa, América Latina, Asia y África; el Muro de Berlín, construido y derribado, y la destrucción de las torres en Nueva York. Genocidios en Camboya y Ruanda. La llegada a la luna. Juegos Olímpicos en 17 ciudades y copas mundiales de fútbol en 19 países.
Quizás construiste una vida, un hogar, viajaste, conociste personas y reconociste lugares. Amaste o te amaron. Cambiaste de hogar. Visitaste el mar. Subiste a montañas. Lloraste las pérdidas y sonreíste a las bienvenidas…
Durante todo ese tiempo, 70 años, para las personas refugiadas de Palestina nada ha cambiado, han seguido siendo refugiados. Y durante todo ese tiempo UNRWA ha estado junto a ellas, trabajando incansable, en tiempos de conflicto armado o relativa calma. Y todo porque el compromiso de UNRWA trasciende a la propia Agencia y alcanza a la población refugiada de Palestina. El 99% de los trabajadores de UNRWA son refugiados y refugiadas, y ponen su corazón y su vida día a día.
Hoy son más de 5 millones de refugiados y refugiadas de Palestina.
El equivalente a la población de Noruega o Singapur.
La Agencia cumple 70 años trabajando en un aniversario triste, pero marcado por la renovación del firme compromiso firme con la defensa y promoción de sus derechos.
Algunos sectores acusan a UNRWA de perpetuar la condición de refugiado, pero nada más lejos de la realidad. Un hijo de un refugiado afgano en Peshawar es un refugiado incluso 40 años después. Sin embargo, hay una gran diferencia; el día en que una familia afgana decida irse a casa, hay un país independiente llamado Afganistán al que ir. Este no es el caso de los refugiados de Palestina, que representan más de un tercio de los refugiados de larga duración en todo el mundo.
Su aislamiento, exclusión y desposesión representan una negación de la dignidad y los derechos que deben abordarse, sin falta, cuanto antes.
Frente a nosotros una dimensión más dolorosa: la falta de esperanza en el futuro. Somos testigo de la inacción, hasta el momento, para buscar una solución justa y definitiva, fundamental desde la perspectiva de principios, el derecho internacional y la dignidad humana, a la difícil situación de los refugiados y las refugiadas de Palestina.
En la situación palestina contamos con refugiados cuyo destino sigue siendo rehén de las contradicciones inherentes a la comunidad internacional, sus innumerables intereses y su incapacidad para participar en un trabajo multilateral activo y políticamente intensivo sobre las causas profundas del conflicto.
Para romper el ciclo de violencia, con sus ramificaciones destructivas en la región, la Comunidad Internacional ha de abordar las realidades centrales del conflicto a través de una acción política firme y decidida.
El Compromiso
El papel de UNRWA habla de las tensiones implicadas en la acción humanitaria en casi cualquier conflicto, en particular en los conflictos prolongados. Por un lado, medido en vidas salvadas, familias recatadas del hambre y las enfermedades, y comunidades sostenidas en situaciones de grandes desplazamientos. Cifras y dolor. El trabajo humanitario de emergencia de la Agencia, además, contrasta con el continuo de violencia al que se enfrenta. Dolor y cifras.
Pero, por otra parte, la más importante, el compromiso de UNRWA habla más allá de cifras: UNRWA trabaja con las personas para las personas.
La Agencia ha invertido en el desarrollo de capacidades y oportunidades para los refugiados y las refugiadas de Palestina, contra todo pronóstico. Ha creado un capital humano que muchos países del mundo hoy envidiarían a los palestinos. Sin embargo, los palestinos envidian a muchos otros por tener un estado independiente propio.
El proyecto para avanzar en el desarrollo humano de los refugiados se expresó desde la década de 1950 por el impulso de la Agencia para lograr la alfabetización universal y la finalización de la educación, para ambos sexos, y mucho antes que cualquier otro actor educativo en la región, a través del nivel preparatorio; brindar a los jóvenes capacitación técnica y profesional selectiva adecuada al mercado; y para erradicar enfermedades transmisibles y proteger la salud de la madre y el niño a través de la atención médica primaria. Más recientemente, UNRWA fue pionera en el uso de las microfinanzas para generar ingresos y empleos.
Además, nos hace sentir especialmente orgullosos que durante estos 70 años, el trabajo de UNRWA, a pesar de los múltiples desafíos, ha sido facilitado por la excepcional capacidad de recuperación e ingenio de los palestinos.
Sin embargo, somos conscientes de que la ayuda humanitaria no es un sustituto de la negación de la dignidad o los derechos. Los refugiados y las refugiadas de Palestina necesitan algo con mucho más valor que la Ayuda Humanitaria: han de disfrutar de los derechos humanos que el derecho internacional garantiza a todas las personas.
El escepticismo no es una opción
A menudo vemos cuanta fuerza gana el escepticismo sobre las posibilidades de un gran avance. Sin embargo, es responsabilidad de todas las personas comprometidas con las refugiadas y los refugiados de Palestina defender que el escepticismo es un lujo que el mundo no puede permitirse.
Podemos elegir cerrar los ojos ante este asunto. Pero hemos de estar preparados entonces para cómo será el aspecto que tendrá el paisaje cuando los volvamos a abrir.
Los refugiados y las refugiadas de Palestina hoy enfrentan una crisis existencial en muchos frentes, ante la suma incansable de años de desarraigo y violaciones de derechos. Se enfrentan individual y colectivamente con las duras emociones asociadas con el despojo y el exilio forzado, separados del ancla del hogar y privados de un sentido fundamental de seguridad y pertenencia. 70 años, insisto.
Y ante esto, UNRWA defiende: seguiremos junto a la población refugiada de Palestina, pase lo que pase.
El 13 de noviembre de 2019, los Estados miembro de las Naciones Unidas votaron abrumadoramente por renovar el mandato de UNRWA por otros tres años, hasta el 30 de junio de 2023. Sabemos que no estamos solos y que hoy nuestro mandato es tan relevante e importante como lo fue el día en que se estableció la Agencia hace 70 años. Por eso, seguiremos junto a las personas refugiadas de Palestina, pase lo que pase.
Aunque aspiramos con fuerte rotundidad a no celebrar más aniversarios porque la situación alcance una solución justa y definitiva.
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