Baleares fuera de temporada: planes y experiencias para descubrir la otra cara de Mallorca y Formentera

La posidonia es gran responsable de la calidad de las aguas de Formentera.

Roberto Ruiz

Es fácil relacionar las Islas Baleares con el verano, el buen tiempo y el turismo de sol y playa. Su clima mediterráneo hace que miles de personas elijan este destino cada periodo estival en busca de calas y aguas cristalinas. Y es totalmente comprensible. Pero más allá de su cara más conocida hay otras Baleares, con planes diferentes, que nos permiten huir de las temporadas más solicitadas, concurridas y, a veces, incluso masificadas.

Todas las islas del archipiélago balear pueden ser un buen destino cuando el grueso de los turistas estacionales desaparecen y, ahora con tranquilidad, queremos disfrutar de la riqueza de su patrimonio natural y cultural. Agroturismo, astroturismo, enoturismo, senderismo, patrimonio, turismo rural y gastronomía son grandes alicientes que siempre están ahí, independientemente del momento del año. Y Mallorca y Formentera, auténticas referencias del turismo de playa, saben demostrar que también están repletas de planes y experiencias para disfrutar fuera de temporada.

Un baño de naturaleza

Mallorca, como la mayor de todas las Baleares, tiene un buen número de planes para quienes buscan sumergirse en la naturaleza. Para empezar, porque el Parc Natural de S’Albufera esconde un auténtico santuario ecológico, ofreciendo un hábitat único para la flora y fauna local. Y para continuar, porque desde la Serra de Tramuntana, declarada Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO, hasta la península de Formentor, cuenta con todo tipo de senderos para asomarse al Mediterráneo. 

La Tramuntana, además de esconder preciosos y pintorescos pueblos, es atravesada por el sendero GR-221, también conocido como Ruta de la Piedra Seca, para llevarnos hasta algunos de los paisajes más bonitos de todo el archipiélago. La ruta se puede dividir en ocho etapas, a las que se suman 11 posibles variantes, y aquí lo interesante además es que tras una buena caminata podemos conocer y disfrutar de espacios recuperados y acondicionados para los caminantes.

A lo largo del GR-221 se reparte un total de siete albergues destinados a quienes se aventuran a atravesar la Tramuntana a pie o en bicicleta, ofreciendo cama, comida y descanso cuando más se necesita. El de más reciente construcción lo encontramos en la finca pública Galatzó, en la localidad de Es Capdellà, en Calvià, y es un buen ejemplo para comprender cómo antiguas estancias rurales han sido rehabilitadas para ofrecer un espacio de confort en plena naturaleza. 

Pero Baleares esconde otro tesoro natural oculto bajo sus aguas: las praderas de posidonia. Estas plantas acuáticas, que no algas, conforman un ecosistema vital para la fauna marina al mismo tiempo que ayudan a mitigar los efectos del cambio climático gracias a su alto poder de oxigenación. Los campos de posidonia son Patrimonio de la Humanidad de la UNESCO desde 1999 pero el turismo naval descontrolado ha causado estragos en las últimas décadas, de ahí que iniciativas como Save Posidonia Project trabajen por su conservación. Para conocer estas plantas marinas no hay mejor método que sumergirse junto a ellas, pero si preferimos hacerlo desde la superficie y sin necesidad de navegar, subir a La Mola en Formentera por el Camí de Sa Pujada nos permitirá disfrutar de una de las mejores vistas de toda la isla y los campos de posidonia que la rodean.

El rico patrimonio cultural

Tanto Mallorca como Formentera conservan un patrimonio cultural que siempre está al alcance del viajero más curioso, independientemente de la época del año. Si comenzamos por la capital, en Palma destaca sin duda la catedral de Santa María por su llamativa arquitectura gótica, aunque en la Serra de Tramuntana tampoco hay que perderse el Monasterio de Lluc, fundado en el siglo XIII. Si continuamos la ruta por las callejuelas empedradas de Valldemossa allí nos espera su Real Cartuja, un antiguo monasterio donde la espiritualidad se fusiona con inspiración artística, aunque tampoco deberíamos olvidar la Iglesia Nueva de Son Servera, que fue iniciada en 1905 por un colaborador de Gaudí pero quedó inacabada y hoy es un escenario único para diferentes tipos de eventos.

