Los 16 objetos imprescindibles para llevar en la mochila si vas a hacer el Camino de Santiago
El Camino de Santiago no es solo una ruta milenaria de peregrinación, es toda una experiencia transformadora que atrae a miles de personas de todo el mundo año tras año. Desde Roncesvalles hasta Santiago de Compostela, pasando por el Camino Portugués, el Primitivo o el del Norte, cada trayecto, cada etapa, ofrece paisajes impresionantes, una riqueza cultural inigualable y la oportunidad de descubrirse a uno mismo paso a paso.
Sin embargo, para disfrutar plenamente de la aventura y el reto que supone completar cada etapa, planificar una buena preparación es clave. Cuando se trata del Camino de Santiago, una de las decisiones más importantes que debe tomar cualquier peregrino es qué llevar en su mochila. Mientras un exceso de peso puede convertir el viaje en un calvario, olvidar algo que resulte esencial y determinante para la experiencia también puede ser problemático. Por todo ello, aquí te presentamos los 16 objetos imprescindibles que deben formar parte de tu mochila si estás pensando en emprender esta aventura.
Porque el Camino de Santiago no empieza el día que das el primer paso, sino cuando comienzas a prepararlo. Cada objeto en tu mochila es una decisión, una renuncia o una apuesta. Y aunque cada peregrino es único, llevar contigo estos 16 elementos te permitirá recorrer el Camino con seguridad, comodidad y el corazón abierto a lo inesperado.
Mochila ergonómica
Todo comienza por la mochila, y una mochila adecuada para el Camino no debe ser demasiado grande. Cuanto más espacio tengas, más 'por si acasos' tenderás a llevar. Por ello, lo ideal sería escoger una mochila de entre 30 y 40 litros, con soporte lumbar, tirantes acolchados y, si es posible, sistema de ventilación en la espalda. Incluso se pueden encontrar algunas mochilas en el mercado que incluyen cinturones de carga para repartir mejor el peso. Así el Camino será mucho más llevadero.
Además, es altamente recomendable que la mochila no supere el diez por ciento de tu peso corporal. Si pesas 70 kilos, tu mochila no debería pasar de los siete kilos, por ejemplo. Por lo que, si dudas entre llevar un objeto o no, lo que tienes que hacer es preguntarte: ¿realmente lo voy a usar cada día? Si la respuesta es no, probablemente no lo necesitas.
No obstante, siempre puedes comprar lo que necesites en las farmacias o tiendas que vayas encontrando por el camino para reponer lo que haga falta. Como añadido, en el caso de que prefieras ir más ligero, también hay servicios de transporte de mochilas que sin duda harán que la experiencia sea mucho más cómoda. Pero incluso en estos casos, saber qué llevar y qué no sigue siendo fundamental.
Botas o zapatillas de trekking
El calzado es, probablemente, el elemento más importante de todo el equipo. Un buen calzado debe ser cómodo, estar ya usado —es importante que nunca estrenes calzado en el Camino— y adaptado al tipo de ruta. Muchos peregrinos optan por botas de caña baja o zapatillas de trekking impermeables. Además, es recomendable llevar unas chanclas para las duchas y para que los pies respiren después de cada jornada.
Saco de dormir ligero
Aunque muchos albergues ofrecen mantas, nunca está de más llevar un saco de dormir, especialmente en temporada alta cuando puede haber más peregrinos de lo esperado. Un saco ligero, tipo sábana o con temperatura de confort, suele ser suficiente para dormir cómodamente.
Bastones de senderismo
Los bastones de senderismo ayudan a mantener el equilibrio, reducen la carga sobre las rodillas y favorecen una mejor postura al caminar. Por eso, aunque no son imprescindibles, pueden ser una bendición para muchos peregrinos.
Ropa técnica y transpirable
Llevar ropa de algodón es un error habitual por los caminantes del Camino. No caigas tú también en este error y opta por las prendas técnicas, que sean ligeras, de secado rápido y transpirables. Con dos camisetas, dos mudas interiores, un pantalón desmontable y unas mallas o pantalones largos para el frío, es más que suficiente.
Botella o cantimplora reutilizable
Mantenerse hidratado a lo largo del recorrido es vital, sobre todo si haces el Camino en verano. Así que llevar una botella de agua reutilizable o una cantimplora es fundamental. Afortunadamente, hay muchas fuentes a lo largo del camino, por lo que no es necesario cargar con litros y litros de agua que sumen kilos de más a tu mochila.
Protección solar
No subestimes la exposición solar durante tantas horas, sobre todo en las etapas de meseta o durante el verano. Una insolación puede arruinar varias jornadas del camino y, en los casos más graves, acabar con la experiencia. Para evitarlo, lleva crema solar de alta protección, gafas de sol, una gorra o un sombrero.
Chubasquero o poncho impermeable
El clima en el norte de España es impredecible, incluso en verano. Un buen poncho que cubra también la mochila o una chaqueta impermeable ligera evitará que termines empapado en plena etapa.
Botiquín básico
Un pequeño botiquín puede marcar la diferencia. Incluye tiritas, gasas, desinfectante, tijeras pequeñas, analgésicos, antidiarreicos y, sobre todo, apósitos específicos para ampollas. Además, un truco que emplean muchos peregrinos es llevar crema hidratante o vaselina para los pies.
En tu botiquín, incluye también una buena crema antirozaduras. Este tipo de cremas resultan muy útiles para proteger zonas sensibles como los muslos, ingles o axilas. Tras horas de caminata con calor y sudor, este tipo de cremas pueden ser tu mejor aliada para evitar irritaciones que conviertan la experiencia en algo negativo.
Documentación
Siempre lleva encima tu DNI o pasaporte, tarjeta sanitaria, seguro de viaje y, por supuesto, la Credencial del Peregrino, que se irá sellando en cada etapa y te permitirá acceder a los albergues. La credencial también es necesaria para obtener la Compostela al llegar a Santiago.
Toalla de microfibra
Mientas que las toallas convencionales ocupan mucho espacio y tardan en secarse, por el contrario, las toallas de microfibra son ligeras y se secan rápidamente. Son perfectas para los albergues y las duchas diarias, incluso si necesitas varias al día.
Batería externa portátil
Aunque muchos peregrinos optan por desconectar, el móvil sigue siendo una herramienta clave para consultar mapas, reservar albergues o mantenerse en contacto en caso de emergencia. Para garantizar que no te quedes sin batería en el momento más inoportuno, no olvides llevar una batería externa por si no encuentras enchufes disponibles.
Bolsa para la ropa sucia y pinzas
Una bolsa ligera para separar la ropa que ya ha sido usada, unas pocas pinzas o una cuerda para tender la ropa lavada pueden ser detalles que parecen insignificantes, pero son muy prácticos en la rutina diaria del peregrino.
Linterna frontal
Muchos peregrinos comienzan a caminar antes del amanecer, especialmente en verano para evitar las horas de calor al medio día. Una linterna frontal te ayudará a orientarte sin tener que usar el móvil constantemente.
Tapones para los oídos
Compartir dormitorio es parte de la experiencia, pero los ronquidos o las charlas nocturnas pueden convertirse en una auténtica tortura. Unos tapones te permitirán descansar mejor y afrontar con más energía cada etapa.
Actitud abierta y espíritu peregrino
No ocupa espacio, pero es lo más importante. Llevar una mente abierta, respeto por los demás y una gran dosis de paciencia marcará la diferencia. El Camino es todo un reto físico, pero también es emocional. Estar dispuesto a adaptarte, a convivir y a dejarte sorprender es el mejor equipaje.
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