Formentera no se queda atrás y aunque su territorio sea mucho más reducido también tiene mucho patrimonio que ofrecer. Cuenta con los conjuntos históricos de Sant Francesc Xavier, Sant Ferran de ses Roques y el Pilar de la Mola, que son un buen ejemplo de la íntima relación entre la riqueza cultural y la armonía natural en la isla. Si te llama la atención el aspecto austero de las construcciones no te sorprendas, porque la explicación es sencilla: además de religiosa, las edificaciones tienen un importante papel defensivo heredado de pasadas épocas de piratería.

Islas de turismo rural

Lejos del ajetreo veraniego, en Baleares encontramos multitud de rincones de marcado carácter rural. En Mallorca los encontramos tanto en zonas de montaña como de llanura y es fácil desconectar en lugares como Valldemossa, Sóller y Deià en casas de campo o villas rodeadas de olivos, muchos de estos lugares erigidos sobre antiguas casas señoriales con cientos de años de historia. La cercanía del campo y su gente es algo fácil de disfrutar en todas y cada una de las islas del archipiélago.

En Mallorca también tenemos la oportunidad de visitar algo diferente y poco conocido. En la finca de Son Mut Nou, que presume de ser el mayor Campo de Experimentación de Higueras del mundo, Montserrat Pons i Boscana tiene una reserva con 3.200 árboles de 1.436 variedades, 249 de las Islas Baleares y otras traídas de 64 países. Verás higueras con los orígenes más exóticos, e incluso de La Higuera, el municipio boliviano donde fue asesinado el Che Guevara en 1967. 

Esta sensación de conexión con el medio rural es especialmente fácil en una isla como Formentera, donde fuera de temporada el tiempo parece detenerse. Aquí, en el corazón de la isla, es posible adentrarse en experiencias poco populares como el agroturismo. Hoteles como el Casbah Finca Ses Alfabietes ponen al alcance de los visitantes planes en los que adentrarse en el mundo del cultivo y la cría de productos ecológicos y de proximidad que llegan a nuestros platos para conocerlos de primera mano.

Para comer y beber

Para muchos, la mejor manera de descubrir la gastronomía de un destino es a través de sus mercados, y eso en Mallorca se puede convertir en toda una experiencia cada día de la semana. Los lunes, los mercados de Caimari y Montuïri destacan por sus aceitunas, almendras y miel de la región. Los martes, los mercados agroecológicos en la plaça Bisbe Berenguer de Palou en Palma y en los pueblos de Alcúdia y Llubí son punto de encuentro para quienes aprecian las frutas, las hortalizas y los quesos artesanales. Los miércoles llega el turno de los mercados de Sineu, Andratx, Capdepera, Deià y Llucmajor, repletos de productos locales. Los jueves abren los mercados de Inca, Ariany y Sant Joan, famosos por sus hierbas aromáticas y embutidos. Los viernes la cita es con los vinos y los panes de los mercados de Algaida y Binissalem. Los sábados llegan los productos frescos de Alaró, Costitx, Esporles, Campos y Santanyí. Y los domingos son los mercados de Santa María del Camí, Pollença y Valldemossa los que cierran la semana con sobrasadas, ensaimadas y otros productos típicos de la isla. 

Por su lado, en Formentera los amantes del vino están de suerte porque también pueden descubrir la isla a través del enoturismo. Su aislamiento ha sido una ventaja en el campo de la viticultura, las viñas autóctonas no requieren ningún tratamiento químico y Formentera es uno de los pocos lugares del continente que la Organización Internacional de la Viña y el Vino ha declarado libre de la plaga de la filoxera, por lo que sus viñedos se han mantenido intactos. Hay dos bodegas en la isla, Terramoll y Cap de Barbaria, y ambas ofrecen una buena oportunidad para conocer de cerca los vinos formenterenses con paseos por los viñedos, visitas a las bodegas y cata de vinos. 

Disfrutar de un cielo privilegiado

Y para no dejar pasar la oportunidad de estar en uno de los mejores cielos de España con certificación Starlight, siempre puede ser interesante ponerse en contacto con la Asociación Astronómica de Formentera para participar en alguno de sus encuentros, disfrutar de sus plantadas de telescopios y aprender de las explicaciones de sus expertos para maravillarse con la inmensidad del universo bajo uno de los mejores firmamentos del país.

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